viernes. 26.04.2024

"Unas políticas gubernamentales más previsibles y que promuevan la participación del sector privado en el comercio disminuirán, en general, la volatilidad de los precios"

"La demanda de los consumidores de las economías de rápido desarrollo va a aumentar, la población sigue incrementándose y el crecimiento de los biocombustibles supone una demanda adicional para el sistema alimentario", señala el informe elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PAM) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

El dossier, que lleva por título 'El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2011', enumera otras causas de esta inestabilidad, como el cambio climático y la mayor frecuencia de las perturbaciones meteorológicas, la escasez de tierras productivas y agua disponibles en algunas regiones y la pérdida de biodiversidad.

La creciente utilización de biocombustibles supone también una amenaza para la estabilidad de la oferta de alimentos. "El aumento de los vínculos entre los mercados energéticos y agrícolas debido a la creciente demanda de biocombustibles y el aumento de la especulación con productos alimenticios y agrícolas básicos apuntan a que la volatilidad de los precios será una realidad perdurable", señala el documento.

El aumento de los precios tiene efectos inmediatos y evidentes en forma de un empobreciendo de los consumidores, pero también la fluctuación a la baja puede provocar que los agricultores se vean obligados a vender a bajo precio activos productivos como tierra y ganado, lo cual "puede activar la trampa de la pobreza", señala. Además, cuando las variaciones de los precios son imprevisibles, la probabilidad de que los pequeños agricultores inviertan en medidas encaminadas a aumentar la productividad es menor.

El documento alerta especialmente del riesgo que corren los países más pequeños, con mayor dependencia del mercado internacional de compra-venta de alimentos, especialmente en África. Muchos de estos países afrontan aún las consecuencias de la crisis alimentaria de 2006-2008, recuerdan las tres agencias de la ONU.

En concreto, entre 2007 y 2008, el número de personas con malnutrición se incrementó un 8 por ciento en África, mientras que en otras regiones como Asia se mantuvo básicamente constante, con un aumento de solo el 0,1 por ciento, revela el texto. "Algunos países grandes lograron aislarse de la crisis mediante políticas comerciales restrictivas y redes de seguridad efectivas. Sin embargo, el aislamiento comercial aumentó el nivel de los precios y su volatilidad en los mercados internacionales", explica el texto.

"Incluso si para 2015 se cumpliera el ODM, habría unos 600 millones de personas desnutridas en los países en vías de desarrollo. Tener a 600 millones de personas hambrientas todos los días es inaceptable"

EL ODM SOBRE HAMBRE, "INACEPTABLE"

Los directores de las tres agencias, Jacques Diouf (FAO), Kanayo Nwanze (FIDA) y Josette Sheeran (PAM) han alertado de que esta inestabilidad supone un obstáculo más para el cumplimiento de los Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), que prevén reducir a la mitad para 2015 el número de personas que padecen hambre en el mundo.

"Incluso si para 2015 se cumpliera el ODM, habría unos 600 millones de personas desnutridas en los países en vías de desarrollo. Tener a 600 millones de personas hambrientas todos los días es inaceptable", han declarado los jefes de las tres agencias en un texto que acompaña al dossier.

El prefacio de los tres directores hace un llamamiento a la adopción de medidas urgentes. "La comunidad internacional al completo debe actuar hoy mismo y actuar contundentemente para erradicar la seguridad alimentaria del planeta (...). Los gobiernos deben garantizar un marco regulatorio transparente y predecible que fomente la inversión privada y aumente la productividad agrícola", recomiendan.

"Por ejemplo, unos sistemas de riego eficaces con respecto a los costos y prácticas y semillas mejoradas gracias a la investigación agrícola pueden reducir los riesgos de producción a los que se enfrentan los agricultores, especialmente los pequeños agricultores, y reducir la volatilidad de los precios", apunta el informe. "Esa inversión mejorará la competitividad de la producción interna, incrementará las ganancias de los agricultores y hará que los alimentos sean más asequibles para los pobres", concluye.

A los países desarrollados las tres agencias les piden reducir el despilfarro de alimentos mediante educación y políticas, mientras que en los países en vías de desarrollo aconsejan impulsar la "inversión en la cadena de valor, especialmente en lo que respecta al proceso posterior a la cosecha".

El documento recomienda una estrategia de seguridad alimentaria basada en una combinación de "mayor productividad de la agricultura, mayor previsibilidad de las políticas y apertura general al comercio". Insisten en ese sentido en que las políticas comerciales restrictivas pueden proteger los precios internos de la volatilidad del mercado mundial, pero estas políticas pueden redundar asimismo en un aumento de la volatilidad de los precios internos como resultado de las crisis del suministro interno, "especialmente si las políticas públicas son imprevisibles y erráticas".

La ONU pronostica una mayor volatilidad en los precios de los alimentos