martes. 23.04.2024

La Teoría de la Disonancia Cognitiva estudia el modo en que un ser humano puede convivir con dos ideas que entran en conflicto entre ellas, o cómo es su experiencia cuando desarrolla actos incompatibles con los valores personales que cree tener. Con ello se busca conocer cómo resolvemos nuestras paradojas internas, y las consecuencias afectivas o de tipo conductual que de ellas se pueden derivar (minimización de la relevancia de la conducta, adopción de otros principios, etc.).

El psicólogo social neoyorkino Leon Festinger sugirió que los individuos tienen una fuerte necesidad de que sus creencias, actitudes y su conducta sean coherentes entre sí, evitando contradicciones entre estos elementos. Cuando existe inconsistencia entre éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía de las ideas mantenidas por la persona, algo que en muchas ocasiones genera malestar.

  1. Factores que afectan el nivel de disonancia cognitiva
  2. El tabaquismo y la disonancia cognitiva
  3. La infidelidad y la disonancia cognitiva
  4. Cómo resolver la disonancia cognitiva

Esta teoría ha sido ampliamente estudiada en el campo de la psicología y puede definirse como la incomodidad, tensión o ansiedad que experimentan los individuos cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen. Este displacer puede llevar a un intento de cambio de la conducta o a defender sus creencias o actitudes (incluso llegando al autoengaño) para reducir el malestar que producen.

Festinger fue el autor de “Theory of Cognitive Dissonance", una obra que revolucionó el campo de la psicología social, y que se ha utilizado en distintas en áreas, como la motivación, la dinámica de grupos, el estudio del cambio de actitudes y la toma de decisiones.

Es importante observar que la disonancia cognitiva no es automática cuando una persona tiene creencias opuestas. Debe tener conocimiento de la inconsistencia para sentirse molesta. No todas las personas experimentan disonancia cognitiva al mismo nivel. Algunas personas tienen una tolerancia más alta a la incertidumbre e inconsistencia, y pueden experimentar menos disonancia cognitiva que aquellos que requieren consistencia.

Factores que afectan el nivel de disonancia cognitiva

Tipo de creencias: Las creencias que son más personales llevan a una disonancia más significativa.

El valor de las creencias: Las creencias a las que las personas les tienen alto respeto tienden a causar mayor disonancia.

El tamaño de la desigualdad: Una disparidad sustancial entre las creencias contradictorias y armoniosas causará más disonancia.

Disonancia cognitiva para detectar la mentira

Una de las maneras de pillar a un mentiroso es provocando un aumento de la disonancia cognitiva, para de esta manera detectar las señales que le delaten. Por ejemplo, un individuo llamado Carlos, que llevaba dos años sin trabajo, empieza a trabajar como comercial para una compañía eléctrica. Carlos es una persona honesta y con valores, pero no tiene más remedio que llevar dinero a casa a final de mes.

Cuando Carlos acude a visitar a sus clientes, tiene que venderles un producto que sabe que a la larga acarreará una pérdida de dinero para el comprador, por lo que esto entra en conflicto con sus creencias y valores, provocándole la disonancia cognitiva. Carlos tendrá que justificarse internamente y generar nuevas ideas dirigidas a reducir el malestar que puede sentir.

El cliente, por su parte, podría observar una serie señales contradictorias si presiona lo suficiente a Carlos para lograr que aumente la disonancia cognitiva, pues esta situación tendría un efecto en sus gestos, su tono de voz o sus afirmaciones. En palabras del propio Festinger, “Las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos". "El malestar viene acompañado generalmente por sentimientos de culpa, enfado, frustración o vergüenza”.

El tabaquismo y la disonancia cognitiva

Un ejemplo clásico cuando se habla de la disonancia cognitiva es el de los fumadores. Todos sabemos que fumar puede provocar cáncer, problemas respiratorios, fatiga crónica e, incluso, la muerte. Pero ¿por qué la gente, sabiendo todos estos efectos perniciosos que causa el humo, todavía fuma?

Saber que fumar es tan perjudicial para la salud, pero continuar fumando, produce un estado de disonancia entre dos cogniciones: “debo estar sano” y “fumar perjudica mi salud”. Pero en vez de dejar el tabaco o sentirse mal porque fuman, los fumadores pueden buscar autojustificaciones como “de qué sirve vivir mucho si no se puede disfrutar de la vida”.

Este ejemplo muestra que a menudo reducimos la disonancia cognitiva distorsionando la información que recibimos. Si somos fumadores, no prestamos tanta atención a las pruebas sobre la relación tabaco-cáncer. Las personas no quieren oír cosas que les pongan en conflicto con sus más profundas creencias y deseos, a pesar de que en el mismo paquete de tabaco haya una advertencia sobre la seriedad del tema.

La infidelidad y la disonancia cognitiva

Otro ejemplo claro de la disonancia cognitiva es lo que le ocurre a una persona que ha sido infiel. La mayoría de los individuos afirman que no serían infieles y saben que no les gustaría sufrirlo en sus carnes, aun y así, en muchas ocasiones, pueden llegar a serlo. Al cometer el acto de infidelidad suelen justificarse diciéndose a sí mismos que la culpa es del otro miembro de la pareja (ya no le trata igual, pasa más tiempo con sus amigos, etc.), pues soportar el peso de haber sido infiel (pensando que la infidelidad es de malas personas) puede causar mucho sufrimiento.

De hecho, después de un tiempo, la disonancia cognitiva puede llegar a empeorar, y ver constantemente a su pareja puede obligarle a confesar, pues cada vez puede llegar a sentirse peor. La lucha interna puede llegar a ser tan desesperante que los intentos de justificarse ante esta situación pueden causar serios problemas de salud emocional. La disonancia cognitiva, en estos casos, puede afectar a distintas áreas de la vida, como pueden ser el trabajo, las amistades en común, etc. Confesar puede llegar a ser la única manera de librarse del sufrimiento.

Cuando ocurre la disonancia cognitiva debido a una infidelidad, el sujeto se ve motivado a reducirla, pues le produce un enorme malestar o ansiedad. Pero cuando por distintos motivos, no es posible cambiar la situación (por ejemplo, al no poder actuar sobre el pasado), entonces el individuo tratará de cambiar sus cogniciones o la valoración de lo que ha hecho. El problema surge porque al convivir con esa persona (su pareja) y verla diariamente, el sentimiento de culpa puede acabar por “matarle por dentro”.

Cómo resolver la disonancia cognitiva

Las personas que experimentan disonancia cognitiva tienen opciones. Pueden reducirla de esta manera:

1.-Rechazar o evitar la información contradictoria

Con frecuencia, las personas solucionan la disonancia cognitiva devaluando y descartando el conocimiento contradictorio. Pueden limitar su exposición a información nueva que no coincide con sus creencias existentes; un fenómeno llamado “sesgo de confirmación”. Un ejemplo de esto es la devaluación de determinadas fuentes de noticias en particular al describirlas como sesgadas o falsas.

2.-Persuadir y justificar

Las personas pueden persuadirse a sí mismas de que no existen conflictos. Pueden buscar apoyo de otras personas que comparten creencias similares o intentan convencer a los demás de que la información nueva es inexacta. Alternativamente, una persona puede encontrar la manera de justificar los comportamientos que contradicen sus creencias. 

En definitiva, para reducir la disonancia se pueden añadir nuevos elementos cognitivos que den coherencia a nuestra conducta, dar más valor a la creencia que apoye la conducta que llevamos a cabo o negarse a aceptar la disonancia. El autoengaño es una forma de resolver este conflicto, ya que se trata de catalogar una mentira como verdad.

En realidad, es como hacerse trampas al solitario, se trata de manipular nuestras propias ideas para que, al menos aparentemente, encajen entre sí o con nuestras acciones. Es la forma fácil de no entrar en contradicción, autoengañarnos con ideas a medida que no son sino una forma de tapar un conflicto que, realmente, no hemos resuelto. 

Por último, compartir esta reflexión de Demóstenes: “No hay nada más fácil que el autoengaño. Ya que lo que desea cada hombre es lo primero que cree”.

La disonancia cognitiva y el autoengaño