viernes. 29.03.2024
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Fotograma de Guardianes de la Galaxia

James Fernández Cardozo |

Guardianes de la Galaxia volumen 3 presenta una crítica a la obsesión por la perfección en la sociedad contemporánea a través del personaje del Alto Evolucionador, un científico intergaláctico que busca perfeccionar las especies animales mediante experimentos de antropomorfización. El director James Gunn contrapone este valor negativo con la aceptación de la imperfección propia de lo humano, que es defendida por los héroes de la película en su recorrido dirigido a proteger la vida de Rocket y en su actividad cooperativa y solidaria.

El rígido recorrido del Alto Evolucionador

Es antinatural hacer evolucionar a la fuerza a las especies. Se trata de una antigua aspiración de algunos científicos que terminan comprometiendo la ética al realizar experimentos con desenlaces impredecibles que ponen en riesgo la vida humana en el planeta tierra. El objeto de deseo del antisujeto, el Alto Evolucionador, consiste en obtener el cerebro de Rocket para desarrollar sus malvados experimentos, lo que explica el ataque inicial por parte de Adam Warlock, el guerrero soberano creado por la suma sacerdotisa Ayesha, y quien produce una herida de inminente muerte en Rocket, solo evitable obteniendo un código de anulación de un interruptor, lo que incita a los Guardianes de la Galaxia, dirigidos por Peter Quill, a activar el movimiento de conservación del valor de la vida de Rocket y la de su comunidad.                                 

Ni siquiera Rocket en su anterior vida como mapache era feliz con el proceso de antropomorfización a que había sido sometido por el Alto Evolucionador. Este afán manipulador de especies se había ejecutado por el científico contra la nutria Lylla, la morsa Teefs y el conejo Floor, antiguos amigos de Rocket, al tenerlos bajo situaciones de encierro, tortura y crueldad que han resultado objeto de controversia en algunas regiones del mundo cinematográfico por evaluarse como poco aptas para públicos infantiles. Y en el presente, el Alto Evolucionador ha construido un mundo denominado la Contra-Tierra, con animales a quienes les ejecuta un procedimiento de antropomorfización.

La magia del cine crea mundos ficticios insospechados, pero también nos permite imaginar sus posibilidades reales de materialización

Esos mundos artificiales no son autónomos y son esencialmente susceptibles de destrucción, como ocurre al final con la Contra-Tierra, por la decisión desesperada del Alto Evolucionador, quien también había hecho prisioneros a numerosos niños para sus experimentos de evolución forzosa. La creación de mundos artificiales actualiza el debate sobre si la inteligencia artificial puede llevar a la humanidad a una situación de dominio operativo como ocurrió con la Contra-Tierra. La magia del cine crea mundos ficticios insospechados, pero también nos permite imaginar sus posibilidades reales de materialización.

En el fondo es el ego del Alto Evolucionador el que emerge motivado por la destrucción anterior de su rostro a manos de Rocket, patéticamente oculta través de una máscara que siempre vemos en él, que al final de la película termina siendo develada, y que nos hace cuestionar sobre esa búsqueda insaciable de vernos perfectos -espiritual o materialmente- ante los demás, lo que termina haciéndonos sentir ansiosos, solo por no aceptarnos a sí mismos.

                      

Los errores humanos de los héroes

Se dice que errar es de humanos y esto es lo que, con risas y suspenso, percibimos en los héroes de Guardianes de la Galaxia volumen 3. Inicialmente Rocket aparece en el relato ligado a un pasado del que no se puede desprender, y que lo deprime. Y justamente ante el llamado a la aventura de salvación de la vida de Rocket, nuestros héroes son introducidos a un primer umbral, de naturaleza espiritual, consistente en la dimensión de los pensamientos de Rocket en su anterior vida como mapache. Es el primer viaje mítico al que el director nos conduce y que hace incrementar nuestra disforia contra el anti sujeto, porque ya esa disforia había nacido ante el ataque introductorio de Adam Warlock contra la comunidad. En perspectiva semiótica, el público termina evaluando negativamente, con disforia, a los antivalores, pero este movimiento disfórico avanza desde el nacimiento hacia la intensificación, según las acciones del villano. Los maltratos del Alto Evolucionador hacia los ilusionados animalitos nos sitúa, en este primer viaje, a alinearnos positivamente, eufóricamente, con los guardianes de la galaxia.

En un segundo viaje los guardianes terminan de atravesar el primer umbral, infiltrándose en la sede de la compañía Orgocop, de propiedad del Alto Evolucionador. Allí también aparecen las manifestaciones de nuestros errores humanos: la torpeza de Drax el destructor, pero también la proyección de sentimientos humanos en el perro espacial Cosmo, referidos a la poca autoestima que le hace rogar amor de su amo.

Seguidamente el productor nos traslada a un tercer viaje mítico, de contenido ilusorio: la llegada de nuestros héroes a la Contra-Tierra, bajo la vigilancia oculta de Ayesha y Adam Walker, que revela la imperfección de los planes de nuestros héroes. En este viaje resulta sorprendente que los seres antropomorfizados por el Alto Evolucionador, a pesar de vivir de forma automatizada, tienen sentimientos de solidaridad y de comprensión manifestados en el perdón a Drax por la pelota que imprudentemente arrojó contra una niña habitante de la Contra-Tierra y en la ayuda que le prestan a los héroes para rastrear a Theel, asesor del alto evolucionador, y quien tiene implantado en su cabeza el código de anulación con el cual podrían deshabilitar el interruptor del que depende la vida de Rocket.

En un cuarto viaje mítico -de aproximación a la caverna bajo el modelo de Joseph Campbell- el grupo de héroes conformado por Rocket, Peter Quill, Groot y Nébula ingresan a la nave del Alto Evolucionador, mientras Drax y Mantis aguardan junto a Gamora en la Contra-Tierra. Sin embargo, se evidencian inútiles los esfuerzos de nuestros héroes frente al poder del Alto Evolucionador quien termina destruyendo a toda la Contra-Tierra. Ni siquiera la obtención del código de anulación constituye el elixir suficiente para salvar la vida de Rocket o para derrotar definitivamente al Alto Evolucionador. Sin embargo, el espíritu de compañerismo del grupo de los Guardianes de la Galaxia les permite adquirir aliados estratégicos para apoyarlos en su lucha final en la nave del Alto Evolucionador. Nébula, Mantis y Drax han podido ingresar a la nave y ya cuentan con el apoyo definitivo de Gamora, quien actuaba bajo el rol arquetípico de la figura cambiante.

Justo cuando los héroes acceden al código de anulación que salvaría la vida de Rocket, este padece otro regreso a su pasado triste sintiéndose culpable por la muerte de sus amigos la nutria, la morsa y el conejo. Pero estos, desde una dimensión espiritual de luz, le anuncian que el momento de Rocket para reencontrarse con ellos aún no ha llegado, y que debe cumplir con los deberes pendientes en la tierra en favor de otros animalitos. En perspectiva semiótica, aunque la culpabilización es una forma de influencia por la que un intérprete se ve inhibido por el reproche moral de otro, la autoculpabilización es otra modalidad de influencia que frecuentemente se encuentra asociada al pasado y a la precaria autoestima, razón por la cual es inútil.  

Esta experiencia de Rocket constituye una caverna espiritual a que somos conducidos por el director, a la que se suma otra experiencia de caverna material en la que todo parece perdido, incluso para los niños prisioneros. El elixir espiritual llega con el rescate de los guardianes a Rocket, el cual encuentra reivindicación dejando por fin atrás el pasado y actuando en el presente para conseguir la libertad de otros animales prisioneros en la nave. Y el elixir material llega con la derrota al Alto Evolucionador en su propia nave, en presencia de todos los guardianes de la galaxia.  

A esta altura, nuevos aprendizajes del trabajo cooperativo, el compañerismo y la aceptación de nuestros errores ya son evidentes en la historia relatada. Peter Quill ha aprendido a aceptar que su pasado amoroso con Gamora ha terminado. Adam Warlock descubre que el mundo jerarquizado de dominio y manipulación no era el que le correspondía. Rocket ha aprendido también a dejar atrás al pasado y actuar por sí mismo para vivir en el presente ayudando a los demás.

Los viajes míticos en la obra

Desde el punto de vista del modelo del viaje mítico del héroe, nos encontramos con cuatro viajes a los que nos introduce el director, que resultan extensos. El primero, el viaje espiritual al pasado de Rocket, seguidamente el viaje material a Orgocop buscando encontrar el código de anulación, a continuación, el viaje al mundo artificial de la Contra-Tierra y finalmente el viaje material a la nave del Alto Evolucionador. En cada una de estas etapas el público se ve en el esfuerzo de hacer seguimiento al programa narrativo de manipulación del Alto Evolucionador y al programa narrativo de protección de los Guardianes de la Galaxia. También en el deber de mantener el contraste entre la rigidez de la búsqueda de la perfección y la naturalidad de los errores de todo lo humano.

La evaluación final del recorrido de nuestros personajes ejercido de conformidad con los valores del compañerismo, la solidaridad y la comprensión, y el logro conquistado de la derrota del antisujeto, junto a la recuperación de la autoestima, culmina con el acto final de premiación de Rocket con la nueva capitanía de los Guardianes de la Galaxia, una nueva vida para Drax y Nébula, ahora cuidadores de los niños liberados, y el retorno de Peter Quill a la tierra para reencontrarse con su abuelo.

Guardianes de la Galaxia volumen 3 nos permite premiarnos también a nosotros mismos al hacernos reflexionar sobre la inutilidad de la búsqueda obsesiva de perfección, que solo termina conduciéndonos al dominio y a la rigidez, o a vivir del qué dirán o tras los “me gusta” solo por no aceptarnos tal como somos. Lo perfecto se define como “aquello a lo que no le falta nada”, y lo humano es siempre aquello inacabado, en permanente autoconstrucción, pero que necesita de la solidaridad y la cooperación de los demás para poder perdurar como especie.

¿Nos aceptamos como seres imperfectos y humanos o pretendemos negar esa realidad buscando obsesivamente la perfección y la aceptación de los demás?

James Fernández Cardozo | PhD Análisis del Discurso

La búsqueda obsesiva de perfección en Guardianes de la Galaxia