miércoles. 24.04.2024
Fotograma de la serie
Fotograma de la serie

Miguel Ángel Leija | @CinemaCuarenten | Contiene spoilers

La cuarta temporada de Succession avanza a su fin y todo el mundo se pregunta qué destino le espera a los hermanos Roy y a su imperio mediático. Así, llegamos al séptimo episodio, “Tailgate Party”, que supone un parteaguas en el destino de las negociaciones por Waystar Royco y la relación misma de los personajes. 

En esta ocasión nos encontramos con que las elecciones presidenciales están a un día de realizarse y, como era costumbre para Logan, desde Waystar convocan a una fiesta con las principales personalidades políticas del país para intentar jugar sus cartas a la espera de lo que suceda al día siguiente.

Todo se complica cuando Lukas Matsson, por consejo de Shiv, interrumpe la fiesta para robar protagonismo y hacerse amigo de los políticos tomando en cuenta que en poco tiempo él podría convertirse en el nuevo magnate de los medios de comunicación.

Al mismo tiempo, Kendall nos muestra sus cartas y ahora sabemos que él ya no solo intenta no vender la compañía sino que, en una jugada al más puro estilo de su padre, quiere adquirir a la empresa escandinava y convertirse en el CEO del nuevo proyecto.

Si en algo acierta Succession es en la profundidad de sus personajes

De esta manera, a pesar de que en un principio parece ser un capítulo más del montón, poco a poco se van desenvolviendo situaciones que son cruciales para el final de la serie: los números de Matsson no son reales y eso podría tumbar la operación, Roman se muestra vulnerable con Gerri quien parece no dar marcha atrás en su decisión de irse, Kendall no puede tener control ni de su propia familia, o la cereza del pastel, la discusión entre Tom y Shiv.

Años de insatisfacción y miedos guardados explotan en la que con tan solo seis minutos de duración es ya una de las mejores escenas de la serie. Shiv y Tom se enfrascan en una pelea verbal en el balcón luego de que él escuchara toda la noche burlas hacia su persona mientras ella lo aprovechaba a su favor. Y es que si en algo acierta Succession es en la profundidad de sus personajes: no podemos dejar de sentir un odio profundo hacia Tom cuando está en posiciones de poder, pero al mismo tiempo sentimos una lástima inmensa por él cuando se trata de su relación en pareja. En la discusión todo explota y nos deja ver en tono apocalíptico que ni en la única relación en donde parecía haber algo de atracción mutua nos salvamos de lo que realmente subyace bajo ella y bajo todo alrededor de este mundo, el interés por poder.

Succession, capítulo 7, temporada 4: “Tailgate Party”