viernes. 29.03.2024
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La victoria de Cambiemos en las primarias da vía libre al oficialismo para concretar la segunda etapa de un ajuste que, hasta el momento, ha golpeado severamente a la porción más vulnerable de la sociedad

No había finalizado aún el discurso triunfante seguido de los tradicionales pases de baile de Macri, cuando la compañía Shell daba a conocer un nuevo aumento en los combustibles en todo el país. La victoria del oficialismo en trece distritos electorales –incluida la provincia de Buenos Aires- en las recientes elecciones primarias celebradas en el país, legitiman el plan de ajuste que lleva a cabo el gobierno neoliberal de Mauricio Macri.

Recorte de gastos (“los salarios son un gasto más”, decía Macri antes de asumir la presidencia), despidos masivos, reducción de ministerios y áreas de gobierno, tarifazos, una reforma laboral que quitará derechos a los trabajadores y otra provisional que extenderá la edad jubilatoria, son las medidas que el gobierno nacional considera de “urgente aplicación”. 

Durante la campaña electoral, el oficialismo se vio reticente a mencionar las medidas que se aplicarían de forma inmediata en caso de obtener un triunfo electoral. Los detalles del próximo ajuste que el presidente Macri aplicará en el Estado, con la fusión de ministerios y con una nueva ola de despidos de empleados públicos, aún no han visto la luz. La responsabilidad ahora está en manos del mandatario y del jefe de Gabinete, Marcos Peña, aunque será ejecutada por el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, cuyos asesores ya preparan una nueva ley de ministerios que ingresará al Congreso antes de fin de año.

Si durante la primera etapa de gestión el gobierno logró incrementar notablemente el índice de pobreza, la indigencia y el desempleo, ahora, con el poder que le otorga el triunfo en las PASO, la clase menos favorecida del país cae en una incertidumbre ya experimentada en décadas pasadas.

Envalentonado por el triunfo en las primarias, el presidente argentino brindó una rueda de prensa en la mañana del lunes, en la que señaló que “se seguirá tomando deuda mientras haya déficit fiscal”; refiriéndose a esa deuda que coloca a Argentina en el top de los países con mayor deuda externa y que, según expertos en economía, “es impagable”. En referencia a la Reforma Laboral que pretende aplicar el Estado, Macri explicó que “los argentinos no tienen que temerle a las reformas”, porque, según explicó luego, con la oratoria que lo caracteriza, “estamos en una etapa de reformismo permanente”.

Bailes, globos y papeles de colores amenizaron el discurso del presidente en el bunker de Cambiemos el pasado domingo. Macri, haciendo gala de su elocuencia, no dudó en afirmar que la reforma laboral y provisional que se está gestando, “nos traerá mucha alegría”. El presidente señaló además que  "El compromiso con el cambio es serio. Y tanto que aún sabiendo que es un largo camino, donde nadie nos va a regalar nada. Lo vamos a seguir recorriendo juntos. ¿Y saben por qué? Porque aspiramos a más, a vivir mejor, a tener proyectos, sueños y llevarlos a cabo”.

En otro apartado de su discurso, el presidente remarcó su agradecimiento a todos los argentinos, y señaló que se refería “no sólo a quienes nos votaron hoy, sino también a los que no nos votaron. Siempre los vamos a escuchar, a respetar sus diferencias, sus propuestas, porque eso es democracia. No tenemos otra agenda que trabajar para que todos los argentinos vivamos mejor”, declaración que reafirma el grado de cinismo que caracteriza su oratoria, ya que en realidad el gobierno no ha hecho otra cosa que demonizar y perseguir a sus opositores, incluso enviando a Gendarmería a requisar bases de partidos políticos y medios de comunicación.

La victoria de Cambiemos en las primarias da vía libre al oficialismo para concretar la segunda etapa de un ajuste que, hasta el momento, ha golpeado severamente a la porción más vulnerable de la sociedad. 

Vía libre para el ajuste