viernes. 29.03.2024
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Avenida en Ezeiza. Buenos Aires. (Foto: Blog Ponele Néstor a Todo)

@jgonzalezok / El Senado argentino acaba de aprobar una ley por la que se cambiará el nombre de la central nuclear Atucha II, que pasará a denominarse Presidente Néstor Kirchner. Por decisión de la actual presidente, Cristina Fernández, una de las dos represas hidroeléctricas que se construirán en la provincia de Santa Cruz –con inauguración prevista en 2018-, también llevará el nombre de su difunto marido.

Estos homenajes no son algo aislado. Calles, plazas, escuelas, centros de salud, centros sociales y deportivos, barrios, puentes, pasos bajo nivel, rotondas y un aeropuerto, han recibido en los últimos años el nombre de Néstor Kirchner. El blog del periodista del diario Clarín Leonardo Míndez, llamado Ponele Néstor a Todo, ha recopilado ya cerca de 100 lugares que fueron bautizados con el nombre del fallecido presidente.

Este fenómeno no se había producido desde el primer peronismo (1946-1955), cuando los nombres del presidente y su esposa sirvieron para sembrar el país en línea con los totalitarismos de otras latitudes: llegaron a cambiarse los nombres de las provincias –entonces todavía con el estatus de Territorio Nacional- de Chaco y La Pampa para denominarlas presidente Perón y Eva Perón.

El primer indicio de esta nueva tendencia con Néstor Kirchner fue la construcción de un mausoleo para contener sus restos de Kirchner cuya monumentalidad recuerda a los faraones egipcios. Pagado por el empresario Lázaro Báez, presunto testaferro del matrimonio Kirchner, el mausoleo contrasta incluso con la personalidad del propio Néstor, despreocupado en su vestimenta y alérgico al protocolo.

En el barrio porteño de La Boca, se le dedicó una esquina. En la ciudad de San Luis, la línea K de autobuses une el barrio Néstor Kirchner con el centro. También llevan su nombre cinco terminales de ómnibus. La beca para la formación de jóvenes líderes de América del Sur en The New School University de Nueva York –que financia el estado argentino-, lleva el nombre del ex presidente. Varias instalaciones deportivas –un campo de hockey, una piscina, etc- y los dos torneos de fútbol del 2011, el apertura y clausura, también.

En la Facultad de Periodismo de La Plata –capital de la provincia de Buenos Aires-, existe el Edificio Néstor Kirchner. Esta institución, controlada por el sector más fundamentalista del kirchnerismo, se hizo conocida por otorgar los premios Rodolfo Walsh a la libertad de expresión a personajes controvertidos –por su escasa tolerancia con la prensa independiente-, como el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez o al presidente de Ecuador, Rafael Correa.

Incluso en Barcelona existe la Casa Néstor Kirchner. Y en Haití fue bautizado con el nombre de Kirchner un hospital que montó y financió la UNASUR. El Centro de Formación Profesional de Cocineros Sociales del Mercado Central de Buenos Aires, innovó y recibió el nombre de Lupín, el apodo con el que era conocido el fallecido presidente en su provincia natal, Santa Cruz. En Ezeiza, hay un centro cultural llamado Amigo Néstor

El ex presidente tiene también al menos nueve estatuas en diversas localidades del país. La que tiene mejor justificación es la que se ha colocado en Río Gallegos, su ciudad natal, ubicada frente a la Unidad Básica Los Muchachos Peronistas, donde comenzó su militancia política después de su paso por la universidad. . 

El intento de construcción de un mito comenzó nada más producirse el sorpresivo fallecimiento de Kirchner, el 27 de octubre de 2010. El objetivo fue reivindicarlo después de una importante derrota política, en las elecciones legislativas del año anterior, frente a un peronista de derecha, Francisco de Narváez. Y también proporcionarle a la viuda el papel de continuadora de su legado, ante unas elecciones presidenciales, las del 2011, que se presentaban difíciles, aunque luego venció con un sorprendente 54 % de los votos.

El aparato de propaganda del gobierno no ha dejado un solo día de alimentar la leyenda y para ello cuenta con ingentes recursos. Datos del pasado 2 de mayo señalan que a esta altura del año, el gobierno de Cristina Fernández había gastado más dinero del presupuesto en Prensa y Difusión y Fútbol para Todos –es decir, en propaganda-, que en los ministerios de Seguridad, Educación o Salud.

Como toda leyenda, la de Néstor Kirchner se nutrió con elementos que no necesariamente se ajustan a la realidad histórica. Nadie pone en duda que el ex presidente dio un impulso fundamental para reactivar las causas por las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura (1976-1983), pero su compromiso con la causa no lo demostró hasta su llegada a la Casa Rosada.   

Su historia política lo relacionó con los personajes que encarnaron el más duro neoliberalismo, como el ex presidente Carlos Menem –del que llegó a decir públicamente que era el mejor presidente de la historia del país- y su ministro de Economía, Domingo Cavallo. Pero el relato oficial lo muestra como el presidente que luchó denodadamente contra el azote del neoliberalismo. La historia oficial también omite que durante años hubo una alianza entre Kirchner y el Grupo Clarín, que después se convertiría en el principal enemigo del gobierno. .

Un reciente anuncio televisivo llegó al extremo de comparar a Néstor con el libertador, el general José de San Martín, la figura histórica más respetada de la Argentina. El spot aprovechaba la circunstancia de que ambos habían nacido el mismo día -25 de febrero-, para afirmar que eran dos gigantes de la historia. El anuncio fue elaborado por el ministerio de Desarrollo Social, cuya titular es Alicia Kirchner, hermana del fallecido presidente.

Antes, se construyó un personaje, el Nestornauta, transformando al héroe del cómic local, el Eternauta, un personaje creado por Héctor Oesterheld, que luchaba contra los extraterrestres. Los jóvenes de La Cámpora, la agrupación juvenil del kirchnerismo, convirtieron al Nestornatura en una imagen habitual de sus actos políticos.

Esta ola de panegíricos a favor del ex presidente no se nota tanto en la ciudad de Buenos Aires, gobernada por la derecha antiperonista del PRO. En la ciudad, además, rige una norma que establece que han de transcurrir al menos 10 años desde la muerte de una personalidad para poner su nombre a calles o plazas. No obstante, el edificio del antiguo Correo, que se está acondicionando como un centro cultural, también llevará el nombre de Kirchner.

Culto a la personalidad y propaganda en el relato kirchnerista