viernes. 26.04.2024
FADSP
Foto de archivo FADSP.

La mayoría de los Servicios de Salud de las CCAA basaron sus estrategias sus para hacer frente a la crisis financiera del 2008 en reducir el gasto público recortando los presupuestos y el personal sanitario especialmente de Atención Primaria. El gasto sanitario público de ese año no se ha recuperado hasta el actual, se recortaron cientos de plazas (amortizando las vacantes por jubilación del personal facultativo y de enfermería) y se incrementaron las condiciones laborales de los trabajadores. Esta política tuvo un importante impacto sobre las condiciones del nivel primario.

Posteriormente las políticas para hacer frente a la epidemia de la COVID-19 se fundamentaron en el confinamiento de la población y la colocación de barreras de acceso a los Centros de Salud (con el argumento de evitar contagios). Como consecuencia la población no tiene otra manera de recibir atención que la consulta telefónica o acudir a los centros hospitalarios.

La situación de la AP la podemos caracterizar de crítica e insostenible debido a la falta de personal administrativo y de líneas telefónicas de los Centros, la reducción de las plantillas, el aumento exponencial de las bajas laborales del mismo o el cierre de los Centros de Salud periféricos (alejando a la población del rural de la AP. Todo esto ha generado un problema para acceder a los centros (es necesario realizar múltiples llamadas para conectar con ellos), o se obliga a la población debe guardar colas en la calle (a pesar de la salas de espera en buena parte vacías). Las listas de espera para concertar una consulta telefónica o presencial superan en muchos casos la semana, la quincena o el mes.

La supresión de las consultas presenciales, además de poner en riesgo la a salud genera desigualdad para las personas mayores, esta condicionando que muchos enfermos empeoren sus dolencias, non sean diagnosticados o tratados a tiempo o colapsen permanentemente las urgencias de los hospitales. La promoción, prevención, rehabilitación, el trabajo comunitario, la formación de nuevos especialistas en medicina familiar o la investigación.

Los trabajadores de la Atención Primaria están sometidos a una gran precariedad laboral y tienen, además, que soportar las quejas y situaciones de tensión la población, dado el interés de las administraciones de culpabilizar de esta situación al personal de los Centros de Salud.

El deterioro y el desmantelamiento de la AP esta favoreciendo que muchas personas recurran a el sector privado o contraten seguros complementarios (que están creciendo a un ritmo exponencial en los últimos dos años) para poder recibir asistencia.

Esta en riesgo la supervivencia de la Atención Primaria basada en la proximidad, la accesibilidad, la continuidad y la relación medico-paciente.

Es urgente un cambio de política sanitaria y poner en marcha medidas extraordinarias ye urgentes para incrementar el gasto de Atención Primaria hasta el 25% del total sanitario, incrementar las plantillas de personal (con una importante oferta de nuevas plazas), mejorar garantizar unas condiciones dignas (para intentar recuperar a los profesionales que huyeron de la precariedad e inestabilidad); normalizar el acceso a los Centros de Salud; recuperar las consultas presenciales; incorporar nuevos profesionales a los equipos (fisioterapia, matronas, salud mental, logopedia, atención temprana, farmacología clínica …), ahora solo accesibles por derivación externa, y con inauditas demoras, Incrementar el personal de las áreas de admisión formándolo adecuadamente; desmedicalizar la Atención Primaria y ofertar opciones de cuidados con una orientación comunitaria y sociosanitaria, teniendo en cuenta el envejecimiento poblacional creciente y las situaciones que ocasionan inequidad (migración, paro, pobreza,…); así como favorecer los autocuidados y el apoyo mutuo, la promoción, la prevención y la rehabilitación; mejorar la relación con el nivel hospitalario, potenciar los Procesos Asistenciales como base de la atención de salud, coordinados desde la Atención Primaria; desarrollar la orientación comunitaria en los centros de salud con la colaboración de Salud Pública y la consideración de los determinantes sociales de la salud: promover la participación de las administraciones locales en las actividades de salud; trasformar las Áreas de Salud para que se conviertan en el espacio para la integración de todas las actuaciones y actividades de salud; garantizar la participación y empoderamiento de los ciudadanos para la promoción de salud y la mejora de los servicios sanitarios constituyéndose consejos de salud que permitan una participación real y efectiva; y promover la inteligencia de la Atención Primaria potenciando las actividades formativas, docentes y de investigación.

La respuesta global a esta crisis exige de una gran movilización social y profesional para obligar a poner en marcha un Nuevo Modelo de Atención Primaria integral, presencial y de calidad.

Manuel Martín García, promotor de Salvemos la Atención Primaria y presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública.

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Principales riesgos para una atención primaria de calidad

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