viernes. 29.03.2024
sanidad publica
Imagen de archivo.

La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) hace una llamada de atención al avance del aseguramiento privado que achaca principalmente al “al deterioro que sufre la sanidad pública, mal financiada, centrada en la asistencia a enfermos covid, postergando la asistencia a los que no lo son, con un gran incremento de las listas de espera y una atención primaria deteriorada”.

cuadro FADSPLa FADSP recoge los porcentajes de seguros privados en las distintas comunidades autónomas con notables diferencias tal y como se muestra en la tabla de la derecha.

En general, los seguros privados de salud han experimentado un importante crecimiento en los últimos años. Madrid y Cataluña se sitúan en los primeros puestos.

Las 2 ciudades autónomas tienen también porcentajes muy elevados de aseguramiento privado (Ceuta 35,66 y Melilla 31,84%).

El aseguramiento privado aumenta de manera continuada, pasando de 9,238 millones de personas en 2015 a 11,056 en 2020 y en el último año se incrementó en 0,81 puntos porcentuales (469.728 asegurados más) a pesar de que 2020 fue un año de importantes problemas económicos para la mayoría de la población, señala la FADSP.

El colectivo denuncia que “el aseguramiento privado es el fruto de las carencias del sistema público, pero también de políticas que lo favorecen, como las desgravaciones fiscales de los seguros privados y/o el modelo MUFACE”.

Por todo ello, la FADSP reclama la desaparición de las desgravaciones fiscales para empresas y autónomos de los gastos en seguros privados; la integración progresiva de MUFACE en el sistema sanitario público, con la incorporación al mismo de todos los nuevos funcionarios; y una dotación suficiente de la sanidad pública que haga que el sistema sanitario público ofrezca las prestaciones en tiempo, cantidad y calidad que precisa la ciudadanía y que esta no se vea impelida a buscarlas en el sistema privado.

Cronología (y protagonistas) del 'negocio' sanitario en Madrid

El deterioro de la sanidad pública fomenta los seguros privados de salud