viernes. 26.04.2024
Eduardo Tamayo y Teresa Saez

A simple vista, parece una cuestión digna del retorcido ingenio de Miguel Ángel Rodríguez, cuya última ocurrencia es hablar de pucherazos y fraudes electorales, como discípulo aventajado del trumpismo. Trump evoca como una jornada épica el día del asalto al Capitolio.

Su Vicepresidente no aceptó secundar su alucinación y Trump tuvo que arengar a sus huestes para llamarle al orden, aun cuando en realidad pretendían lincharle como si fuera un cuatrero y estuvieran en una película del Oeste. Murieron cuatro personas y la democracia estadounidense quedó malparada para siempre. Un eterno ganador no puede perder. Intento que le amañaran un puñado de votos en Estados clave, pero no se impuso su pueril capricho y ahí sigue alardeando de una rabieta infantil. El problema es que mucha gente se cree sus patrañas y obra en consecuencia.


Quizá no esté Ayuso tan convencida de su aplastante victoria, cuando debe recurrir a estratagemas tan burdas como la de invocar un posible fraude que amañe las urnas.

Resulta curioso que lo diga ella, cuyo partido se benefició del Tamayazo que dio in vuelco electoral en la comunidad madrileña. Quienes le han precedido en el cargo tuvieron que dimitir por latrocinios de mayor o menor intensidad.

También está demostrado que Madrid y Valencia financiaban sus campañas con partidas presupuestarias de origen irregular, dopando la suerte de sus candidatos. Parecen tener un máster en chanchullos. No hay más que ver la foto del primer gobierno de Aznar y contar el número de ministros que acabaron entre rejas.

Ella misma se pone muy nerviosa con el asunto de su ejemplar hermano, el héroe que procuró mascarillas en momento difíciles. También pierde los estribos cuando se le mencionan las declaraciones de un consejero del primer gobierno, antes de que decidiera prescindir de Ciudadanos, aunque les debía el haber llegado a la presidencia, demostrando cómo agradece los favores que se le hacen.

Cuando ve copiosas protestas ciudadanas, no medita sobre lo que pueda haber hecho mal para recibir esas quejas. Las despacha como maniobras izquierdistas en su contra y como un plebiscito fallido de Monica García, líder de la oposición en la Asamblea madrileña, mostrando una falta respeto para con quienes representan a la ciudadanía que no ha votado lo correcto.

Desde luego Madrid es el paraíso de los pelotazos y las privatizaciones. Antes inauguraban el mismo hospital varías veces cambiándolo de nombre. Ahora se inaugura uno sin quirófanos y con una funcionalidad bastante polémica. Se comienzan obras faraónicas que luego quedan simplemente iniciadas con inversiones astronómicas. Para no hablar de todo esto, Ayuso elige como rival a la presidencia del gobierno estatal. Es como si al candidato de una pedanía se le ocurriera medirse con Biden. Sonaría un tanto ridículo, ¿verdad?

¿Cuál es el argumentario contra su odiado sanchismo? Recordarle que llegó a La Moncloa estableciendo pactos con otras fuerzas políticas, como si ella no hubiera hecho exactamente lo mismo. Desplegar una patológica nostalgia del terrorismo etarra, felizmente desarticulado desde hace años. Incluso la hermana de Gregorio Ordoñez, le ha sido a su partido que dejen de instrumentalizar a las víctimas, como por otra parte no han dejado de hacer nunca. Es algo tan indecoroso como grieteado y cruel. Consignas como la de “Que te vote Txapote” deberían estar penalizadas por la Junta Electoral y eso mismo vale para la del pucherazo.


Votando a las izquierdas habrá terroristas y violadores por las calles, asistiremos a una ocupación masiva de viviendas, nos robarán elevando los impuestos para quedarse con el dinero, el personal sanitario seguirá manipulado por las fuerzas del mal y, en suma, se verá conculcada nuestra sacrosanta Libertad con mayúscula, es decir, aquella que pueden permitirse los más pudientes al pagar menos gravámenes. En todo este argumentario brilla por su ausencia la defensa de una gestión.

Ayuso ha presidido la Comunidad estos últimos cuatro años y su partido lo hace casi desde siempre. ¿No sería más oportuno desgranar los logros que avalarían volver a votarla? Da la impresión de que no lo hubiera, cuando se prefiere descalificar al adversario con infamia de trazo grueso.

Ayuso y su asesor parecen tener un héroe oculto en su armario. Su discurso rinde culto a Stalin y al uso que hizo este de la Enciclopedia soviética. Esto se hizo célebre por su forma de reescribir la historia. El pobre Troski primero despareció de las fotos donde ocupaba el puesto que le correspondía y finalmente desapareció literalmente del mapa, puesto que fue asesinado en su casa de Coyoacán. (No dejen de leer El hombre que amaba a los perros). Y esto mismo paso con íntimos colaboradores de Stalin que debían confesar crímenes fabulados para proteger a sus familias. Los respectivos capítulos de la Enciclopedia borraban sus pasadas hazañas revolucionarias y les hacían caer en el olvido.

¿Alguien se acuerda de que Ayuso no ganó las elecciones contra Gabilondo y que accedió a la presidencia con el concurso de Ciudadanos? Cómo agradeció a esta formación política su colaboración. Despachándolos de un día para el otro como si no hubieran existido. ¿Quién eligió a Isabel Diaz Ayuso como candidata para el puesto que ostenta? Pues un tal Pablo Casado, con quien le unía una relación de amistad y al que apoyó para ocupar la presidencia del partido? ¿Cómo le fue a Casado cuando se metió con Ayuso? En un santiamén fue defenestrado de la cúpula del partido popular y borrado de la memoria del mismo.

Feijóo jamás alude a su antecesor, al que veía como presidente del gobierno poco antes de aspirar el mismo a la presidencia del partido. Por la cuenta que le tiene, secunda las consignas de Ayuso aunque deba desdecirse.

¿Hay o no un aire de familia con los usos y costumbres practicados por la Enciclopedia soviética bajo Stalin? La novedad es combinarlos con recetas trumpistas. Una nueva fórmula para ese cóctel molotov ideológico que dinamita las campañas electorales al poner sobre la mesa temas absolutamente improcedentes. Stalin se mantuvo en el poder y es muy probable que Ayuso también lo consiga. Un éxito arrollador podría cumplir su deseo de medirse con Sánchez al finalizar el año. Con sus tretas todo es posible. No cabe duda.

¿Qué tiene que ver Ayuso con el espíritu de la Enciclopedia soviética estalinista?