martes. 19.03.2024

Miedo da imaginar la reacción que pueda tener Ayuso. Al principio no dará crédito. Luego clamará venganza. Los manifestantes que han colmado las calles de Madrid para denuncia una situación insostenible le parecerán mala gente. En realidad ni siquiera eso. Para ella hay conciudadanos que no son tales. Quienes decidan llevarle la contraria están equivocados y solo persiguen hacerla daño. A su juicio, “la izquierda no tiene nada que rascar” en unas elecciones donde sea candidata y eso les hace criticarlo todo sin fundamento. Son comunistas y por tanto no son personas.

Bajo esta delirante óptica, el partido comunista estaría teniendo un sinfín de afiliaciones, a la vista de las imágenes que ha dejado una manifestación multitudinaria. Habrían hecho bien esos abogados ultra católicos en impedir cautelarmente que se distribuya un sello de correos conmemorativo del centenario cumplido por el PCE. Más vale no recordar su decisiva participación en la Transición, cuando jugó un papel sencillamente decisivo para que no se repitiera una escalada de la tensión social. Impresiona sobremanera que un colectivo como ese pueda recurrir a la blasfemia en los tribunales. Pero pretender prohibir un sello riza el rizo.

Ayuso debería cesar fulminantemente a los responsables directos del desaguisado sanitario. Pero por supuesto no hará nada parecido

Mientras tanto el alcalde madrileño deja claro que la capital rinde homenaje al fundador de la Legión, por si alguien dudaba de su filiación y sus inclinaciones. Almeida y Ayuso no ganaron en su momento las elecciones municipales ni autonómicas, pero ahí estaba Ciudadanos para posibilitar su acceso a cargos tan relevantes. En la Comunidad Ciudadanos despareció del mapa, recibiendo poco agradecimiento a su impagable apoyo. Ahora Villacís reconoce que hay problemas en la sanidad madrileña, pero añade que como en todas partes, como si esto diluyera responsabilidades o solucionara las graves anomalías detectadas.

Alguien con cierto pundonor sacrificaría cuando menos alguna pieza, como recomienda Maquiavelo en El Principe. Ayuso debería cesar fulminantemente a los responsables directos del desaguisado sanitario. Pero por supuesto no hará nada parecido. Los que jalean sus delirantes discursos y le ríen sus gracietas dichas con tanto desparpajo, tienen su puesto asegurado. Solo le sobran aquella que puedan denunciar irregularidades. Da igual que sea un consejero de su primer gobierno, indignado por las instrucciones que prohibían el traslado de ancianos a los hospitales, o fuera el presidente de su partido que la designó a dedo como candidata, cuando se permitió cuestionar el proceder de su hermano.

Hasta el momento Ayuso no ha salido malparada de sus trances adversos. Pero quizá no haya medido bien las consecuencias de su desprecio a un ámbito tan sensible

Cuando eres infalible, no puedes cometer ningún error y el culpable sin duda es quien te lo imputa. Cualquier crítica es una injuria y merece un castigo. Desmantelar el sistema sanitario madrileño con ánimo de privatizarlo, desmoralizar a profesionales admirables que han mostrado su vocación en circunstancias muy difíciles, despilfarrar el dinero en un hospital de dudosa funcionalidad son observaciones malévolas. Las cosas no funcionan por la mala fe de sus detractores, que se quejan por cualquier cosilla y son unos holgazanes irresponsables, a quienes habría que despedir sin remilgos. Lo cierto es que no hará falta echarlos, porque no pueden soportar más humillaciones y sinsabores.

Hasta el momento Ayuso no ha salido malparada de sus trances adversos. Pero quizá no haya medido bien las consecuencias de su desprecio a un ámbito tan sensible. Al médico y a las urgencias vamos absolutamente todos en un momento u otro, acompañando a un familiar o para uno mismo. Además recordamos la emoción de aquellos aplausos cotidianos desde los balcones a quienes oficiaron como héroes del momento en pleno confinamiento. Nos ha recordado que bajar impuestos a quienes más tienen solo sirve para recortar prestaciones y servicios esenciales. Los trileros de la política no acaban bien cuando se descubren las malas artes utilizadas para engañar y estafar a los incautos.

La manifestación de Madrid contra los trileros políticos