jueves. 25.04.2024

Pablo Iglesias fue una estrella fugaz en el firmamento de la política.

Brilló con gran intensidad y se fue apagando hasta extinguirse cualquier destello. Su estela tampoco ha perdurado. Fueron despareciendo los cofundadores de Podemos. Errejón intentó recordarle que habían formado un buen tándem, pero Iglesias demostró que nadie debía permitirse discutir la supremacía de su liderazgo y lo relevó como portavoz del grupo parlamentario, poniendo en su lugar a su compañera sentimental. Con todo, tampoco vio con buenos ojos que Irene Montero pudiera ser vicepresidenta del gobierno, si serlo él era un problema para formar una colación gubernamental.


Finalmente fue vicepresidente segundo, pero conjugaba sus funciones con las de ardoroso crítico del gobierno que integraba. Se fue dejando blindadas a dos ministras y designando sucesora en el cargo gubernamental a quien ya había mostrado cierta solvencia como ministra de trabajo. Iglesias podría celebrar que sus antiguos colaboradores continúen teniendo iniciativas políticas, como el proyecto Sumar o lo que ha significado Más País. De hecho el propio Iglesias obtuvo menos respaldo electoral que Más Madrid.


Sin embargo, en vez de contemplar los toros desde la barrera o no interferir en posibles confluencias, parece considerar una traición que no se le rinda pleitesía y no deja de pedir protagonismo para sus escuderas, algo que no deja de resultar bastante bochornoso. La genuina política es una carrera de fondo con objetivos a muy largo plazo. Los velocistas que sólo atienden a las campañas electorales no encuentran fácilmente relevos para seguir avanzando. Lo menos que pueden hacer es no abuchear a quienes intenten seguir en la pista con una meta similar.


Que Yolanda Diaz e Iñigo Errejón asistan juntos a un acto no debería ser noticia y mucho menos dar pábulo a variopintas especulaciones. Lo anómalo es que no se acuda sin más, como público, a todo cuanto se considere de interés, aunque no se chupe cámara. Las listas electorales no se deberían elaborar a golpe de cuota partidista. Unidas Podemos debería recordar otros tiempos en que reivindicaba sus expectativas y menospreciaba los escaños obtenidos en contiendas previas. ¿Alguien se acuerda de Ciudadanos?

Hay figuras políticas que son tan efímeras como un meteoro. Conviene que la caída del meteorito no te pille debajo.

Iglesias y las estrellas fugaces de la política