sábado. 27.04.2024

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Cuando quedan apenas tres telediarios para que se celebren las elecciones gallegas, Alberto Núñez Feijóo ha comenzado a manifestar síntomas del llamado Síndrome de Pablo Casado, una infrecuente patología que contrajo el viernes 9 de febrero poco después de que Carles Puigdemont enviara una larga carta a los miembros del Parlamento Europeo en la que, entre otras cosas, se leía entre líneas que el PP y Junts se reunieron durante el verano pasado para abordar el tema de la investidura de Feijóo. Una frase de ese documento escrito y firmado por el expresident de la Generalitat («…de esto también hablaremos cuando toque […] ¡todo se sabrá!») activó de inmediato la crisis que al día de hoy conturba al partido de la gaviota. Apenas difundirse la inquietante sentencia («¡todo se sabrá!») a través de los medios, un miembro relevante de la dirección del PP confirmó que su partido valoró la posibilidad de una amnistía tras reunirse con Junts, aunque finalmente se descartara. 

A muy pocos días de que los gallegos acudan a las urnas, Junts mantiene silencio acerca de los temas que se trataron en los contactos que mantuvieron con el PP tras las elecciones generales de julio. Muy al contrario, ERC, a través de su secretaria general Marta Rovira, declaró a la SER el pasado martes que el PP quiso pactar con su partido en agosto con la finalidad de que facilitaran la investidura de Feijóo, algo a lo que los independentistas respondieron con un «no» rotundo. 

Alberto Núñez Feijóo ha comenzado a manifestar síntomas del llamado ‘Síndrome de Pablo Casado’

 A la vista de lo reseñado, es un hecho que algunos altos cargos del PP, partido que recientemente ha alentado muchas manifestaciones en contra la amnistía, estaban dispuestos a negociar esta absolución, constatación que pone a Feijóo en un situación más que delicada: «Por que aceptei entrar na política nacional co ben que estaba coa miña maioría absoluta no meu territorio galego?» es posible que se esté preguntando estos días el líder de los populares al sentirse a los pies de los caballos que AyusoAznar y una cohorte de patriotas cabalgan de camino hacia esa España grande y libre que ansían. 

Para acabar de embarullar más todavía la actual coyuntura, el pasado viernes, en una comida de campaña electoral en la que el PP había invitado a casi docena y media de periodistas, Feijóo hizo otra de las suyas al afirmar alto y claro tres cosas: La primera, que el PP habló con Junts el pasado verano; la segunda que Junts exigió la amnistía; y la tercera que tras pensárselo durante 24 horas, el PP dijo que «no». Esta exclusiva servida en bandeja por Feijóo cayó como un misil que hizo pedazos la credibilidad de un partido que en los últimos meses ha afirmado alto y claro que negociar con Catalunya era «la mayor traición de la historia». Una vez más el PP ha dejado constancia de su propensión a mentir abiertamente y sin vergüenza.

Es obvio que para mantenerse en pie lo que dure el vodevil que protagoniza, a Feijóo no le queda más remedio que silenciarse en lo que a dar explicaciones respecta (más siendo como es un experto en venirse arriba con circunloquios absurdos) y rectificar su metedura de pata lo mejor que pueda y cuanto antes. Si no lo hace, se expondrá a que Ayuso adelante sus tiempos y arremeta contra él más pronto de lo previsto. 

Es muy probable que el PP abra una nueva etapa en la que cada vez esté más cerca de que por vez primera sea una mujer quien lo presida

Hay quienes intentan arreglar el estropicio conjeturando que las declaraciones de Feijóo a los periodistas en el restaurante fue sólo una estrategia de anticipación a las hipotéticas repercusiones que surgirían si Puigdemont aportara nuevos detalles de las negociaciones que mantuvo su partido con el PP. Pero no nos engañemos ni nos dejemos engañar, pues todo apunta a que lo de Feijóo ha sido un patinazo de los suyos y no una inteligente estrategia de anticipación diseñada para evitar males mayores.

Hace un par de días, Miguel Tellado, portavoz parlamentario del PP, acusó a los medios de comunicación que acudieron a la comida de malinterpretar al PP, e incluso lanzó la hipótesis de una campaña orquestada por medios afines al sanchismo. Por su parte, Feijóo, desmentía en un mitin celebrado en Marín la versión de los periodistas que acudieron a la comida. 

Una vez más el presidente del PP ha mentido mientras quedan abiertas dos incógnitas: en primer lugar la repercusión que todo esto tendrá en las elecciones del domingo, y sobre todo cual será la estrategia a seguir por Ayuso —dirigida por sus asesores y consultores— a partir de ese momento.

¿Qué sucederá finalmente? Por ahora, el PP en pleno está apoyando a su problemático líder porque no le queda otra opción, pero sin duda, tras la noche del 18-F, conserve o no el PP el feudo de Galicia, es muy probable que el partido abra una nueva etapa en la que cada vez esté más cerca de que por vez primera sea una mujer quien lo presida. 

Feijóo contrae el ‘Síndrome de Casado’