miércoles. 24.04.2024
José Luis Martínez Almeida en una imagen de archivo.

Los asesores jurídicos del Ayuntamiento de Madrid deben estar hasta arriba de trabajo. Que si un recurso por aquí, que si otro por allá. Que si ahora recurrimos lo que nos han tumbado los tribunales… O no, dependiendo del interés particular del momento. Tampoco determinados operarios municipales deben estar muy ociosos con tanto trabajo en demoler memoriales, quitar placas de calles, arrancar lápidas de piedra y colocar alguna que otra estatua por orden del gobierno municipal.

José Luis Martínez-Almeida y sus amigos de Vox no paran quietos en practicar el revanchismo revisionista.

La primera decisión en materia de memoria que adoptó la corporación municipal que salió de las elecciones de mayo de 2019 fue parar en seco y derruir lo ya construido del Memorial del Cementerio del Este.

El recién estrenado gobierno de coalición PP-Ciudadanos decidió modificar el proyecto planteado por el anterior equipo de Manuela Carmena con murales que recogían los casi tres mil nombres de las personas ejecutadas en las tapias de la Almudena en los primeros años de la dictadura franquista.

Y ahí quedaron esas placas, rotas y amontonadas, hasta que fueron retiradas.

Vox y sus amigos de la Fundación Francisco Franco, Raíces y la Plataforma Patriótica Millán-Astray, entre otros, tampoco están mano sobre mano que digamos.

A raíz de un recurso interpuesto por estas organizaciones ultras contra el cambio del nombre de varias calles de la capital, aprobado también por el Gobierno de Más Madrid, un juzgado les dio la razón y revocó la sustitución de seis de ellas.

Y yo me pregunto: Señor Alcalde y Señora Vicealcaldesa, ¿no sería mejor que los madrileños tuvieran un calle dedicada a la víctimas del 11-M que a los ‘Caídos de la División Azul’? ¿No sería mejor recordar a la Institución Libre de Enseñanza que a los ‘Hermanos García Noblejas’? ¿No sería más democrático que una de las calles estuviera dedicada a una maestra que al ‘General Millán-Astray?

Pues no. No parece que al tándem Almeida-Villacís le parezca mejor. Si no, ¿por qué no recurrieron la sentencia judicial que ordenaba la restitución del callejero franquista en seis vías públicas en cumplimiento del acuerdo adoptado por el propio Ayuntamiento en 2017 y sobre el que ellos mismos no pusieron ningún impedimento, ya que el PP se abstuvo y C’s votó a favor?

El sábado acudí a la manifestación en el distrito de La Latina en la que colectivos memorialistas y vecinales, además de representantes políticos de la izquierda en Madrid y sindicatos, reclamaron la restitución de la calle ‘Maestra Justa Freire’, un emotivo acto que recorrió un tramo de la renombrada calle del ‘General Millán-Astray’. Había cientos de personas exigiendo “la restitución de los nombres dignos a nuestras calles”, no solo por la maestra republicana, sino por el resto a las que afectó la sentencia referida.

Pero ese fallo no fue recurrido por el Ayuntamiento que adujo que acataba las sentencias judiciales, siempre y cuando le interesen, claro. Porque el equipo de Martínez-Almeida sí que recurrió el pasado mes de septiembre la sentencia que declaraba nula la decisión de su ayuntamiento de quitar la placa de Francisco Largo Caballero. Una jueza dio la razón a UGT y este mismo lunes, otra jueza ha vuelto a dar la razón al Grupo Municipal Socialista sobre este asunto condenando a costas a los demandados.

Demandados ya conocidos: el propio Ayuntamiento, la asociación ultra Raíces y el partido político Vox cuya representación ha ejercido hasta el momento Javier Ortega Smith, los mismos que acusan en sus escritos argumentativos de atroces crímenes a Largo Caballero e Indalecio Prieto.

Ellos pretenden seguir en la pomada, erre que erre. Pero, ¿qué hará el alcalde? Por lo pronto, la secretaria general de UGT de Madrid, Marina Prieto, ha desvelado que Martínez-Almeida estaría dispuesto a restablecer la placa al histórico dirigente socialista tal y como le trasladó él mismo el pasado mes de julio de prosperar la demanda del PSOE en el Ayuntamiento. Como así ha sido.

Veremos. De momento Almeida se entretiene con la colocación de nuevas estatuas, como la dedicada a un legionario, no de los de ahora, no, sino de los de la época de Millán-Astray, y que exalta la guerra del Rif, situado por cierto muy cerquita de donde estaba la estatua ecuestre de Franco en la Plaza de San Juan de la Cruz y que se retiró por decisión del Gobierno de Zapatero.

Revanchismo y revisionismo a partes iguales.

El afán revisionista del alcalde Almeida