viernes. 19.04.2024
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La Plataforma Calle Maestra Justa Freire ha vuelto a tomar impulso tras el verano y ha convocado una concentración el próximo 8 de octubre en Madrid para exigir se devuelva el nombre de la Maestra Justa Freire a la calle de la capital renombrada General Millán-Astray.

Integrada por distintos colectivos sociales, sindicales y vecinales, la Plataforma está en conversaciones con los grupos municipales en el Ayuntamiento para llevar este otoño al pleno del Palacio de Cibeles su reivindicación.

El movimiento lleva recogidas miles de firmas de apoyo y no desfallece cada vez que tiene que volver a restaurar el mural dedicado a la maestra situado en el barrio de Las Águilas objeto de continuas vandalizaciones.

En Madrid, cada vez son más los que conocen la figura de esta profesora que desempeñó su labor antes, durante y después de la República y que sufrió represión.

Las múltiples actividades de la Plataforma, de carácter reivindicativo y pedagógico, suenan cada vez más fuertes.

Hay vías para revertir la polémica decisión judicial que se adoptó en 2021, pero la clave ahora es si hay voluntad política para hacerlo en el seno de un ayuntamiento gobernado por las derechas.

“No vamos a parar hasta conseguir que la calle se vuelva a llamar Maestra Justa Freire”, afirma el colectivo.

calle maestra Justa Freire
La calle Maestra Justa Freire permaneció desde 2018 a 2021 cuando por sentencia judicial se repuso el nombre del General Millán-Astray.

UNA MAESTRA O UN GENERAL FRANQUISTA

“La maestra y el legionario” quizá sea la mejor frase para entender porqué es necesario devolver el nombre de una de las calles de Madrid a Justa Freire y quitárselo a Millán-Astray. Carlos Díez Hernando nos invita a reflexionar sobre esa contraposición, por lo que cada uno de ellos representa: una mujer, un hombre; una maestra, un militar; una demócrata, una pacifista frente al discurso de la apología de la muerte. “Justa representa todo lo contrario” a lo que significó la figura del fundador de la Legión y amigo personal de Franco. “Que en democracia se dude de quién tiene que tener una calle…”.

Carlos también es profesor, imparte Historia en educación secundaria. Es además miembro de la Plataforma Calle Maestra Justa Freire, que desde hace más de un año viene reivindicando que se devuelva al callejero de Madrid a una mujer que dedicó toda su vida a la enseñanza. La batalla comenzó cuando en agosto de 2021, con un Madrid vacío por el periodo estival, operarios del ayuntamiento quitaron la placa que llevaba el nombre de esta profesora en el barrio de las Águilas del distrito de Latina, para volver a colocar la del General Millán-Astray.

POLÉMICA DECISIÓN JUDICIAL

El Ayuntamiento de José Luis Martínez Almeida cumplía así una decisión judicial del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no exenta de polémica que daba la razón a la Fundación Francisco Franco y a la Plataforma Patriótica Millán-Astray. El consistorio decidió no recurrir esta sentencia y la calle del general franquista volvió a engrosar el elenco de las cerca de 200 vías que aún siguen en la capital con nomenclatura fascista, según dicen los colectivos memorialistas.

¿Y cómo se llegó hasta ahí? Durante el Gobierno de Ahora Madrid con Manuela Carmena como alcaldesa, el Comisionado de Memoria Histórica de la ciudad elaboró un informe instando el cambio de nombre de medio centenar de calles amparándose en la Ley de Memoria Histórica. Siete de ellas fueron recurridas y los tribunales revocaron la decisión del Ayuntamiento al entender que se estaba aplicando erróneamente la ley de 2007. En el caso de la de Millán-Astray, los jueces alegaron que no estaba claro que el general hubiese participado en la Guerra Civil ni en la represión de la dictadura por lo que no se estaba vulnerando dicha normativa.

La justicia también tumbó el cambio de otras seis calles, entre ellas la del ‘Memorial 11 de Marzo’, dedicado a las víctimas de los atentados yihadistas en Madrid, y que volvió a llamarse ‘Caídos de la División Azul’. La calle ‘Barco Sinaia’ que transportó a republicanos españoles a México y que volvió a llamarse ‘Crucero Baleares’, el buque que participó en la masacre ‘La Desbandá’; o la calle ‘Institución Libre de Enseñanza’, que volvió a llamarse ‘Hermanos García Noblejas’, falangistas de primera línea que participaron activamente contra la Segunda República.

CUANDO EL PP SE ABSTUVO Y C'S VOTÓ A FAVOR

Tanto Carlos Díez Hernando como Pedro Casas y Luis Fernández, miembros también de la Plataforma, coinciden en señalar el problema que supuso que el Gobierno de Ahora Madrid tomara la decisión del cambio de nombre de las calles amparándose en la Ley de Memoria cuando los ayuntamientos tienen potestad normativa para renombrar sus callejeros sin tener que dar ninguna justificación. Eso fue lo que posibilitó la presentación de recursos y la consiguiente sentencia ya conocida por todos.

“Estamos pidiendo que se cumpla lo que ellos mismos votaron”, dice la Plataforma

La legitimación de la propuesta aprobada en el pleno del ayuntamiento en 2017 quedó además reforzada por el hecho de que no hubo ningún voto en contra. Ciudadanos votó a favor junto con el PSOE y Ahora Madrid, y el PP se abstuvo.

“Estamos pidiendo que se cumpla lo que ellos mismos votaron”, señala Luis Fernández, a su vez presidente de la Asociación de Memoria Histórica del Distrito de Latina. “Reivindicamos que se vuelva al punto de partida”, dice Carlos Díez. “Pedimos que se respete aquel acuerdo”, asegura Pedro Casas, también portavoz de la Asociación de Vecinos de Carabanchel.

Y esa es la vía, “eludir la sentencia a través de otra decisión no sujeta a condicionamientos históricos o de otro tipo, sino simplemente porque al ayuntamiento le parece oportuno y es soberano”, añade Casas.

LA CALLE JUSTA FREIRE VUELVE AL AYUNTAMIENTO

Sin embargo, la situación ahora es bien distinta con Vox dentro del ayuntamiento y con Ciudadanos que quizá ya no esté por labor de volver a votar a favor de esa misma iniciativa y el PP de abstenerse. Pese a ello, la Plataforma está en conversaciones con los grupos municipales para impulsar una nueva moción que sea votada en el pleno por la vía ordinaria y así no pueda ser revocada por la justicia, argumentan. El colectivo confía que la propuesta se presente antes de que finalice el año. De ser así, “pedimos a los grupos que vuelvan a votar lo que votaron en su momento”, insiste Carlos Díez.

No se trata de poner una calle a Justa Freire en otro sitio sino de sustituirla por la de Millán-Astray

La Plataforma también ha dejado claro que no aceptarán que se designe otra calle para la maestra republicana. “No se trata de poner una calle a Justa Freire en otro sitio”, sino de sustituirla por la de Millán-Astray, asegura Luis Fernández. A su juicio la justificación está clara si se comparan ambos personajes. “Por un lado un general franquista que ha participado en un golpe de Estado criminal, asesino y genocida. Y por otro lado hay una maestra que no ha matado a nadie y que lo único que ha hecho ha sido enseñar. Estás poniendo la barbarie de Millán-Astray frente a la inteligencia de Justa”, subraya, y añade “nadie se imagina una calle de Goebbels en Alemania, y Goebbels ocupaba el mismo cargo que Millán-Astray aquí en España” como máximo responsable de propaganda del régimen de Franco.

CONCENTRACIÓN EN MADRID EL 8 DE OCTUBRE

La Plataforma, que se creó en junio de 2021 impulsada por la Fundación Ángel Llorca que guarda todo el legado de Justa Freire, vuelve a convocar este año una concentración en Madrid para reivindicar la restitución de la calle. Ya lo hizo en octubre del año pasado, cuando también comenzaron una campaña de recogida de firmas.

La cita es el sábado 8 de octubre en la propia calle del General Millán-Astray de donde saldrá la marcha. Los organizadores han preparado un espectáculo artístico con una performance.

Colectivos memorialistas, vecinales, sindicales y personas vinculadas al mundo de la docencia vienen apoyando esta reivindicación con actividades y actos como el celebrado el 17 de septiembre con una ruta urbana para dar a conocer la trayectoria de la maestra y reivindicar su memoria.

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Mural de Justa Freire vandalizado.

El colectivo también sigue muy pendiente del mural de Justa Freire situado en el barrio de Las Águilas, continuamente vandalizado y vuelto a restaurar. El ataque se repite con el símbolo de una diana en la frente del retrato y mensajes fascistas a modo de amenaza por lo que se han interpuesto varias denuncias por delito de odio.

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Placa en el CEIP Padre Poveda.

La calle dedicada a la maestra se mantuvo desde 2018 hasta 2021, tiempo suficiente para que los vecinos hayan empezado a conocer su historia gracias también a la labor de la Plataforma. En abril de 2022, se instaló una placa conmemorativa en su 'Grupo Escolar Alfredo Calderón', actual CEIP Padre Poveda.

Como dato a añadir: en la ciudad de Madrid, tan solo 1 de cada 5 calles están dedicadas a mujeres.

La biografía más completa que se conoce de la maestra la realizó la catedrática de la Universidad de Alcalá de Henares María del Mar del Pozo en su libro ‘Justa Freire o la pasión de educar. Biografía de una maestra atrapada en la historia de España (1896-1965)’. A ese trabajo aluden los miembros de la Plataforma para resaltar su figura y su marcado perfil profesional como docente.

UNA MUJER EJEMPLAR

Justa, natural de Zamora donde estudió magisterio y obtuvo por oposición la plaza, ejerció de maestra desde muy joven, primero en Ávila y después en Madrid donde desarrolló plenamente su carrera. Ya era profesora antes de la República.

En 1918 se afilió a la federación de enseñanza de UGT que tiene publicada una reseña sobre ella. En aquella época, la mayoría de los trabajadores estaban afiliados a un sindicato. Pero la maestra no era ninguna activista política sino una pedagoga de profunda vocación.

Era una mujer de creencias religiosas pero muy avanzada a su tiempo. Soltera, nunca se casó, decidió adoptar a dos hermanos, cuyos descendientes siguen considerándola su familia.

Su gran referente en Madrid fue el profesor Ángel Llorca, director del primer gran centro donde ella trabajó en la capital, el ‘Grupo Escolar Cervantes’ en el popular barrio de Cuatro Caminos. Por aquel entonces Justa vivía de alquiler en un pequeño y modesto piso.

Según relata Carlos Díez, su momento de madurez coincidió con el advenimiento de la Segunda República. Gracias a la Institución Libre de Enseñanza estuvo becada para realizar viajes a Bélgica y Francia y adquirir más formación pedagógica.

En 1933 se inauguraron en Madrid hasta 18 grupos escolares públicos, edificios muy grandes que albergaban un promedio de entre 800 y 900 niños y niñas y que venían a solucionar el problema de la escolarización y alfabetización. Niños muy pobres, de entre 6 y 12 años, de familias obreras, de las clases populares de lo que entonces era el extrarradio de Madrid.

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También colaboró en las Misiones Pedagógicas. Justa se significó por llevar a la práctica una pedagogía muy innovadora y adelantada para la época como, por ejemplo, introduciendo experiencias reales de coeducación entre niñas y niños.

Con una nueva oposición, Justa acaba ejerciendo de directora en el ‘Grupo Escolar Alfredo Calderón’, ahora CEIP Padre Poveda.

El estallido de la Guerra Civil rompió de lleno su trayectoria profesional. La política de evacuación decretada por el gobierno republicano hizo que Justa se trasladará a la Comunidad valenciana para participar en las colonias escolares durante la guerra. Poco después regresa a Madrid para volver a dirigir su colegio.

Acabada la contienda fue denunciada y sometida a un expediente de depuración.

Fue condenada a prisión y permaneció recluida en la cárcel de mujeres de las Ventas durante tres años donde también hizo una labor educativa y creó un coro de canto. Allí coincidió con las Trece Rosas. Se la apodó como ‘Luz en sombra’. Era muy querida entre las reclusas.

Una vez fuera acabó dando clases en el Colegio Británico, un centro privado. El régimen franquista no le perdonó que hubiera participado en los programas educativos republicanos y nunca la dejó volver a ejercer su profesión en la escuela pública.

En sus últimos años, colaboró escribiendo artículos en la revista El Magisterio Español, hasta su muerte en Madrid a los 69 años de edad.

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Comedor con Justa Freire. Fundación Ángel Llorca.

“Era una maestra cien por cien, apasionada de la educación, muy competente y muy moderna, independiente y con mucho carácter y personalidad. Una mujer ejemplar”, afirma el profesor Carlos Díez Hernando.

Justa Freire y Millán-Astray. ¿La maestra o el legionario?