jueves. 02.05.2024
SANCHEZ_CONGRESO

Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. Experto en política de alto riesgo, ha conseguido el apoyo de diputados de izquierda, de derecha y de centro, nacionalistas y no nacionalistas, regionalistas, separatistas… y ha revalidado su mandato como presidente del Gobierno. Investido tres veces, la primera tras una moción de censura a Mariano Rajoy. La segunda tras el acuerdo alcanzado con Unidas Podemos que trajo a España el primer gobierno de coalición progresista y que tras la victoria de este jueves volverá a reeditarse con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, como socia preferente. El secretario general del PSOE ha obtenido 179 votos de los 350 que componen la cámara baja. Mayoría absoluta pero no monocolor de un parlamento más plurinacional que nunca, con ocho formaciones políticas diferentes y seis grupos parlamentarios que han dado su apoyo al líder socialista, aunque no a cambio de nada. Con todos y cada uno de ellos el PSOE ha alcanzado un acuerdo de investidura que ha permitido, este 16 de noviembre, que eche a andar el nuevo gobierno.

“Empezamos”, decía Patxi López a la salida del pleno, una expresión similar a la pronunciada por Zapatero en los pasillos del Congreso cuando aquel enero de 2011 ETA declaró un alto el fuego. Ahí estaba el PSOE en el Gobierno, trabajando por el fin del terrorismo. También desde la oposición, años antes, siendo leal al pacto antiterrorista con Aznar de presidente, hasta que los trenes de Atocha que segaron tantas vidas, derivaron en lo peor de la política, la mentira y la manipulación, con el único objetivo de salvar La Moncloa. Acebes, Zaplana, Aznar, con el ‘raca raca’ de ‘ha sido ETA’. Claro que hubo manifestaciones de indignación en las calles y el mismo día de reflexión exigiendo al Gobierno y al PP la verdad sin tapujos. Los de Génova 13 dicen que lo que se hizo con ellos es lo mismo que lo que se ha hecho ahora ante las sedes del PSOE por la ley de amnistía. Un gobierno que miente sobre el peor atentado terrorista sufrido en este país, y otro, aspirante a gobernar, que propone una vía de solución para el conflicto en Cataluña. “Hay que hacer de la necesidad virtud”, ha dicho Sánchez. O mejor decir que la política es oportunidad.

Oportunidad y determinación democrática, este último término también utilizado por Zapatero para describir hace unos días al secretario general de su partido. Que el camino no ha sido fácil y no lo será de ahora en adelante es más que evidente. Tampoco lo fue en la anterior legislatura con una pandemia, un volcán, una guerra… y la derecha y ultraderecha ya por aquel entonces poniendo palos en la rueda: presentación de recursos de inconstitucionalidad contra el estado de alarma, contra leyes sociales, y hasta dos mociones de censura de Vox de lo más pintorescas por decir algo suave de las mismas. Pero ni por esas. Ni el gallego Feijóo llamado a filas en Madrid, con Ayuso de comandante en jefe (por sus abruptos en el palco de invitados del Congreso la conoceréis) ni el hiperbólico Abascal han conseguido frustrar el mandato de las urnas. Sí, el mandato de las urnas. Porque lo que salió del 23-J fue que una mayoría social refrendó la gestión del tan vilipendiado ‘sanchismo’ con indultos incluidos. De acuerdo que el PP ganó las elecciones, pero resulta que en España se celebran elecciones legislativas y es la cámara baja, sede de la soberanía nacional, la que elige al presidente del Gobierno, apunte este no menor para los legos en democracia y constitucionalismo. Y ahí radica el juego. Cuando el partido comenzó a jugarse, el PP se creía todavía con posibilidades, pero el fardo que llevan encima de la ultraderecha pesa lo indecible y se hace difícil caminar. Aún así, algo se intentó, por lo que ha trascendido, ¿contactos con Junts?, seguro, y con el PNV, cuyo portavoz Aitor Esteban nos ponía la miel en los labios cuando decía desde la tribuna, poco antes de la votación de investidura, que “algún día contaré lo que nos ofrecieron, iba a ser llamativo” (Sic). Aparte bromas con lo del tractor.

Y volviendo a Cataluña. Gasolina para los ultras con la imagen de Yolanda Díaz y Carles Puigdemont en Bruselas. La bicha de la amnistía. España se rompe. Históricos socialistas dando lecciones desde el púlpito. Y el verbo se hizo carne, pero ahora con pecado. Tras días y días de silencio, veíamos el texto del acuerdo entre el PSOE y Junts: el acuerdo de los desacuerdos más bien. Ni hubo ni hay concesiones ni se dio ni se da por parte del PSOE legitimidad al proceso independentista. En cambio, Puigdemont renunciaba a la vía unilateral, así como si nada. Pero la rana para Ferraz se hacía cada vez mas grande: la amnistía. Y tras días y días de silencio vimos el texto. Ninguna mención al lawfare, ni blanqueamiento ninguno del procés, simple y llanamente una medida de gracia para pasar página a una de las peores crisis territoriales de la etapa democrática. Una ley que ampara la Constitución, sostiene el PSOE, y que deberá ser debatida y votada en el Parlamento.

Hacer de la necesidad virtud. O la oportunidad de la política. Porque la pregunta es, ¿saldrá la sociedad española y la catalana en particular beneficiada de que el PSOE se haya visto obligado a impulsar una amnistía? Pues si pensamos en términos de convivencia y reconciliación en lugar de venganza y ruptura, la lógica es aplastante. Hasta el PP saldrá beneficiado, quién dice que en un futuro no puedan pactar con los que ya pactaron antaño, del CiU al Junts.

Determinación democrática también. Feijóo pedía literalmente el suicidio de Sánchez, cuando los votantes (apoyos trasladados a escaños parlamentarios) refrendaron sus políticas progresistas. Quizá si eso hubiera ocurrido podríamos haber visto a la mayoría social progresista de este país haciendo los escraches en Ferraz en vez de la turba fascista que hemos visto estos días. El PSOE no tiene la culpa de que el PP no sume con Vox, y más le valdría empezar a trabajarse otras amistades porque es feo, muy feo, que los que dices son tus aliados en democracia acusen a un presidente legítimo de golpista y hasta se le compare con Hitler. La hiperventilación de los de Abascal es para hacérselo mirar. Se les calienta el escaño con mucha frecuencia y tienen que salir a la calle para hincharse los pulmones y volver todavía más calientes para otro debate bronco que será lo que seguiremos viendo los próximos meses en la Carrera de San Jerónimo. ¿Es eso decencia democrática? ¿Es decencia democrática tener el CGPJ caducado y en funciones desde hace cinco años? ¿Es ser decente decir de un gobierno que no es legítimo, y hasta que es ilegal, lo que resulta ya de un bochorno insoportable? Sí, hablemos de decencia, para tener aseadita nuestra democracia.

El PP ha fijado en su red social X que #EspañaNoSeRinde, mientras Vox ya tiene nuevo entretenimiento con una campaña de firmas contra la amnistía. “Combatiremos el golpe de Estado desde todos los frentes”, amenaza Abascal, muy dado al lenguaje cuartelero. Haciendo relato para echar las tardes. Desde luego nos espera una legislatura movidita. Las autoridades sanitarias recomiendan leer cada noche un artículo de la Constitución para calmar los ánimos.

Oportunidad, decencia y determinación democrática