viernes. 26.04.2024

Las personas y las cosas

Los propagandistas del PP cantan a coro las buenas noticias de la recuperación económica, al mismo tiempo...

Uno de los signos de la confusión que existe en nuestra época es la manera en la que se desarrollan determinados debates sobre la situación económica actual. En ocasiones las líneas argumentales de los corifeos del PP en estos debates nada tienen que envidiar a la imaginación del propio Orwell en su famosa novela 1984. Los propagandistas del PP cantan a coro las buenas noticias de la recuperación económica, al mismo tiempo que las noticias sobre la situación laboral y social de millones de personas continúan siendo estremecedoras.

Es verdad que algunos indicadores económicos apuntan un cambio de tendencia económica. Lo cual sería francamente positivo si se consolidara. Pero, en alguno de estos indicadores subyace una trampa de fondo, que mantiene muy mosqueados a los ciudadanos normales.

La paradoja a la que se puede llegar en las coordenadas del actual modelo económico establecido es que a las cosas les vaya bien y a las personas concretas de carne y hueso les vaya muy mal. Incluso, en algunas ocasiones, lo segundo puede ser un requisito de lo primero. Es decir, en el modelo económico que están imponiendo las derechas europeas se intenta que determinadas empresas y sectores de la economía tengan un dinamismo de crecimiento y de mejora de su competitividad en base, precisamente, a pagar cada vez menos salarios a cada vez menos trabajadores. El caso de Coca-Cola en España es un ejemplo paradigmático de los efectos sociales y laborales de estos enfoques.

Por eso, algunos indicadores económicos pueden mejorar, sin que simultáneamente mejoren los indicadores de empleo, bienestar y calidad de vida, sino todo lo contrario. Eso es precisamente lo que está ocurriendo en nuestros días, en un contexto general de creciente pesimismo y desconfianza política. Lo cierto es que muchas personas ─sobre todo jóvenes─ no pueden comprender que las cosas vayan bien ─para la economía, o para la “economisuya”, como decía el humorista─, mientras que para ellos las cosas van francamente mal, cada vez peor.

¿Cómo es posible esta dualidad, este fetichismo objetualista contradictorio? Simplemente, debido a la naturaleza dualizadora y aberrante del actual enfoque económico de la derecha. Modelo que es claramente inviable e insostenible a medio plazo.

Y, como quiera que los actuales propagandistas del PP son conscientes de esta grave dualidad estructural y perceptiva, intentan salir del paso propiciando otras percepciones de la realidad, a veces, mediante enfoques de estadística creativa. Es decir, intentan convencernos como sea de que está aumentando el empleo y el bienestar. ¡Atentos, pues, a la próxima Encuesta de Población Activa del INE! Encuesta que, curiosamente, se publicará justo antes de las próximas elecciones europeas, con una muestra modificada y con nuevos tratamientos estadísticos -y de presentación- de los datos. “Para que todo resulte más fácil y comprensible” –dicen-. Lo dicho, ni Orwell.

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