viernes. 26.04.2024

Sumidero de talento

Conforme vamos avanzando en el calendario del 2012, se van materializando más y más recortes que van afectando a demasiados elementos personales, profesionales y hasta de convivencia. Todo tiene un límite, claro está, pero hasta que no estemos próximos al punto de no retorno, los humanos buscamos paliativos que nos permitan seguir en pie, con cierta dignidad. Así es, que hacemos todo lo que podemos, algunos, ¡claro está!.

Conforme vamos avanzando en el calendario del 2012, se van materializando más y más recortes que van afectando a demasiados elementos personales, profesionales y hasta de convivencia. Todo tiene un límite, claro está, pero hasta que no estemos próximos al punto de no retorno, los humanos buscamos paliativos que nos permitan seguir en pie, con cierta dignidad. Así es, que hacemos todo lo que podemos, algunos, ¡claro está!.

En una interpretación torticera, el gobierno actual ha calificado de manirotos a los ciudadanos, a los que imputa de causantes del descalabro financiero, por haber vivido por encima de sus posibilidades y haber infringido este severo castigo a la sociedad con su conducta, o endosa una culpabilidad dolosa a los que han perdido su puesto de trabajo y desganados, relajados y lo que es peor, aprovechados, no buscan trabajo y no son capaces de encontrarlo. Pero, lo cierto y verdad es, que cada vez hay menos puestos de trabajo a los que acudir, menos becas a las que optar, menos ayudas para sobrevivir. Buena prueba de ello es la emigración galopante que está desangrando el país, que se comporta como un sumidero de talento, porque no sólo es mano de obra la que emigra, sino materia gris, que ha costado mucho esfuerzo, dedicación y recursos para lograr la cualificación de excelencia, como para que ahora se malogre para este país, pasando a desarrollar su talento y vida en otras latitudes.

La situación social española es insostenible y de camino a la fractura social. En aras de una austeridad mal entendida, porque llamar así a las rebajas, recortes y mutilaciones presupuestarias es, simple y llanamente, un atentado contra la propia lengua, además de la dignidad humanas. La depresión en que nos han sumido, heredera de los recortes y la recesión galopante a la que estamos abocados, hija de la depresión y la disminución de todo consumo, hasta lo esencial, hace inviable el ambiente que requiere el talento, también. Curiosamente, aquéllos que más parte tienen en este desatino, instituciones financieras y bancarias, son los que siguen reclamando con apremio pagos de deuda y que eso que se llama déficit se reconduzca, no para nuestra salud, sino para resarcirse ellos de lo que sembraron. Pero ¿a costa de qué? ¿No sería razonable que preserváramos el talento, ya que son ellos los profesionales bien preparados que pueden sacarnos de ésta y hacer que el futuro se recomponga?.

Además de los euros de una deuda infame, que nos cobran a precio de la salud, nos devastan el futuro; aquí y ahora, paro y miseria y nuestro talento nos lo arrebatan, sin opción a que dejen algo en la Sociedad que los preparó. No es posible que esto sea buen gobierno. La iniciativa privada nunca despilfarraría de este modo, si es que el paradigma privado les dice algo a nuestros gobernantes. Esto es poner el País en el borde del precipicio y propiciar su descalabro e incluso rematarlo.

Y si este es el panorama actual, el futuro es aún más sombrío, porque la sistemática actuación con los recortes, como una vía de ajuste, hará perder competitividad a todo el sistema productivo y cabe esperar que en breve, nuestros mejores directivos, técnicos, ingenieros, científicos, busquen otros ambientes foráneos donde ser capaces de desarrollar lo que ahora y aquí se ven imposibilitados de llevar a cabo. Y eso nos lleva a la mediocridad, que es la peor de las consecuencias. Sería una forma de uniformar a la Sociedad con los gobiernos, pero un castigo demasiado severo para quienes no son culpables de cuanto ocurre.

Ciertamente, hay una componente oscura en esta trama, que es la iniciativa privada, el sistema productivo, porque no parece estar interesado por nada. En su momento no pujó por la I+D+i, más bien la ignoró, salvo honrosas excepciones, pero ahora parece haber una demanda escasísima por la cualificación de nuestros titulados. La alternativa es todavía más tenebrosa, ya que sería que no creen más que en aquéllos sectores artesanos e intensivos en mano de obra, con lo que nuestra competencia son países terceros, modestos, donde las garantías sociales, escasas, son permisivas, donde la tecnología brilla por su ausente y donde los derechos laborales son inexistentes. Por esta vía, ya saben, de sumidero a cloaca, y en la geometría de Euclides (y en la de Riemann) es la distancia más corta.

Sumidero de talento
Comentarios