martes. 19.03.2024
foto
Foto: María Victoria Rubiano Ramírez

Los selfies con fauna silvestre se han incrementado en un 300% desde el año 2014

En los últimos años, hemos asistido a un incremento del turismo en áreas naturales. Entre las principales motivaciones de estos turistas se encuentra la posibilidad de acercarse y conocer la fauna silvestre. De este modo, según la World Animal Protection, los selfies con fauna silvestre se han incrementado en un 300% desde el año 2014. Tanto es así que esta nueva forma de interacción entre turistas y animales silvestres está poniendo en riesgo el bienestar de estos últimos en varias partes del mundo, entre ellos la Amazonía colombiana. Debido a la creciente demanda, los centros vacacionales ofrecen opciones para que las personas puedan tener un contacto cercano con los animales sin tener que caminar cinco o más horas en la selva, como sería lo habitual en caso de querer tener una pequeña posibilidad de verlos.

Muchas personas visitan el Amazonas precisamente buscando unos encuentros que han sido, en cierto modo, facilitados por las autoridades competentes. Ya que las diversas poblaciones amazónicas colombianas no cuentan con la presencia regular de fauna silvestre, y los animales incautados no tienen un lugar donde recuperarse, lo que la autoridad ambiental permite es que determinados emplazamientos se autodenominen como reservas naturales, aunque sean en su mayoría hoteles, mediante la firma de un convenio donde se comprometen a cuidar los animales y, de esta forma, tenerlos legalmente. Estas actividades discurren en camino contrario a la política de sostenibilidad que se está implementando desde el 2017 en todo el país. Así mismo, generan un fuerte debate acerca del mantenimiento de la fauna silvestre en cautiverio y en su oferta como objeto para la satisfacción de los visitantes.

Como turistas, muchas veces no somos conscientes de todo lo que implica tener un animal silvestre a nuestra disposición sólo para que podamos subir una foto a nuestro perfil en redes sociales

A finales de febrero de este año, este debate alcanzó cierto relieve debido a un incidente ocurrido en uno de los hoteles situados a la orilla del Rio Amazonas. En este lugar estaba funcionando uno de estos zoológicos con animales en cautiverio para el deleite de los turistas. Desafortunadamente, un jaguar logró escapar. Debido a esto, fue necesario desplegar un grupo de soldados y policías para intentar controlar la emergencia. El jaguar hirió a tres personas y, dada la dificultad de capturarlo, acabo abatido por los disparos de la fuerza pública.

Desde el Gobierno Nacional se ha buscado promocionar al país como un destino sostenible. Por esta razón, en 2017 se implementó una certificación de sostenibilidad donde, para la renovación del Registro Nacional de Turismo (Registro necesario para operar en el país), se exige una declaración en la que los establecimientos, agencias y tour-operadores se comprometen a cumplir con un código en el que se prohíbe la promoción y uso de fauna silvestre como atractivo turístico.

Pero más allá del hecho de cumplir o no con las normas, cabe una reflexión ¿hasta qué punto la satisfacción de conocer un nuevo lugar se basa únicamente en la posibilidad de acariciar un oso perezoso, de alimentar una guacamaya o de poder tomarse una foto con un mico? Como turistas, muchas veces no somos conscientes de todo lo que implica tener un animal silvestre a nuestra disposición sólo para que podamos subir una foto a nuestro perfil en redes sociales y, así mismo, cuántos de nosotros nos preguntamos si realmente ese es nuestro propósito al viajar. La sostenibilidad bien entendida, comienza por la responsabilidad del turista.


María Victoria Rubiano Ramírez | Alumna del Máster en Destinos Turísticos Sostenibles y Planificación Turística Regional de la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea

Detrás de la foto