sábado. 27.04.2024

Para nadie es una sorpresa que los festivales anuales de Eurovisión, de una u otra forma, han estado influidos por motivaciones en mayor o menor medida políticas o al menos “extra musicales”. Lo más frecuente ha sido el voto por afinidad o proximidad territorial, cultural, lingüística…Este año, bajo el influjo de la terrible invasión de Ucrania, había la casi certeza que la canción presentada por la televisión de ese país iba a cosechar un notable voto de simpatía solidaria. Como así ha sido.

Es un tema más que discutible el voto marcadamente político que de alguna forma altera la finalidad de un festival de música, que debe premiar la calidad, novedad, e interés de las canciones a concurso. Lo que no debe impedir que a lo largo del espectáculo se manifieste de diversa manera la condena de la invasión y el apoyo a los sufrimientos del pueblo ucraniano, bien a través de palabras de los presentadores, gestos de los músicos, ondear de banderas…etc. añadido al hecho en sí que Rusia no ha participado este año en Eurovisión.

La canción presentada por la televisión ucraniana, una mezcla de punk-rap-étnica, no era de las peores, pero desde luego no de las mejores y el grupo interprete era muy normalito dentro de ese especial estilo. Y de hecho el voto de los jurados, aunque también con evidentes influencias políticas fue mucho más ecuánime (con la excepción hasta cierto punto comprensible, de los jurados de los países del Este de Europa). El voto del público, sin embargo, reflejó de manera ostentosa esa solidaridad política.

Esperemos que en el próximo año, Eurovisión no esté tan condicionada por dramáticos sucesos y prevalezca por encima de todo la calidad musical

Las canciones presentadas este año tenían un nivel medio apreciable, desde luego bastante mejor que lo sucedido en otras muchas ediciones anteriores.

Hay algunos aspectos que resultan de interés. 

Para empezar la cada día mayor utilización de la lengua inglesa por parte de los países del Este, Norte y Centro de Europa, seguramente porque desconfían del impacto de cantar en su propia lengua. Aunque haya razones de mercadotecnia musical que puedan barajar las televisiones de esos países para obtener buenas votaciones, finalmente es un flaco favor que se hace a la defensa de su identidad lingüística y por tanto cultural. Por cierto, la televisión francesa dio un buen ejemplo con su canción interpretada en lengua bretona. ¿Escucharemos alguna vez algo similar en la representación de la televisión de nuestro país con nada menos que cuatro hermosas lenguas, que además son oficiales?

Si el inglés como idioma arrasa, el estilo rock y pop de raíz anglosajón, estaba presente en buena parte de las canciones, curiosamente las de menor interés, por no hablar de los devaneos de heavy metal o hard rock de algunos grupos. Por el contrario, las canciones de mayor calidad fueron las que tenían un tono étnico propio del país respectivo o de la world music, o influencias del llamado neosoul o soul blanco, o del country rock o incluso del rockabilly como los moldavos.  

Hubo canciones bastante ninguneadas como las de Alemania o Australia y otras demasiado valoradas como la de Grecia y desde luego la de Reino Unido, un rock del montón.

¿Y qué decir de Chanel? Debo admitir que la primera vez que la oí en la RTVE no me gustó, pero cuanto más la he escuchado, más me ha convencido y desde la interpretación y coreografía en el festival me resultó estupenda, sin duda de las mejores de la competición por no decir la mejor. Tenía méritos para haber ganado y es muy posible que se haga más popular que la ganadora. Chanel tiene madera de gran artista y sino sigue los pasos de algunos y algunas de los clónicos y anodinos cantantes melódicos de nuestro país, podrá llegar lejos. 

Mención especial requiere el montaje del Festival por la televisión italiana, que me pareció brillante, espectacular, echaron la casa por la venta y desde luego vendieron de manera indiscutible, gracias al “dron”, las maravillas de los pueblos, ciudades, monumentos, playas, montes y paisajes de ese fantástico país. Y Laura Pausini fue una gran presentadora y una buena difusora de la moda italiana.

Esperemos que en el próximo año, Eurovisión no esté tan condicionada por dramáticos sucesos y prevalezca por encima de todo la calidad musical.

El voto político de Eurovisión