viernes. 29.03.2024
Portada de 'La foto del Palace'. La Esfera de los Libros
Portada de 'La foto del Palace'. La Esfera de los Libros

Cuenta Américo Castro una historia reveladora en su libro "Aspectos del vivir hispánico". Al parecer, un propietario de tierras llevó su enemistad con un vecino suyo de Fuenfría, hasta más allá de la tumba. En su testamento dejó pagada una cierta cantidad de dinero para que un hombre a caballo patrullara por el borde de sus fincas y "alanceara" a su vecino si osara traspasar la linde entre ambos predios. Eso ocurría en el siglo XV español.

No sé si Lenin lo puso en su testamento, pero su sucesor, Stalin, mandó "alancear" a Trotsky aunque, habida cuenta de que a Ramón Mercader no le fue posible utilizar una lanza, lo hizo con un piolet, cosa menos noble pero igualmente efectiva. Con ello, Trotsky pasó a mejor vida. Pero, antes de eso, ya había sufrido una "muerte fotográfica" al haber sido borrada su imagen de alguna que otra instantánea famosa en la que aparecía al lado de Lenin. Y, eso, que al no haberse inventado todavía photoshop, tuvieron que hacerlo por métodos rupestres. Como cuando la censura española, entre otras, tapaba escotes de algunas señoras en imágenes inconvenientes para la moral y las buenas costumbres.

Es difícil recordar esa etapa [el “felipato”] sin que Alfonso Guerra salga en las fotos, junto a Felipe González

Dado que, como es sabido, en todos los siglos han cocido habas, en el nuestro alguien parece estar haciendo lo mismo con Alfonso Guerra. ¿Apuntillándole con un piolet? No, ya no quedan militantes tan eficaces como Mercader. Se conforman con quitarle de las fotos de hace cuarenta años, cuando el PSOE ganó unas elecciones generales obteniendo 202 diputados e inauguró una etapa de 14 años de gobierno socialista en España. Se llamó el "felipato", pero es difícil recordar esa etapa sin que Alfonso Guerra salga en las fotos, junto a Felipe González. Más allá de la enemistad surgida más tarde y de las diferencias que haya podido manifestar Guerra con las sucesivas direcciones de su partido.

Porque es difícil no recordar quien presidía el congreso de Suresnes en el que González fue elegido secretario general del PSOE por primera vez. O quien compartió con él la famosa foto del Hotel Palace en la noche del 28 de octubre de 1982 cuando llegaron, juntos al gobierno. O quien pastoreó el partido, a través de sus "chicos" (como decía Tierno Galván), mientras Felipe estaba en la Moncloa más atento a lo que ocurría en el estrecho de Ormuz que en la madrileña calle de Ferraz. O quien estuvo al quite, junto con Abril Martorell, de las dificultades que surgían en la discusión de la Constitución.

Precisamente, fue Abril Martorell quien, ya fuera del gobierno y siendo vicepresidente del Banco Central, decía que la confianza del sector económico en aquel primer gobierno socialista se la había dado, no Miguel Boyer, el ministro de Economía, si no Alfonso Guerra porque, a su juicio, significaba el límite por la izquierda al que podía llegar ese gobierno.

Como si en la famosa foto del Palace hubieran aparecido 3.000 personas junto a Felipe González

Pues bien, leo que Alfonso Guerra no ha sido invitado a un acto de conmemoración en Sevilla, en su Sevilla, de los cuarenta años transcurridos desde aquel 1982. Y leo también que los organizadores lo han explicado diciendo que no han hecho lista de invitados y que podía ir como las otras 3.000 personas que esperan recibir en el acto. Como si en la famosa foto del Palace hubieran aparecido 3.000 personas junto a Felipe González. ¿Y a los oradores del acto? ¿Tampoco les han invitado?

Hay un personaje en la película "Chinatown", el que interpreta John Huston, que tiene una frase que suelo recordar. Es algo así como: "Los políticos, como las prostitutas, con el tiempo, se vuelven honorables". Con independencia de la incorrección que pueda suponer la frase en estos tiempos de cogérsela con papel de fumar (con perdón), todos hemos podido comprobar la veracidad de la misma en relación con muchos políticos. Seguramente por la aplicación del principio de que "otro vendrá que bueno me hará". Pero es fácilmente comprobable. El mismo Guerra pasó de ser un azote de la derecha a, con el tiempo, y con algunas críticas a lo que hacía su partido, ser admirado por aquella derecha, especialmente cuando Alfonso defendía la Constitución que había colaborado en alumbrar.

Guerra pasó de ser un azote de la derecha a, con el tiempo, y con algunas críticas a lo que hacía su partido, ser admirado por aquella derecha

Pues bien, parece que esa honorabilidad no es reconocida por los organizadores del acto conmemorativo. Hay alguna explicación plausible para ello. Por ejemplo, que entre los organizadores predominen los que, o no hubieran nacido o fueran con pantalón corto hace cuarenta años. Si ese es el caso, efectivamente, ahora estarán en el bonito juego de "sanchistas y antisanchistas".

Podría apuntar a esa eventualidad el hecho de que, para enmendar el disparate, han hecho, al fin, lista de invitados incorporando en ella a Alfonso Guerra y a Susana Díaz. ¿Y, a los efectos de lo que estamos hablando, ¿qué tiene que ver Díaz con Guerra?

Hay quien se preguntará si se puede ser más torpe, sin recordar, con Einstein, que la estupidez humana es infinita.

Trotsky y Guerra