lunes. 29.04.2024
August Bebel
August Bebel

@Montagut | En el presente reportaje nos acercamos desde distintos ángulos a la figura del socialdemócrata alemán August Bebel, capital en la Historia del socialismo en su país y en Europa, tanto por ser uno de sus principales dirigentes como por su contribución a la formación del feminismo socialista.

El primer acercamiento socialista español a la figura de Bebel

Uno de los más destacados socialdemócratas alemanes fue, sin lugar a dudas, August Bebel (1840-1913). Participó en la fundación del SPD para unir a todos los socialistas alemanes. Fue un infatigable crítico de Bismarck y del imperialismo alemán, por lo que sufrió una intensa persecución. Cuando Wilhelm Liebknecht -su gran amigo y compañero- falleció en 1900 pasó a liderar el Partido, llevando al SPD a un protagonismo político de primera magnitud en el inicio del siglo XX, aunque moderando mucho la estrategia política, aplicando en la práctica el revisionismo de Bernstein. Hoy es más conocido por su obra La mujer y el socialismo (1883), seguramente uno de los textos socialistas más preocupados por la emancipación de la mujer. Deben destacarse, además, sus memorias, tituladas Mi vida (1910).

El Socialista 28 (17/9/1886)
El Socialista 28 (17/9/1886)

Pues bien, en el número 28 de El Socialista, de 17 de septiembre de 1886, se insertó una breve biografía de Bebel, dentro de la sección titulada “Galería Socialista Internacional”, el primer acercamiento a su figura en el periódico obrero español, ya que posteriormente aparecería hasta su fallecimiento con cierta regularidad. En el artículo se incluía un análisis de la Historia de la formación del Partido socialista alemán con alusiones a la realidad política y económica de Alemania, con especial dedicación a Bismarck, personaje que aparece muy a menudo en las páginas de El Socialista de aquella época, antes del final de su carrera política como canciller, asunto que merecería un estudio monográfico. Pablo Iglesias era muy consciente de la importancia del personaje y de su conflicto con los socialistas alemanes.

August Bebel fue uno de los más destacados socialdemócratas alemanes. Participó en la fundación del SPD para unir a todos los socialistas alemanes

Al final de este ensayo previo se llegaba a la reseña de la vida y obra de Bebel. Se aludía a su nacimiento en Colonia en 1840 y, como era habitual en aquella época, se hacía una descripción física del biografiado, justo cuando tenía 46 años: “estatura mediana, cabellos castaños, facciones regulares y ojos grises, su aspecto denota una complexión delicada”. En el artículo se incluía un retrato del mismo de medio perfil.

Con catorce años entraría como aprendiz en un taller de tornero donde permanecería cuatro años. El texto no alude a su padre que, como sabemos había sido suboficial del ejército prusiano, aunque moriría justo antes de que nuestro protagonista entrara a trabajar y aprender. Al terminar esta primera formación inició el típico viaje de “compañonaje” por el sur de Alemania y Austria. En 1860 regresó a Leipzig porque debía cumplir con el servicio militar. Cuatro años después, ya licenciado, se domicilió en esta ciudad.

El artículo incidía en el carácter de buen orador de Bebel, algo que para los socialistas era fundamental por la necesidad de llegar a los obreros. Al parecer, Bebel se destacó por su elocuencia en las asambleas y en el parlamento. Sabemos que sería diputado tanto antes como después de la Unificación alemana.

En 1872 sufrió una causa penal junto con Wilhelm Liebknecht por un delito de alta traición. El proceso se inició porque se habían negado a votar los créditos para la guerra franco-prusiana, el último episodio en el proceso de Unificación de Alemania, diseñado por Bismarck. Se le encarceló durante dos años, en los que nuestro protagonista aprovechó para dedicarse a estudiar francés e inglés de la mano de su compañero. La biografía aludía a que los socialistas alemanes se distinguían por su educación, adquirida no tanto en centros reglados, como de forma autodidacta, aprovechando los tiempos en los que casi todos tuvieron que pasar en la cárcel, ya que, como es sabido, Bismarck emprendió una sistemática persecución de los mismos, al considerar que eran elementos muy peligrosos, tanto para Prusia, como luego para la nueva Alemania imperial.

La justicia alemana le desposeyó de sus derechos como diputado, pero eso no fue obstáculo, sino todo lo contrario, para que saliera reelegido

Bebel sería encarcelado de nuevo y durante unos meses en la legislatura 1874-1877, por delito de lesa majestad. La justicia alemana le desposeyó de sus derechos como diputado, pero eso no fue obstáculo, sino todo lo contrario, para que saliera reelegido. En el artículo se aludía a que la persecución del canciller de hierro había sido la mejor propaganda política. En este sentido, es interesante cómo se era consciente en ese mismo momento de un hecho constatable. Nos referimos a que la persecución de Bismarck no hizo más que fortalecer a la socialdemocracia alemana. Cuando el canciller se retiró de la política, ya era una fuerza política imparable, cosechando éxito electoral tras éxito electoral, como el propio Pablo Iglesias se haría eco en la década de los noventa, poniendo al SPD siempre como un ejemplo.

Por fin, se insistía al final del artículo en la capacidad oratoria parlamentaria de Bebel y en la profundidad de su discurso, incidiendo, en una de sus grandes características, su intenso antimilitarismo.

Bebel ante el socialismo italiano y la anexión de la Tripolitana

La guerra de Italia contra el Imperio Turco en Libia generó un intensísimo debate en el seno del siempre tensionado Partido Socialista Italiano. En el Congreso del verano de 1912 se expulsaría a los socialistas que se mostraron favorables a esta guerra, de intenso tono imperialista, y que también defendían el ingreso en un gobierno de Giolitti, entre los que destacaba Leonida Bissolati, y que formarían en ese mismo momento el Partido Socialista Reformista Italiano.

En esas disputas apareció la figura del socialdemócrata alemán August Bebel, que emitiría públicamente su opinión, ya que fue aludido en las mismas, y quería dejar clara su posición. En España se pudo conocer la misma gracias a que los socialistas españoles publicaron el texto del alemán en el número del 22 de marzo de 1912 de El Socialista. Interesa detenernos en esta cuestión no sólo para conocer la postura de Bebel, sino del propio socialismo español al respecto, ambas profundamente críticas con los socialistas favorables a la guerra libia.

En primer lugar, El Socialista salía al paso de la supuesta unanimidad que habría mostrado el PSI ante la invasión de la Cirenaica y la Tripolitana, considerada como un atropello cometido por el gobierno italiano. En realidad, solamente una minoría de diputados socialistas había apoyado esta medida, frente a la mayoría del grupo parlamentario, el Partido, y sus órganos de expresión como Avanti! y La Crítica Sociale, en línea con lo que defendía el socialismo internacional.

En este sentido, aludía a las intensas críticas que había recibido Turati por parte de los favorables a la guerra en Libia, y de los sectores “patrioteros”, llamándole “turco”.

Además, escribía que, efectivamente Enrico Ferri había pronunciado un discurso defendiendo la anexión, pero que los socialistas de Mantua iban a juzgarle por traidor, ya que era diputado por dicha circunscripción electoral. También citaba algún otro caso, insistiendo que los diputados socialistas italianos que no habían cumplido con deber, era despreciados por el Partido y lo serían por toda la clase obrera cuando Italia se viera libre del “falso patriotismo” que se había inculcado por parte de la “prensa burguesa”.

Pero el problema concreto que afectaba a Bebel tenía que ver con las declaraciones de Ferri. Al parecer, el italiano había expresado que en el Reichstag alemán se habría pronunciado un discurso que demostraría que se podía ser socialista y a la vez favorable a una política de expansión, cuyo supuesto autor había sido Bebel, y no se le había expulsado del SPD.

El Socialista 1354 (22/3/1912)
El Socialista 1354 (22/3/1912)

El periódico socialista italiano Avanti! escribió a Bebel para que ofreciera una respuesta a lo expresado por Ferri. Bebel contestó con una carta en la que afirmaba tajantemente que desde el momento en el que Alemania había entrado en la dinámica de la política imperialista se había convertido en un enérgico adversario de la misma, por lo que el diputado italiano no podía escudarse en él.

Hemos consultado el número 1354 de El Socialista.

Cuestiones iniciales de la obra de Bebel sobre la mujer

Es indudable que la obra, La mujer en el pasado, en el presente y en el porvenir, de August Bebel constituye un hito en la historia del feminismo socialista porque superó las reticencias que en el seno del socialismo se produjeron por parte de quienes no entendían la importancia de la emancipación de la mujer, y que la misma debía emprenderse también desde el propio campo. En este trabajo queremos reflejar algunas cuestiones que creemos fundamentales. Para ello hemos empleado la traducción que publicó de la obra, por entregas, El Socialista a partir del 1 de septiembre de 1923.

El Socialista 4544  (1/9/1923)
El Socialista 4544  (1/9/1923)

Bebel lo dejó claro nada más comenzar el libro: la mujer y el trabajador tenían en común que eran seres oprimidos desde tiempo inmemorial. Es verdad que esta opresión había adoptado formas distintas, pero había sido invariable en el tiempo. Una vez hecha esta afirmación contundente, el socialista alemán explicaba que era muy raro encontrar en la historia momentos en los que el obrero y la mujer hubieran tenido conciencia clara de su servidumbre, un aspecto que tiene que ver con la importancia de la conciencia de clase en el marxismo. Es más, Bebel consideraba que la mujer había sido tratada peor en la Historia porque el propio trabajador la había considerado como un ser inferior. Esa verdadera esclavitud, al durar tantas generaciones, se había convertido en una costumbre, en un hecho natural. La mujer se había habituado a considerar tan natural ese estado de inferioridad que costaba mucho trabajo persuadirla de la indignidad de su situación, y de que debía aspirar a ser en la sociedad un miembro con los mismos derechos que los que tenía el hombre, ser igual en todos los conceptos.

La obra, ‘La mujer en el pasado, en el presente y en el porvenir’, de August Bebel constituye un hito en la historia del feminismo socialista

No podemos negar que estas primeras frases de la obra de Bebel tienen una importancia fundamental. En primer lugar, porque constata la situación de dominio que se ha ejercido sobre la mujer, como contra el trabajador, pero, sobre todo, que el propio trabajador por el hecho de ser hombre había venido ejerciendo secularmente esa dominación también, algo que no parecían entender algunos miembros del movimiento obrero. Por fin, Bebel hablaba de la necesidad de fomentar conciencia para que la mujer luchase por su emancipación, por la igualdad.

Como buen socialista, Bebel hablaba de una dependencia económica que el oprimido padecería respecto al opresor, y esto se daba también en el caso de la mujer. Y ahí comenzaba su análisis histórico.

Luise Kautsky y el libro de Bebel sobre la mujer

Luise Kautksy (1864-1944) fue una intensa socialista alemana, amiga de Rosa Luxemburgo, y que se casó con uno de los principales líderes de la Socialdemocracia, Karl Kautsky, terminando sus días asesinada por los nazis. Fue concejala en Berlín por el USPD, formación que había salido de la crisis de la Socialdemocracia alemana en relación con la Gran Guerra.

Luise Kautksy
Luise Kautksy

En este artículo queremos acercarnos a un texto de Luise sobre un libro fundamental en la historia del feminismo socialista, el que escribió otro de los grandes socialdemócratas, August Bebel, titulado, La Mujer y el Socialismo, y que supuso un punto de inflexión sobre la relación compleja que el movimiento obrero socialista había tenido hasta entonces con relación a la mujer. El trabajo de Luise nos aporta información sobre la génesis del libro y sobre su repercusión, y se trata, además, de una lectura desde el momento del inicio del poder de los nazis en Alemania.

Luise Kautsky recordaba en un trabajo, que el lector español pudo leer en El Socialista en agosto de 1933, cómo en 1910 Bebel había presentado la quincuagésima edición de su libro, y donde aludió, no sin orgullo, al crecido número de ediciones publicadas en Alemania y en el mundo entero, con traducciones a quince idiomas. Expresó que el libro había dejado huella, y quienes más lo habían propagado habían sido, precisamente, sus enemigos.

Kautsky se demoraba en esta cuestión de las críticas al libro, señalando que pocas obras habían recibido ataques tan enconados y censuras más violentas que la escrita por Bebel. Las claves estaban en que el autor se había convertido en el representante de una corriente nueva. Había sido el primero en valorar una nueva fuerza social porque había instado a la movilización de la mujer contra la sociedad burguesa. Y eso, lógicamente, había generado críticas intensas.

El autor había entrado en un “territorio virgen”. Bebel, además, no solamente había trabajado por el despertar y formación de la mujer, sino también para ganarla para la causa socialista.

Al parecer, Bebel había explicado que los dos años que había pasado en prisión le habían permitido estudiar, algo que no había podido hacer en los años de lucha por la vida y por la causa. Se había preocupado por la cuestión femenina porque estudiando a los socialistas y comunistas franceses que se ocupaban de la situación de la mujer, aunque desde una perspectiva utópica (así es, los utópicos franceses trataron esta cuestión, como es sabido, y como hemos planteado en algunos trabajos en este periódico), de dio cuenta que en el ámbito alemán había una “formidable laguna”, aunque, bien sabemos que Engels sí se había adentrado en el mismo, pero, sin lugar a dudas, estamos de acuerdo que la mujer no había sido protagonista del pensamiento socialista.

Bebel, en sus glosas a un escrito sobre un estudio acerca de la verdadera estructura del cristianismo, de Yves Gugot y Segismundo Lacroix, y que había leído en la cárcel, publicó un escrito sobre la situación presente y futura de la mujer. Este opúsculo o suplemento era, a juicio del propio Bebel, el primer trabajo del Partido sobre la situación de la mujer desde el punto de vista socialista. Eso le animó, siempre a juicio de Luise Kautsky, a profundizar y a ponerse al trabajo.

Bebel había sido el primero en valorar una nueva fuerza social porque había instado a la movilización de la mujer contra la sociedad burguesa

El libro fue impreso clandestinamente en Leipzig, y como consecuencia de la persecución contra la Socialdemocracia, tuvo que aparecer con un título sin alusiones al socialismo, “La mujer en el pasado, en el presente y en el porvenir”. Y comenzó a ser un éxito entre los socialistas, que lo pedían a través de una consigna, que era el nombre de la compañera de Bebel. Así pues, la obra corrió de mano en mano.

Las ediciones del libro se habían multiplicado a la muerte del propio Bebel. Diez años después de este hecho, ya se estaban en 185 ediciones nuevas, algo insólito en la propia Alemania, y más, como decía la propia Luise Kautsky, tratando de un libro sesudo, que exigía atención y estudio, y para el obrero no muy ilustrado, un gran esfuerzo.

Pero, ¿qué había quedado de todo eso en la Alemania del momento? La barbarie nazi se había ensañado con la cuestión femenina. Todas las conquistas que se habían producido, y que la Socialdemocracia intentó asegurar, habían sido destruidas. Las mujeres se veían excluidas de toda actividad política y de la actividad laboral, destinadas al hogar. Luise Kautsky explicaba al final de su artículo la situación de la mujer en la nueva Alemania, lamentándose profundamente de que millones de mujeres aceptasen sin resistencia y hasta con júbilo el nuevo trato. Si resucitara Bebel sería “crucificado y quemado”, como había pasado con su libro, arrojado a la hoguera.

Podemos acudir al número 7651 de El Socialista. El propio periódico español había publicado el libro por entregas.

La profecía de Bebel sobre la guerra en Europa

En marzo de 1915, cuando ya se llevaban unos meses de guerra, los socialistas españoles se acordaron de una profecía de August Bebel, fallecido en agosto de 1913.

En 1900 había publicado el imprescindible socialdemócrata alemán un folleto titulado “El ejército permanente y las milicias populares”, donde decía: “Cualquier guerra que surja entre dos potencias de Europa se transformará inevitablemente, con matemática precisión, en una guerra europea”.

A la pregunta de cuál sería la suerte del Imperio alemán en el caso de que, declarada la guerra, Inglaterra se aliase con los adversarios de Alemania, Bebel contestó que la escuadra alemana era inferior a la inglesa, que se cuidaba de ir creciendo para seguir conservando su superioridad. Alemania perdería casi inmediatamente sus colonias nada más declararse la guerra. Japón, al unirse inevitablemente a Inglaterra, terminaría con las conquistas germanas realizadas en el Extremo Oriente, provocando un alto coste económico. Por fin, la flota mercante alemana perecería porque Inglaterra se apoderaría de todos sus barcos.

Pero, además, la guerra contra Francia, opinaba Bebel, ayudada por Inglaterra y Rusia, provocaría la completa destrucción de la potencia germánica. Francia recobraría Alsacia y Lorena, y podría llegar a apoderarse de la orilla izquierda del Rhin.

Rusia, por su parte, podría realizar su sueño de dominio de la antigua Polonia, queriendo, además, apoderarse del Niemen y del Vístula, y tal vez de algún puerto marítimo.

El Socialista 2108 (2/3/1915)
El Socialista 2108 (2/3/1915)

La guerra paralizaría en Alemania la actividad económica, deteniéndose la exportación, y sin poder exportar era imposible que el Imperio germano sobreviviese. Eso generaría falta de trabajo. Pero también se paralizaría la importación y Alemania tampoco podía vivir sin importar. La consecuencia sería el hambre.

El periódico español recordaba que cuando en 1900 se publicó este trabajo, los gobernantes alemanes se burlaron. En el artículo se afirmaba que si en las presentes circunstancias (y todavía era pronto para ver las consecuencias del conflicto, añadimos nosotros) de marzo de 1915 esas autoridades recordasen lo dicho por el socialista, seguramente no sería “la risa la sensación” que sintieran.

Hemos consultado el número 2108 de El Socialista, de 2 de marzo de 1915.

La guerra contra Francia, opinaba Bebel, ayudada por Inglaterra y Rusia, provocaría la completa destrucción de la potencia germánica

Bebel y el interés general

Teorizando sobre la expropiación de los medios de producción como base de la sociedad socialista, uno de los padres de la socialdemocracia alemana, August Bebel, planteaba la posible objeción sobre la bondad de este profundo cambio por parte de personas imbuidas de pensamientos o ideas capitalistas. ¿Con qué título o justificación querría hacer la sociedad esta transformación? Bebel replicaba que con el mismo argumento que siempre se había empleado a la hora de emprender transformaciones y reformas, es decir, el bien general. Pero había que dejar claro que había significado el concepto de bien general.

Históricamente, la sociedad se había movido por los esfuerzos de una minoría, pero que siempre había procedido en nombre de toda la sociedad, en nombre del pueblo, en fin, haciéndose pasar por toda la sociedad.

Pero, por eso mismo, las actuaciones emprendidas por el Estado y por la sociedad en la Historia no se había hecho, realmente, por el interés general, sino en beneficio de las clases que habían dominado en cada período.

¿Quién representaba a la República romana?, ¿los pueblos sujetos y/o los esclavos? No, solamente los ciudadanos romanos, y entre ellos su nobleza (los patricios).

El bien general se había empleado a partir de entonces, por nobles y príncipes en la Edad Media. Por el bien general, la Revolución francesa había expropiado a la nobleza y el clero, nutriendo a la burguesía francesa, que había alcanzado la propiedad de ese modo. Pero también en España se había expropiado a la Iglesia (desamortización), como en Italia, y siempre por el bien general. La nobleza británica se había hecho en los inicios del siglo XIX con millones de acres de tierras comunales por el bien general.

El Socialista 3901  (13/8/1921)
El Socialista 3901  (13/8/1921)

En conclusión, el progreso de la burguesía, en opinión del socialista alemán, se había realizado en interés de este denominado bien general, en una suerte de expropiaciones y confiscaciones. El fabricante absorbía al obrero, el gran propietario al labrador, el gran negociante al pequeño mercader, y hasta el capitalista a otro capitalista; todo en bien del interés general, de la nación.

La diferencia fundamental de la expropiación con el triunfo de la revolución socialista se basaría, precisamente, en que, se haría para todos, en realidad, no en beneficio de una determinada clase, sino para que las clases desapareciesen. Y el Estado ya no tendría razón de ser. La sociedad se salvaría por ella misma, no por una parte de la misma, que decía actuar en su nombre. Sería el triunfo de la igualdad, con el fin de hacer posible una existencia digna al ser humano.

Hemos trabajado con el texto de Bebel, traducido al castellano en El Socialista, en el número de 13 de agosto de 1921.

La muerte de Bebel en 1913

El día 13 de agosto de 1913 moría uno de los socialistas más importantes de la Historia del socialismo alemán y europeo, August Bebel. Hoy recordamos su figura desde los ojos del socialismo español, a través del homenaje que le brindó El Socialista en su número del día siguiente a su fallecimiento.

El Socialista insertó una fotografía de Bebel en la primera página e informaba del hecho de su muerte a los setenta y tres años de edad en Suiza, además de enviar un telegrama de pésame a su homólogo el diario Worwaerts, el órgano oficial del SPD.

Vandervelde, destacado socialista belga y máximo dirigente de la Segunda Internacional, rememoró su figura desde Le Peuple, periódico de Bruselas. De Bebel recordaba que era la última figura viva de la época del inicio del socialismo en Alemania, y que se levantó contra las consecuencias de la guerra franco-prusiana, especialmente por la anexión de Alsacia-Lorena, cuestión de intenso enfrentamiento a partir de entonces entre Francia y Alemania. Es muy significativo que se aludiese a esta cuestión en esos momentos de máxima tensión internacional a un año del estallido de la Gran Guerra. También recordaba su trabajo aplicando las ideas de Marx, aconsejando a los distintos partidos socialistas, siendo toda una autoridad en el socialismo occidental.

El periódico español elogiaba su labor como organizador del SPD, junto con Lassalle y Liebknecht. Es interesante destacar que el texto incidía mucho en su labor como dirigente del SPD y de su lucha frente a Bismarck, algo que había importado mucho a los socialistas españoles cuando se produjo esta persecución.

Bebel y Liebknecht fueron muy críticos de las políticas de Bismarck. Estos dos líderes votarían contra la concesión de créditos para la guerra franco-prusiana

Bebel comenzaría muy pronto su compromiso social y político. Con veintiún años, en 1861, ingresó en la Federación de Sociedades Obreras alemanas, donde llegaría a altos puestos de responsabilidad. Pero, al contrario de Proudhon, no le dominó la condición de artesano porque ya en 1866 ingresaría en la Sección alemana de la Internacional, que había creado Liebknecht a su vuelta del exilio. Bebel adquiriría mucho protagonismo, ya que en el Congreso de Nuremberg consiguió que se adoptaran los Estatutos de la Internacional y las ideas del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, como base del Partido. En 1867 fue elegido diputado, y dos años después entraría en prisión por propaganda ilegal. No sería la única detención ni la única vez que fuera encarcelado.

Bebel fue un enérgico crítico, junto con Liebknecht, de las políticas del canciller Bismarck. Estos dos líderes votarían contra la concesión de créditos para la guerra franco-prusiana. Sus críticas contra este conflicto le llevaron a prisión, acusados de alta traición. Al salir de la cárcel continuaron con la misma crítica, especialmente en relación con el asunto de Alsacia y Lorena. Bismarck inició contra ambos una encarnizada persecución con distintos procesos y condenas. Pero Bebel salió triunfante en las urnas, a pesar de todo. Tenemos que tener en cuenta que el canciller de hierro consiguió que los tribunales le privaran de su acta de diputado, pero los electores le reeligieron. Las estancias en la cárcel le causaron graves prejuicios de salud. Por fin, la biografía terminaba con una relación de las obras escritas por Bebel.

En el siguiente número de El Socialista se informó a los lectores de los telegramas que el Comité Nacional del PSOE, la revista Vida Socialista y las Juventudes Socialistas habían enviado a Alemania.

El número del 16 de agosto del periódico español informaba sobre el testamento de Bebel, en relación con su deseo de ser enterrado en Zúrich junto con su esposa, y sobre el legado que dejaba para el SPD, al que, además concedía el derecho de edición de sus obras.

El Socialista 1552 (23/8/1913)
El Socialista 1552 (23/8/1913)

En El Socialista de 17 de agosto se insertó un interesante artículo que explicaba los últimos años de Bebel, muy enfermo, pero activo en su compromiso. También se recogían sus últimos escritos y palabras. Al día siguiente se relató, siempre en primera página, el entierro (incineración) de August Bebel.

El Socialista rescató en el número 1549 una carta que Bebel envió en 1903 a La Revista Socialista sobre el triunfo electoral del SPD de ese año, donde hacía una serie de reflexiones sobre las relaciones entre los socialistas y los partidos “burgueses”, y sobre la oportunidad de que los socialistas españoles comenzaran a valorar la necesidad de tener relaciones con los mismos, dado el atraso político en España, siempre que fuera en beneficio de los trabajadores, sin renunciar a la defensa de los mismos, y con mucha cautela. Estamos, hablando, por tanto, de un documento harto interesante en la historia de las relaciones entre socialistas y republicanos en la España de comienzos del siglo XX.

Por su parte, Juan Almela Meliá escribió un breve artículo en el número 1550 en homenaje a Bebel.

El número 1552 se abrió con una viñeta en el que se puede ver a Bebel trabajando como maestro tornero, que había sido su oficio, la figura del emperador alemán, en alusión a un famoso discurso que pronunció en noviembre de 1908 en el Reichstag contra el káiser por su implicación personal en la diplomacia, como bien sabemos en la escala de tensiones que Guillermo II generó en ese momento crítico de la paz armada. Otra viñeta aparecía en el siguiente número en el que se veía al emperador en el velatorio de Bebel, exclamando: “¡Bebel ha muerto! ¡Ya no le tendré miedo!”.

Pero, a nuestro entender, la gran contribución del periódico socialista español sobre la figura de Bebel, sería la publicación en castellano y en distintos números y por partes, de la que consideramos la obra fundamental de Bebel sobre la mujer, base del feminismo socialista a partir de entonces.

August Bebel