jueves. 25.04.2024
Imagen: Pixabay
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Etimológicamente necedad procede del latín nescius “necio” y, del sufijo –dad, que indica “cualidad."

Se denomina necedad a la cualidad o adjetivo que describe al individuo necio que se caracteriza por su ignorancia y por actuar de manera desacertada.

Es decir, etimológicamente, necedad es la ausencia total de discernimiento sobre algo. Puede definirse, siguiendo al maestro Chuang Tzu, como la ignorancia de la propia ignorancia o de manera más amplia, la falta de conciencia de la propia incompetencia, como se dice en la programación neurolingüística.

En la necedad, el sujeto que la padece está plenamente convencido de que sabe aquello que realmente ignora o conoce aquello que evidentemente desconoce. Para esta singular realidad psicológica, el vacío de conocimiento sobre un referente real no justifica una conducta caracterizada por una actitud necia.

  1. Personalidad y cognición
  2. ¿Son inteligentes los animales?
  3. Inteligencia social y emocional

Personalidad y cognición

Como modelo explicativo de necedad hay dos factores, un factor, la "personalidad", explica en gran medida por qué las personas necias se comportan como lo hacen, y otro factor es la "cognición", especialmente la inteligencia social, que explica en gran parte por qué ese comportamiento es en última instancia necio, en la medida en que socava el logro de los objetivos que se desea alcanzar.

Hay muchos factores que contribuyen a un estilo de personalidad marcado por una franqueza excesiva, con un estilo probablemente forjado durante los primeros años de una persona, como se refleja, por ejemplo, en las ideas adlerianas del impulso por el poder.

Refiere Adler:

No hay duda de que la educación actual en la familia promueve la lucha por el poder y el desarrollo excesivo de la vanidad… Desafortunadamente, no podemos negar que los padres no son ni buenos psicólogos, ni buenos pedagogos. Hoy en día las principales tendencias de la educación familiar son los diversos grados de egoísmos familiares…”.

Generalmente, la necedad se da en aquellas personas que sufrieron una educación severa e inflexible en su infancia por parte de sus padres. Padres intolerantes y rígidos causan trastornos emocionales en sus hijos al estrecharles el campo de sus libres elecciones. Cuando un niño no encuentra un buen abanico de opciones dadas por sus padres, sino solamente caminos únicos, rígidos e inflexibles, el niño primero, el joven después y, finalmente en el desarrollo, el adulto tenderá a comportarse rígidamente y con tendencia a las actitudes calificadas como necias, al igual que la madre o el padre dominante.

Podríamos, por tanto, aplicar la premisa de que la necedad es lo contrario de la actitud inteligente.

¿Son inteligentes los animales?

En el dualismo establecido por Descartes entre res cogitans y res extensa, insiste en que sólo el hombre es pensamiento, en tanto que los animales no son más que extensión, simples máquinas que ni sienten ni piensan. Esta doctrina del maquinismo o automatismo de los animales determinará la concepción del mundo animal prácticamente hasta finales del siglo XIX.

Pero la obra de Darwin, primero, y sobre todo el nacimiento y desarrollo de la Etología después, harán declinar definitivamente tales posiciones, al tiempo que acabarán por destrozar muchas de las tradicionales líneas de demarcación tradicionalmente utilizadas para diferenciar al hombre del resto de los animales y subrayar la especificidad de éste (el lenguaje o la cultura son algunas de ellas).

Evolución. (Imagen: Pixabay)
Evolución. (Imagen: Pixabay)

Por lo que respecta a la inteligencia, los etólogos han demostrado cumplidamente que tanto si decidimos entenderla como la disposición para el aprendizaje como si preferimos verla como la capacidad de resolver problemas, hay que admitir que se encuentra también en el mundo animal: los animales, en efecto, no sólo son capaces de realizar aprendizajes y resolver problemas, sino que lo hacen del mismo modo que a menudo lo hace el ser humano, a saber, mediante tentativas, por eliminación de los intentos fallidos, es decir, por ensayo y error. Incluso nos muestran en los estudios en los chimpancés, que no sólo realizan aprendizajes y resuelven problemas, sino que parecen manifestar, además, un cierto grado de reflexión y comprensión ante una situación o dificultad novedosa (cierto grado de inteligencia social).

Los etólogos han concluido, pues, no sólo que los animales o al menos algunos, son inteligentes, sino también, y esto es más importante, que entre la inteligencia humana y la inteligencia animal no existen diferencias esenciales, sino únicamente de grado.

En última instancia, comportarse de una manera necia hacia los demás es una elección que uno hace, y que uno puede controlar, o mejorar controlando, si uno está motivado para cambiar.

Inteligencia social y emocional

Aquí es donde entra en juego la inteligencia social. Esta se define como la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros en forma empática y asertiva. Esta capacidad parte de conocerte a sí mismo y tener una buena gestión de emociones, por esto podemos decir que está muy ligada a la inteligencia emocional, pero no son exactamente la misma cosa.

La inteligencia emocional parte de la introspección y cubre aspectos como la conciencia emocional y la aplicación de emociones en el proceso cognitivo para resolver problemas; tiene más que ver con los procesos que lleva una persona por sí misma antes del momento de la interacción.

Cuando ya se está en una interacción es cuando la inteligencia emocional une fuerzas con la inteligencia social, que cubre tareas como la expresión, el diálogo, la escucha, la conciliación y el aprendizaje consecuente de la comunicación con otros.

La inteligencia social contiene las habilidades necesarias para comunicarse efectivamente con otras personas. Dentro de estas habilidades están:

Expresión verbal

la capacidad verbal, no verbal y conversacional fluida: La parte más básica de la inteligencia social es simplemente expresión verbal;

Roles y costumbres

el conocimiento sobre roles sociales y costumbres: estar al tanto de las reglas sociales, costumbres e idiosincrasia de determinado grupo es parte de las aptitudes manejadas por la inteligencia social;

la capacidad de escucha: el ejercicio de la escucha efectiva es fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional, ayuda a conectar con los interlocutores, prevenir conflictos y obtener aprendizajes a través del diálogo;

Empatía

el entendimiento sobre cómo funciona la sensibilidad del otro: entender lo que activa las emociones de las personas, ya sean negativas o positivas, es en sí un ejercicio de empatía, y facilita la comunicación con las demás personas, ya que incluye en nuestro discurso las particularidades de los interlocutores;

Adaptación

la ejecución del rol y eficacia social: esta habilidad permite adaptarse a diferentes entornos sociales, tener una idea clara de lo que socialmente se espera de nosotros en un ambiente, ya sea familiar, laboral, amistoso, de soporte o algún otro ayuda a reducir el estrés y asegura interacciones más constructivas;

Imagen

la construcción y mantenimiento de una imagen externa: consiste en la habilidad de presentarnos a otros en forma que se conecte con las demás personas sin alejarnos de lo que define la nuestra.

El objetivo es comportarse de una forma sincera hacia la otra persona mostrando empatía, consenso y comprensión de las particularidades de los demás.

Por último, compartir esta reflexión de nuestro sabio premio Nobel, Santiago Ramón y Cajal: "se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento”.


¿Qué es ser un necio?