jueves. 28.03.2024

Vivir en una gran ciudad tiene numerosas ventajas, pero también sus inconvenientes. La densidad de población, el ruido, los largos desplazamientos, la falta de espacios verdes, la contaminación etc. son algunos de los factores que hacen que vivir en una ciudad pueda llegar a un trastorno de ansiedad. Según un estudio reciente, vivir en la ciudad aumenta en un 21% la probabilidad de padecer un trastorno de ansiedad, además de ser un factor de riesgo de sufrir depresión o esquizofrenia.

Según una investigación realizada por la Sociedad Española de Medicina General, algunos factores ambientales del campo favorecen a sus habitantes ya que sufren menos casos de cáncer, padecen menos hipertensión y desarrollan menos trastornos psicológicos, como son la ansiedad y la depresión. Pero, por otro lado, las personas que viven en el campo son más propensas a tener enfermedades infecciosas y a las crisis cardiovasculares agudas, debido al tiempo que tardan los servicios médicos en atenderles.

Vivir en una ciudad, según un estudio realizado en el Instituto Universitario de Salud Mental Douglas de Montreal (Canadá), es más probable que puedas sufrir un trastorno de ansiedad y se sabe además que también incrementa el riesgo de padecer trastornos psicológicos. El estrés parece ser el gran responsable de que la salud mental de las personas que residen en una ciudad sea algo peor que la de las personas que habitan en zonas rurales.

En el campo son más propensas las enfermedades infecciosas y las crisis cardiovasculares agudas, debido a la tardanza de los servicios médicos en atenderles

En un estudio realizado en la Universidad de las Islas Baleares se estudió la depresión en el entorno urbano y en el entorno rural. Dicho análisis se llevó a cabo exponiendo las prevalencias de cada área, sus factores de riesgo y por último sus factores protectores. Se han encontrado tanto factores de riesgo como protectores comunes en ambos entornos (rural y urbano), así como factores específicos para cada área. En relación con las prevalencias, se observó que el porcentaje del trastorno depresivo es menor en la zona rural que en la zona urbana. Se hipotetizó que las zonas rurales tienen menor prevalencia debido a la globalización de las áreas urbanas.

Sin embargo, la vida en el campo puede no ser tan buena para la salud mental como se ha descrito, ya que una variable fundamental a tener en cuenta es la que estudia la psicoecología transcultural. Un reciente estudio llevado a cabo en EE. UU. revela que aquellos que viven en áreas rurales pueden estar más ansiosos y deprimidos que los que viven en las zonas urbanas. Vivir en el campo, en las zonas rurales, ha sido idealizado durante mucho tiempo como un lugar idílico para criar una familia. Después de todo, el aire libre y el espacio para correr libremente presentan claras ventajas.

Pero los nuevos hallazgos de un estudio de psicoecología transcultural, de la Universidad de Houston, publicado recientemente en el Journal of Personality., indican que las personas que viven en áreas más rurales tienden a estar más ansiosos y deprimidos, así como menos abiertos de mente y más neuróticos en EEUU. El estudio también reveló que los sujetos que vivían en el campo no estaban más satisfechos con sus vidas, ni tenían más propósitos o significados en la misma, que las personas que vivían en áreas urbanas.

Un estudio llevado a cabo en EEUU revela que aquellos que viven en áreas rurales pueden estar más ansiosos y deprimidos que los que viven en las zonas urbanas

La investigación señala las disparidades en el acceso a los servicios psicológicos como una posible razón para estas diferencias psicológicas. Desde 2010, ha habido un aumento en el cierre de hospitales rurales en EEUU, que también ha contribuido a una reducción en la fuerza laboral de los proveedores de atención médica, incluidos los profesionales de la salud mental. Casi el 85% de todos los condados rurales tienen una escasez de profesionales de salud mental a pesar de que las personas residentes en estas zonas piden más servicios psicológicos.

El estudio llena un vacío importante en la literatura al mostrar que el lugar donde viven las personas puede afectar la personalidad y el bienestar en la edad adulta, al tiempo que plantea más preguntas para futuros trabajos por explorar.

Dadas las consecuencias de largo alcance de las disparidades de salud rural para individuos, familias y comunidades, existe una necesidad apremiante de identificar los mecanismos psicológicos, sociales y estructurales responsables de las disparidades y las formas en que intervenir sobre esos mecanismos para mejorar la salud de los estadounidenses rurales.

Por último, compartir esta reflexión de Mario Benedetti: “No vayas a creer lo que te cuentan del mundo, ni siquiera esto que te estoy contando, ya te dije que el mundo es incontable.

Medio rural versus urbano: influencia en salud mental