sábado. 20.04.2024

Numerosos estudios previos han examinado la relación entre los niveles de estrés y la presión arterial. El estrés se puede definir como un desequilibrio percibido entre la demanda y la capacidad de respuesta (de la persona) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda tiene importantes consecuencias. El estrés no es una enfermedad, pero una exposición prolongada al mismo puede reducir la efectividad en el trabajo y causar daños a la salud.

Las enfermedades cardíacas también pueden estar asociadas a ciertas afecciones relacionadas con el estrés, como las siguientes: Ansiedad, depresión o distanciamiento de amigos y la familia.

No hay pruebas de que estas afecciones estén directamente relacionadas con la presión arterial alta, pero las hormonas que el cuerpo produce cuando se encuentra bajo estrés emocional pueden dañar las arterias. El daño de las arterias puede llevar a enfermedades cardíacas. Además, los síntomas de depresión y ansiedad pueden hacer que algunas personas se olviden de tomar los medicamentos para controlar la presión arterial alta u otras afecciones cardíacas.

El estrés no es una enfermedad, pero una exposición prolongada al mismo puede reducir la efectividad en el trabajo y causar daños a la salud

El estrés puede causar aumentos bruscos de la presión arterial, pero, cuando desaparece, la presión arterial regresa a los valores previos a la situación estresante. Sin embargo, las subidas repentinas y breves de la presión arterial pueden causar ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares y, con el tiempo, también pueden dañar los vasos sanguíneos, el corazón y los riñones. Este daño es similar al que ocasiona tener presión arterial alta de forma prolongada. Así pues, el estrés puede causar una breve subida repentina de la presión arterial. Sin embargo, los investigadores no están seguros de si el estrés puede elevar la presión arterial a largo plazo. Tanto las experiencias positivas como las negativas en nuestras relaciones contribuyen a nuestro estrés diario, a su afrontamiento y a aspectos fisiológicos, como la presión arterial y la reactividad de la frecuencia cardíaca. Sin embargo, reaccionar al estrés de manera poco saludable puede aumentar la presión arterial y el riesgo de ataque cardíaco o de accidente cerebrovascular.

Una reciente investigación en la revista Social Psychological and Personality Science sugiere que la forma en que te sientes acerca de tus relaciones cercanas puede estar afectando la forma en que funciona tu cuerpo. La nueva investigación examina los efectos de las experiencias de relación positivas y negativas en el cuerpo, así como la forma en que estas experiencias y resultados de salud cambian día a día.

En el transcurso de tres semanas, 4.005 participantes completaron controles diarios a través de su teléfono o reloj inteligentes, proporcionando evaluaciones de su presión arterial, frecuencia cardíaca, estrés y afrontamiento. Cada tres días, los participantes también compartieron reflexiones sobre su relación más cercana, detallando sus experiencias positivas y negativas.

Los investigadores encontraron que, en promedio, las personas con más experiencias positivas y menos experiencias negativas informaron menos estrés, mejor afrontamiento y menor reactividad a la presión arterial sistólica que conduce a un mejor funcionamiento fisiológico en la vida diaria.

Las personas con más experiencias positivas y menos experiencias negativas informaron menos estrés

Por el contrario, la variabilidad, o los altibajos diarios, en las experiencias de relación negativas como el conflicto fueron especialmente predictivos de resultados como el estrés, el afrontamiento y la presión arterial sistólica general.

El Dr. Don señala que una implicación más amplia de este estudio es que es importante considerar cómo los factores estresantes externos, como la pandemia de COVID-19, pueden afectar las relaciones de las personas y, por lo tanto, su salud física.

"Desde la pandemia de COVID-19, las relaciones se han enfrentado a desafíos, turbulencias y cambios sin precedentes", dice el Dr. Don. Lo que esto significa es que la pandemia de COVID puede tener implicaciones para la salud no solo por el virus en sí, sino también indirectamente como resultado del impacto que tiene en las relaciones de las personas. Es decir, debido a que la pandemia de COVID-19 ha creado una tensión, turbulencia y variabilidad considerables en las relaciones de las personas, puede alterar indirectamente el estrés, el afrontamiento y la fisiología en la vida diaria, todo lo cual tiene implicaciones importantes para el bienestar físico.

Los investigadores advirtieron concluyeron por la interpretación del estudio, que era prueba de que las experiencias de relación tienen efectos fisiológicos. En cambio, los hallazgos contienen asociaciones de la vida diaria que ilustran cómo las relaciones y la salud física a menudo están entrelazadas. Las conclusiones causales, dice el Dr. Don, deben reservarse para estudios experimentales.

En el futuro, el Dr. Don sugiere que los investigadores miren más allá de los resultados como la presión arterial y la reactividad de la frecuencia cardíaca para obtener una comprensión más completa de cómo las relaciones pueden afectar la salud: "Sería útil examinar otros estados fisiológicos, como las respuestas neuroendocrinas o del sistema nervioso simpático como resultados de experiencias diarias de relación positivas y negativas, que pueden revelar diferentes patrones de asociaciones".

Por último, compartir esta reflexión de Ambroise Bierce: ”Un hombre es como un árbol: en un bosque de sus iguales crecerá tan recto como su naturaleza individual y genérica lo permita; solo en campo abierto, cede a las tensiones y torsiones deformantes que lo rodean”.

Las experiencias positivas en las relaciones cercanas se asocian con una mejor salud...