jueves. 25.04.2024
musica

Actualizado el 6 de julio de 2023

Muchas personas usan la música para mejorar o cambiar su estado de ánimo, canalizar emociones e incluso como un apoyo psicológico (musicoterapia).

  1. Efectos fisiológicos de la música
  2. Reacciones emocionales

Efectos fisiológicos de la música

El fuerte impacto emocional de la música se deriva de sus profundos efectos tanto a nivel fisiológico como emocional. Así, por ejemplo, escuchar música relajante a menudo tiene un impacto positivo sobre el sistema nervioso autónomo, que regula muchas funciones corporales clave, como ralentizar la respiración, regular la frecuencia cardíaca, disminuir la presión arterial y reducir la tensión muscular, entre otras.

Escuchar música también nos afecta a otros niveles fisiológicos, ya que tiene un fuerte impacto en el sistema endocrino, que es responsable de la producción de hormonas. La música puede estimular la liberación de los neurotransmisores que afectan las experiencias de placer, al aumentar la producción de dopamina (la hormona de la recompensa), reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y aumentar la inmunoglobulina A salival (un anticuerpo responsable de fortalecer el sistema inmunológico).

La música que no nos gusta puede tener un efecto adverso sobre el estado de ánimo y el bienestar

Por supuesto, estos beneficios solo se experimentan si escuchamos música con la que disfrutamos, nuestra música, es decir “la familiaridad” de lo que escuchamos. También afecta la forma de disfrutar (solos, en familia, con amigos…), pero incluso la música nueva para nosotros puede estimular respuestas fisiológicas y emocionales positivas, si es similar a otra música que nos gusta. La música que no nos gusta puede tener un efecto adverso sobre el estado de ánimo y el bienestar. Las diferencias individuales implican reacciones diferentes a nivel emocional.  

Reacciones emocionales

Las reacciones a la música difieren dependiendo de las preferencias del sujeto y de la asociación que pueda tener con vivencias previas con la música, como la música asociada a la primera vez que nos enamoramos. Si no nos gusta una determinada música o nos trae recuerdos negativos, por ejemplo, la que sonaba en una discoteca un día en sucedió una disputa, no nos hará felices, independientemente de la calidad de la música.

Los dispositivos de escucha portátiles y las plataformas de transmisión de música actuales, han permitido elegir entre una selección de estilos musicales sin precedentes. La gente ahora puede escuchar su música favorita en cualquier momento y en cualquier lugar. Esto significa que la música se puede utilizar para crear un paisaje sonoro personal. Esto es común cuando se utiliza el transporte público, por ejemplo, ya que muchos pasajeros utilizan auriculares para crear un entorno sonoro individualizado como una distracción de los aspectos menos agradables de viajar en sistemas de transporte abarrotados y ruidosos.

Músicas que nos hacen felices

En un encuesta reciente realizada en EEUU, el 71% de los 2.000 participantes informaron que la música fue la influencia más fuerte en su estado de ánimo y casi el 75% escuchó música regularmente para animarse. En otro trabajo reciente de revisión de este encuesta, Michael Bonshor, Director del Curso Psicología de la Música en Educación, Interpretación y Bienestar, de la Universidad de Sheffield, intentó averiguar qué características musicales tienden a estar presentes en las “músicas que nos hacen felices".

Debe recordarse que las preferencias y expectativas musicales dependen, y mucho, de la cultura. Por ejemplo, algunas culturas asiáticas tienen diferentes asociaciones entre las emociones positivas / negativas y los acordes mayores / menores, por lo que,  las "músicas que nos hacen felices" en occidente pueden no ser interpretadas en otros lugares como tales.

Dentro de las culturas occidentales, hay ciertos componentes de la música popular que comúnmente están vinculados con emociones positivas. La música que se percibe como "feliz" generalmente se escribe en una tonalidad mayor con un tono brillante, con instrumentos con un timbre brillante: trompetas o guitarras eléctricas. La música "feliz" generalmente agrega la séptima nota de la escala a las tres notas principales del acorde. Esto crea una breve sensación de tensión, o expectativa placentera, seguida de alivio o resolución cuando la progresión armónica avanza como predice nuestra experiencia auditiva anterior.

Música pegadiza

Para muchas personas, escuchar música se convierte en una experiencia de inmersión, que puede distraerlos de las preocupaciones cotidianas. La participación musical activa a través del baile o el canto trae un disfrute adicional. Un ritmo simple y consistente, basado en dos o cuatro tiempos en un compás, aumenta el "ser bailable”, mientras que una estructura binaria: – verso-estribillo -verso-coro–, ayuda a establecer una familiaridad con esa música por lo que esta rápidamente se convierte en una música pegadiza.

El gran público, en general, prefiere música pegadiza, música que rápidamente se vuelve recordable. Es probable que las músicas más agradables, sean aquellas que dan una sensación de satisfacción. Un equilibrio entre previsibilidad y sorpresa, proporcionando una experiencia lo suficientemente conocida, como para ser placentera, y evitando ser demasiado simplista, suele ser una fórmula de éxito.

Los cambios inesperados pueden intensificar las respuestas emocionales. Los escuchantes a menudo obtienen el mayor placer de la música cuando están bastante seguros de lo que sucederá a continuación, pero luego una progresión inesperada de acordes o un cambio de clave proporciona una sorpresa. Sobre la base de experiencias previas, los escuchantes desarrollan expectativas sobre una determinada pieza musical. Si bien la música pegadiza para una mayoría tiende a dar el mayor placer, también debe contener suficientes elementos de sorpresa para retener suficientemente el interés.

Velocidad de la música

Michael Bonshor refiere la importancia de la velocidad de la música para generar un estado de felicidad. La música más rápida tiende a inducir emociones más positivas que la música más lenta. La investigación sugiere que la música que se percibe como feliz generalmente se realiza a un ritmo entre 140 y 150 latidos por minuto (LPM). No obstante, el tempo es una variable de confusión, porque la música rápida aumenta la excitación del sistema nervioso, y esto no siempre está asociado con una sensación satisfactoria. También puede haber diferencias en las emociones producidas por la música relacionadas con la edad del escuchante, en general, cada generación disfruta con la música de “su época”.

La música más rápida tiende a inducir emociones más positivas que la música más lenta

Lo que podemos afirmar con rotundidad, es que la música puede tener un profundo efecto en nuestra sensación de bienestar emocional, contribuyendo a que durante nuestra existencia la búsqueda de felicidad esté más a nuestro alcance.

Por último, compartir esta reflexión de Arthur Schopenhauer:

"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad”.

La música que nos hace felices