martes. 19.03.2024

Comenzaremos con un hecho que debiera ser evidente para la izquierda –al menos para la izquierda formal a la izquierda del PSOE–: el día 24 de febrero del 2022 Russia ¡invadía Ucrania! y bombardeaba zonas del país, aunque de forma limitada. El otro hecho –que debiera ser evidente para esta izquierda– es que Ucrania ¡es un país soberano!, reconocido como tal por la ONU [1] y otros organismos internacionales. Y esto es lo que esa izquierda debiera poner en el frontispicio de sus análisis porque, de lo contrario, cualquier invasión, bombardeo, anexión, etc., de un país por otro puede ser justificable. 

Esa izquierda ha tenido razón cuando ha criticado con contundencia las actuaciones criminales de USA invadiendo, bombardeando y ocupando –aunque haya sido temporalmente– otros ¡estados soberanos! Las “intervenciones” de USA se cuentan con tres dígitos y siempre han sido condenadas por esa izquierda y condenables desde el punto de vista de cualquiera de los principios que propugnen el respecto a los derechos humanos; más aún, es absolutamente rechazable porque no respetan uno de ellos: que en un mundo de ¡estados! el principio de soberanía es el primero de ellos. Incluso este principio ha de ser respectado en estados que no sean estados de derecho, aun cuando sean autocracias y dictaduras, siempre que desde sus gobiernos respeten al resto de los estados.

La historia, el pasado –sea próximo o no–, las etnias, religiones, culturas en general, no justifican ninguna agresión de unos ¡estados contra otros!

Como se ve no estoy hablando de naciones o países, ni estoy hablando de cómo se han configurado esos estados porque la historia, el pasado –sea próximo o no–, las etnias, religiones, culturas en general, no justifican ninguna agresión de unos ¡estados contra otros! Si eso fuera así España debiera reivindicar la anexión del estado portugués por el español puesto que entre 1580 y 1640 fueron una sola nación o, mejor dicho, partes constitucionales del imperio hispánico. O, por ejemplo y con más razón si cabe, Méjico debiera reivindicar todo el territorio que en el siglo XIX la actual USA le arrebató por la fuerza Y así podríamos retroceder en el tiempo –y no muy lejos– para trastocar el mapa del mundo si nos saltamos el principio de que los ciudadanos vivimos en estados soberanos, sea cual sea el pasado de estos estados, sean democracias al uso, autocracias o dictaduras en la actualidad. Y esto no parece entenderlo mucha gente a la izquierda del PSOE por dos cuestiones: o no tienen en cuenta este principio de soberanía y justifican –por supuesta conveniencia ideológica– las intervenciones en el pasado en determinadas zonas del planeta que se consideran o se han considerado con títulos no jurídicos como los de naciones o países; o bien justifican este caso por las actuaciones criminales de USA y otros países afines al imperio americano en el pasado –sea próximo o no tanto–.

Convendría aclarar que un estado son tres cosas: un territorio, una población y un conjunto de leyes, principios e instituciones que obligan a esos ciudadanos a cumplir con ellas (las leyes). Un estado de derecho es lo anterior, pero con el añadido fundamental de que esas leyes e instituciones han sido elaboradas y ocupadas por políticos –en los puestos de decisión– elegidos democráticamente, sea de forma directa o indirecta. Es verdad que nada es perfecto porque los reyes en las monarquías existentes no han sido elegidos y eso constituye una contradicción y un ataque a estos principios para calificar a un estado como estado de derecho. 

Convendría aclarar que un estado son tres cosas: un territorio, una población y un conjunto de leyes, principios e instituciones

Y yendo a lo concreto, el presidente de la Federación rusa, el Sr. Putin, no pude dar lecciones de democracia a Ucrania, aunque esta última no pudiera ser homologable a democracias como la alemana o la italiana –que son repúblicas, es decir, que no son monarquías ni son repúblicas presidenciales (como la francesa o la yanqui)–. Russia es, en la mejor consideración, una autocracia y Ucrania una democracia imperfecta, pero lo importante es que ambos países son, en cualquier caso, ¡estados soberanos! De ahí que también cualquier hipotética agresión y /o invasión del país ruso fuera absolutamente reprobable. Pero eso no ha ocurrido por más bases militares que tenga la OTAN en zonas cercanas a la geografía rusa.

Saliendo ahora de los principios y yendo a las supuestas justificaciones estratégicas de la política, una de las razones que esgrime el mandatario ruso y, supuestamente, su gobierno, es que Ucrania supone un peligro para la integridad del territorio ruso y, por ende, para el pueblo ruso. Y esto es asumido tal cual, por cierta izquierda a la izquierda del PSOE, y nada supone mayor falacia. Para empezar ningún país que posea los miles de ojivas nucleares –en torno a las 6.000– es atacable ni ha sido atacado al menos desde la II Guerra Mundial. A ese club inatacable se ha incorporado claramente la República Popular China y –con menos contundencia en esa seguridad– estados como Francia, el Reino Unido, Israel, Pakistán, India y Corea del Norte. Desde luego ni USA, Russia y China son atacables en el presente por ningún otro país salvo por, hipotéticamente, por USA, Russia o China.

Russia es una autocracia y Ucrania una democracia imperfecta, pero lo importante es que ambos países son ¡estados soberanos!

Por eso resulta una falacia que una organización como es la OTAN pueda ser una amenaza para Russia por muchos motivos: en primer lugar, esta organización está compuesta por 30 países con intereses distintos y que, salvo tres de ellos, ninguno tiene bombas atómicas. En segundo lugar, porque los intereses económicos en relación a Russia de países como Alemania o Italia son tan patentes que ahora el corte de suministro del gas, por ejemplo, ha supuesto un verdadero problema para germanos e italianos, además de para otros países llamemos de la antigua órbita de la que era la Unión Soviética. En tercer lugar, porque la OTAN como tal es una organización defensiva y lo es, no porque lo diga sus estatutos fundacionales –eso importa poco–, sino porque de 30 países –de los cuales 27 no tienen la bomba atómica– no pueden ponerse de acuerdo para invadir y atacar a un país que tiene 6.000 ojivas nucleares. Ni el dirigente de Corea del Norte es tan estúpido. En cuarto lugar, porque ni Francia ni el Reino Unido tienen ningún interés en iniciar una guerra con Russia, más allá de que su arsenal atómico no sobrepasa las 250 ojivas nucleares cada uno de ellos. En quinto lugar, porque pertenecer a la OTAN le asegura a Russia que ninguno de los países europeos va a atacar, hipotéticamente, a Russia por su cuenta y riesgo porque el resto de los países le dejarían solo. Solo le apoyarían si es Russia la que ataca primero a cualquiera de estos y ahora 29 países (se incluyen Francia y Reino Unido). 

Por más bases USA que tenga en países cercanos a Russia, el país yanqui no tiene ningún interés en iniciar un ataque al estado ruso

He dejado aparte el caso de USA porque es el único país que, por su cuenta, podría atacar hipotéticamente a Russia dado su arsenal atómico. ¿Pero es esto realista pasadas ya dos décadas del siglo XXI? Por más bases USA que tenga en países cercanos a Russia, el país yanqui no tiene ningún interés en iniciar un ataque al estado ruso. En primer lugar, Russia dejó hace mucho tiempo de competir económicamente con USA y hoy el PIB ruso es inferior al de Italia; en segundo lugar, atacar primero a un país que dispone de 6.000 ojivas nucleares es un suicidio, aunque dispongas de otras tantas y de una tecnología superior, porque nada asegura que una respuesta –aunque sea limitada por el poder defensivo antinuclear propio– que algunas de esas ojivas nucleares pudieran caer en territorio yanqui y en otros territorios europeos. Ahora el verdadero adversario –de momento solo adversario– de USA es China porque, económicamente, ya le está disputando el primer puesto. De hecho, en términos de poder de compra el país chino ha superado al país americano y es cuestión de más o menos una década que le supere en términos absolutos. Y para USA supone un peligro China porque ha asumido de forma hipostásica que debe defender a Japón, Filipinas, Australia, Nueva Zelanda y, sobre todo, Taiwán, de las reivindicaciones chinas. Y aquí volvemos a lo mismo: tampoco tiene China ningún derecho a esa reinvocación histórica puesto que Taiwán es, actualmente, un estado soberano, por más razones históricas que esgrima el gobierno chino.

Ahora el verdadero adversario de USA es China porque, económicamente, ya le está disputando el primer puesto

Volviendo a Ucrania y a la pregunta leninista del ¿qué hacer?, los países europeos deben hacer lo posible para que Ucrania siga siendo un país soberano, que recupere los territorios del Dombás anexionados por Russia de forma ilegal y no reconocido por la ONU. El tema de Crimea ya es más peliagudo dado que la anexión de este territorio en el 2014 del estado soberano que es y era Ucrania solo fue respondido por los países europeos y la OTAN con sanciones solo económicas apenas testimoniales. El punto fuerte para Ucrania es ese no reconocimiento y el punto débil es la fecha de la anexión.

Me decía alguien que se considera a la izquierda del PSOE que, pase lo que pase a partir de ahora –se refería al momento de la invasión rusa en febrero del año pasado– la culpa la tiene USA. No se puede ser más necio y más errado porque rompe con un principio: el de que cada uno es responsable de sus actos. Ya tiene bastante y merecido USA por sus actuaciones criminales –por ejemplo, tirar dos bombas atómicas contra dos poblaciones en 1945– como para añadirle cosas que están fuera de su responsabilidad. Putin, su gobierno y los ciudadanos que le apoyan sabiendo –los que lo sepan– lo que ha hecho y hace en Ucrania son responsables –en diferente grado, claro–, y es absolutamente reprobable e injustificado desde cualquier punto de vista y, sobre todo, desde un punto de vista de izquierdas. 

La izquierda tiene que avanzar manteniendo de forma disuasiva razones de fuerza con una mano y razones de fuerza de la razón con la otra

La razón de ello es que el uso de la razón de la fuerza en lugar de la fuerza de la razón es de derechas, lo es por cuestiones de principio y por cuestiones históricas y el que no entienda esto debiera revisar su “mapamundi” –que diría Gustavo Bueno- ideológico y valorar mejor lo hecho por Putin y sus secuaces siguiendo el manual hitleriano contra un ¡estado soberano!, nos guste ese estado o no. De lo contrario cualquier ataque o invasión de un estado soberano por otro estaría justificado –o podría ser justificable por diversas razones– y ahí la izquierda tiene todas las de perder. La izquierda tiene que avanzar manteniendo de forma disuasiva razones de fuerza con una mano, es verdad, pero, sobre todo, razones de fuerza de la razón con la otra.


[1] Creo razonable considerar que la única fuente jurídica de autoridad en el planeta es hoy día la Asanblea General de las Naciones Unidas, pero no su Consejo de Seguridad por el derecho arbitrario de veto de 5 países.

La invasión rusa de Ucrania y la izquierda (española)