lunes. 29.04.2024
Promesa de Manuel Azaña cortes
Promesa de Manuel Azaña en las Cortes.

@Montagut | El artículo 72 de la Constitución española de 1931 establecía que el presidente de la República prometería ante las Cortes, solemnemente reunidas, fidelidad a la República y la Constitución. Prestada esta promesa se consideraría iniciado el nuevo período presidencial.

El acto tuvo lugar el 11 de mayo de 1936, en las primeras horas de la tarde:

“El panorama del salón de sesiones está totalmente cambiado. No hay banco azul. Ha desaparecido la mesa presidencial, y en su lugar se ve un estrado rojo, cubierto por tapices, que comunica directamente con la puerta principal del Congreso.

En el centro del estrado hay una mesa Luis XV, tras la cual se ve un sillón y cuatro sillas tapizadas en rojo, destinadas a la Mesa de la Cámara. Enfrente, otra silla, que ocupará el presidente de la República.

A ambos lados del estrado, tapando las puertas que sirven de acceso el salón en días normales, se han instalado dos tribunas: la de la derecha está ocupada por los representantes extranjeros, y en la de la izquierda están las autoridades civiles, locales y militares.

La Constitución de 1931 establecía que el presidente de la República prometería ante las Cortes fidelidad a la República y la Constitución

Los escaños de la mayoría aparecen completamente llenos, y los de la oposición está nutridísimos, excepto los de los monárquicos, que no han comparecido. Las tribunas están abarrotadas de compromisarios. 

A las tres y cinco entran en la Cámara nuestros camaradas Jiménez Asúa y Llopis y los señores Rosado, Trabal y Sanmartín (todos ellos vestidos de frac).

El compañero JIMENEZ ASUA: Ábrese la sesión. El señor secretario va a dar lectura del artículo 72 de la Constitución y del ceremonial de la promesa del señor presidente. 

El artículo 72 trata de la promesa de fidelidad que a la República y a la Constitución debe el presidente electo.

El PRESIDENTE: La Comisión de Etiqueta ha salido ya en dirección a casa del señor presidente electo, a quien acompañará a las Cortes. Entre tanto llega, se suspende la sesión. Pero ruego a los señores diputados no abandonen sus escaños. 

Un cuarto de hora después, el portero mayor anuncia a la Mesa que el presidente y la Comisión de Etiqueta han llegado a la puerta principal del Congreso.

El compañero JIMENEZ ASUA (después de un campanillazo): Se reanuda la sesión. El señor presidente acaba de llegar a las Cortes.

Rompen marcha cuatro maceros vestidos de gala; después, la Comisión de etiqueta y el Gobierno, y, por último, aparece en el estrado don Manuel Azaña Díaz, que ostenta el collar de la Orden de la República.

Diputados, compromisarios, diplomáticos y autoridades se ponen en pie, y son saludados por el jefe del Estado español.

El PRESIDENTE DE LAS CORTES (camarada Jiménez Asúa): Señores diputados: El presidente electo de la República va a prestar la promesa que previene el artículo 72 de la Constitución.

La ovación más entusiasta y unánime que ha sonado en la Cámara estalla en honor del señor Azaña, y se prolonga durante más de cinco minutos

El PRESIDENTE DE LA REPUBLICA (señor Azaña) toma en sus manos un pliego que le entrega el oficial mayor, y dice: «Prometo solemnemente, por mi honor, ante las Cortes, como órgano de la soberanía nacional, servir fielmente a la República, guardar y hacer cumplir la Constitución, conservar sus leyes y consagrar mi actividad de jefe del Estado al servicio de la justicia y de España.»

El PRESIDENTE DE LAS CORTES (camarada Jiménez Asúa): En nombre de las Cortes, que os invisten, Os digo que si así lo hacéis, la nación 0s lo premie, y si no, os lo demande. Se levanta la sesión.

La ovación más entusiasta y unánime que ha sonado en la Cámara estalla en honor del señor Azaña, y se prolonga durante más de cinco minutos. 

Se repiten incesantes los vivas a la República y al Frente popular, y desde una de las tribunas se da un viva al Partido Socialista. 

La ceremonia ha concluido.

Comienza el mandato presidencial de su excelencia don Manuel Azaña y Diaz. Eran las tres y media de la tarde.”

(El Socialista, del 12 de mayo de 1936).

La promesa de Manuel Azaña como presidente de la República