viernes. 26.04.2024
ESPAÑA

Los fondos y las formas en política

En estas últimas semanas, el Gobierno -no tengo dudas de su buena intención - ha tomado decisiones y puesto en marcha actuaciones y medidas de  indudable buena fe, muy necesarias y que, sin duda ninguna, eran más o menos correctas, pero lo ha hecho desde la más solitaria de las posturas

Las formas de la democracia, su cortesía parlamentaria, el respeto a las minorías y la reglamentación de las costumbres más o menos asentadas, exige un cierto respeto por las reglas que han constituido la esencia de un sistema esencial para la convivencia.

En Democracia, no basta con tener razón; no basta con poner en marcha acciones objetivamente positivas y adecuadas para mejorar el estado de las cosas y los patrimonios comunes: hay que cuidar la forma en la que esto se hace; hay que darle a las minorías la oportunidad de participar y opinar, hay que jugar las manos adecuadas en el Congreso de los Diputados y dar ocasión a que cada cual quede posicionado adecuadamente.

¿Podemos esperar un cambio en la gestión para que nuestra democracia cumpla con las formas y poder alcanzar el fondo de las acciones de la manera adecuada?

Si un gobierno tiene razón, cuenta con la mayoría adecuada y lo que propone es bueno para mejorar la vida de todos, no debería tener problema para estructurar, programar y vivir ese proceso participativo y enriquecedor según el modelo que acabo de describir, pero en España ya llevamos varias décadas de degeneración de las formas que hacen imposible la celebración de tan preciada liturgia.

En estas últimas semanas, el Gobierno -no tengo dudas de su buena intención - ha tomado decisiones y puesto en marcha actuaciones y medidas de  indudable buena fe, muy necesarias y que, sin duda ninguna, eran más o menos correctas, pero lo ha hecho desde la más solitaria de las posturas.

Por supuesto que bajar los precios de la gasolina es bueno; por supuesto que la situación del Sahara Occidental requiere de una nueva perspectiva y de medidas marcadas por la practicidad, pero todo eso hay que presentarlo y trabajarlo con un exquisito cuidado con las formas.

Hasta donde yo sé  -y tomo el ejemplo como un compendio de lo que intento explicar y sobre el que me gustaría recibir información contraria, si es que existe y yo no la conozco - la bajada de precio de la gasolina se ha puesto en marcha sin tener en cuenta la opinión y circunstancias de los responsables de ejecutar la medida (Las gasolineras).  Ni les preguntaron, ni les mandaron las instrucciones correctas; no les dieron tiempo para actualizar los sistemas informáticos y, además, se les condena a adelantar el dinero correspondiente al gasto del Estado con el descuento de 20 céntimos de euro por cada litro servido. Muchos no van a poder sostener ese desajuste entre el pago al contado de cada cuba y la liquidación que llegue de Hacienda. 

No basta con que el fondo de una medida sea bueno: hay que estructurar el cómo, con quién y con qué consecuencias vamos a tener que trabajar y dejar que los implicados se manifiesten, propongan, modulen y se llegue a la toma de decisiones con toda la información adecuada y con la planificación correcta para evitar problemas.

Soy consciente de que una parte del gobierno es una rémora imperante y nociva; se que la oposición del PP se ha instalado en el obstruccionismo negacionista y que los partidos independentistas siempre se mirarán al ombligo sin pensar en el colectivo, pero en el Congreso hay buenos políticos que pueden aportar si es que se les da la oportunidad, como el PNV, por ejemplo. Si después de cumplir con la liturgia, la cosa no ha cuajado, es cuando se puede imponer la fuerza de la mayoría, pero después de que cada cual haya mostrado sus vergüenzas, carencias y miserias, nunca antes.

Sinceramente, me decepciona la deriva actual del gobierno y su profundo autismo funcional que sólo tiene en cuenta el fondo o el objetivo de sus acciones y se olvida de cuidar las formas y el cómo explicar y comunicar. Ese proceso nos condena a posturas enconadas; negaciones absurdas, enfrentamiento y ausencia de colaboración y confianza entre los partidos.

¿Podemos esperar un cambio en la gestión para que nuestra democracia cumpla con las formas y poder alcanzar el fondo de las acciones de la manera adecuada?

Muy malo no sería, me parece.

Los fondos y las formas en política