jueves. 25.04.2024
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A principios de la década de 1960, una teoría proveniente de la psicología trajo una nueva perspectiva sobre la vejez y el envejecimiento: la teoría de la desvinculación (theory of disengagement), desarrollada por Cumming y Henry en su obra Growing Old: The Process of Disengagement (1961)

  1. Retirada mutua
  2. Pérdida de roles
  3. Envejecimiento basado en necesidades
  4. Inserción participativa
  5. Principios de las personas de edad
  6. Plan de Acción ONU
  7. Índice de Envejecimiento Activo
  8. Envejecimiento socialmente activo

Retirada mutua

Según los autores, durante el envejecimiento los ancianos experimentan un proceso inevitable que consiste en un descenso de la interacción entre ellos y el sistema social al que pertenecen. Es decir que a medida que el anciano entra en la última fase de la vida, se va desarrollando un proceso de distanciamiento entre él y el medio que lo rodea, proceso en el cual el anciano participa junto a su medio de una “retirada mutua”, en lugar de ser abandonado por el sistema social del que forma parte.

Pérdida de roles

Es más, esta desvinculación es funcional para todos los que participan de la situación. A comienzos de la década de 1960 el sociólogo Ernest Burgess desarrolló otra perspectiva teórica que está relacionada con la referida teoría de la desvinculación. El autor sostiene que, en el marco de la sociedad industrial, los ancianos sufren una pérdida de roles durante el proceso de envejecimiento.

Burgess sostiene que el anciano (jubilado en la sociedad moderna, occidental e industrial) comienza a ser alguien que está prisionero en su rol vacío de roles. Por su parte, la antropóloga norteamericana B. G. Anderson retomó esta última teoría para plantear la cuestión de la desaparición social del anciano en Estados Unidos. Para esta autora, en las sociedades modernas los ancianos experimentan un proceso de expulsión de la cultura de la cual forman parte. Este proceso de deculturación sería el camino inverso al proceso enculturativo de la niñez.

A partir de la década de 1980, surgen nuevos estudios acerca de la vejez y el envejecimiento que intentan romper con estas perspectivas homogeneizadoras y universalistas. Las nuevas tendencias fueron desarrolladas por la gerontología crítica y las corrientes interpretativas y hermenéuticas.

Envejecimiento basado en necesidades

Un concepto más reciente es el de envejecimiento activo. Durante la II Asamblea Mundial de las Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, celebrada en el 2002 en Madrid, la Organización Mundial de la Salud contribuyó con un marco político que pretendía promover la salud y el envejecimiento activo. Su objetivo principal era hacer de la vejez una experiencia positiva.

El concepto “Envejecimiento Activo” lo propuso la OMS a finales de los años 90 para sustituir el concepto de “envejecimiento saludable”. Lo definió como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (OMS, 2002).

Este nuevo planteamiento, que sustituye la planificación estratégica, está “basado en las necesidades” en vez de “en los derechos”, reconociendo la igualdad de oportunidades y trato en todos los aspectos de la vida. Hay razones de peso económicas para promulgar programas que fomenten el envejecimiento activo, pues aumenta la participación durante más tiempo en el mundo laboral y reduce los gastos de asistencia debido a discapacidad y mala salud. El Envejecimiento Activo fomenta procesos de envejecimiento socialmente activos y no sólo personalmente activos.

Inserción participativa

El término “activo” hace referencia a una participación continua en las dimensiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, y no sólo a la capacidad para estar físicamente activo. Su objetivo radica en ampliar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida mientras se envejece, incluyendo personas frágiles, discapacitadas o que necesiten asistencia.

Esta concepción ha de tomarse en sentido amplio, pues no sólo implica el cuidado de su propia salud, sino también la inserción participativa en la sociedad. Las actividades que se enmarcan en este paradigma deben fomentar la motivación intrínseca, priorizando elementos singulares y significativos para cada persona. Por esta razón, deben formularse en clave participativa, integral, flexible, de calidad, evaluable, sostenible e innovadora.

Principios de las personas de edad

La Asamblea General de las Naciones Unidas (resolución 46/91) creó unos principios a favor de las personas de edad que son: independencia, dignidad, autorrealización, cuidado y participación (Naciones Unidas, 1991). A raíz de estos principios de las Naciones Unidas, el envejecimiento activo se enmarca en tres pilares fundamentales, que son los siguientes (OMS, 2002):

Salud

El envejecimiento activo es un recurso fundamental para alcanzar el potencial de calidad de vida y significación en el ciclo vital, por lo que es aplicable a cualquier estado de salud y nivel de autonomía. La Organización Mundial de la Salud señala que “para fomentar el envejecimiento activo, es necesario que los sistemas sanitarios tengan una perspectiva del ciclo vital completo y se orienten a la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y el acceso equitativo tanto a una atención primaria como a una asistencia de larga duración de calidad”.

Participación

Las personas mayores seguirán contribuyendo de forma productiva a la sociedad en actividades tanto remuneradas como sin remunerar, de acuerdo con sus derechos humanos básicos, capacidades, necesidades y preferencias.

Seguridad

Es necesario garantizar la protección, dignidad y asistencia en el caso de que ya no puedan mantenerse y protegerse. La seguridad es una conquista tanto social como individual, algo que compete al Estado y a la persona. Para lograr el objetivo del envejecimiento activo es necesario un trabajo intersectorial coordinado con medidas tanto desde el sector sanitario y social, como desde la educación, el empleo, la economía, etc. Todas las políticas deben apoyar la solidaridad intergeneracional y reducir las desigualdades de género dentro de la población de más edad.

Plan de Acción ONU

A raíz del Plan de Acción Internacional sobre Envejecimiento (Naciones Unidas, 2002) se marca un punto de inflexión en la toma de conciencia de los desafíos de un mundo que envejece. Se fomenta el movimiento del envejecimiento activo de todas las partes interesadas, se precisa apoyar los tres pilares de acción con el desarrollo de actividades e investigaciones y se insta a las agencias internacionales, países y regiones a trabajar en colaboración.

Índice de Envejecimiento Activo

En 2012, en el marco del décimo aniversario de la II Asamblea Mundial de Envejecimiento y en el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Intergeneracionalidad se creó el Índice de Envejecimiento Activo (Active Ageing Index- AAI). Su objetivo es contribuir con datos empíricos al desarrollo de políticas públicas para que no se orienten de forma exclusiva al bienestar de la persona mayor, sino que también cuente con posibles aportaciones a la economía y a la sociedad.

Presenta cuatro dimensiones: empleo, actividad y participación social, modo de vida autónomo, independiente y seguro y capacidad para un envejecimiento saludable. Estos cuatro dominios se miden mediante 22 indicadores de carácter objetivo, aunque cada uno de ellos tiene un peso específico. Así, el empleo y la participación social suponen un 35% cada uno, la vida independiente un 10% y las capacidades un 20%. (Consejo Estatal de Personas Mayores, 2017).

A los tres pilares antes descritos se incorpora la dimensión económica, que consiste en la inserción de las personas mayores en el mercado de trabajo. También se añade una quinta dimensión, la solidaridad intergeneracional, que involucra a todas las generaciones, no sólo a las personas mayores. (Consejo Estatal de Personas Mayores, 2017).

Envejecimiento socialmente activo

Esta nueva concepción del término de Envejecimiento Activo fomenta procesos de envejecimiento socialmente activos y no sólo personalmente activos, como erróneamente se puede considerar. Es muy común que en la población se considere el término “activo” como personas en buenas condiciones físicas. Esta concepción errónea es posible que se deba a una traducción literal del término “Active Ageing”. No tener claro esta distinción implica problemas a la hora de llevar a la práctica intervenciones dentro de este paradigma para las personas mayores.

Por último, compartir esta reflexión de Henry-Louis Mencken: “Cuanto más viejo me hago más desconfío de la creencia general de que la vejez trae sabiduría”.

Envejecimiento ‘socialmente’ activo