sábado. 27.04.2024

Daniel Labrador, Santiago M. López, Emilio Muñoz y Jesús Rey | 

Un contexto complejo y antisocial tras la globalización del fin de la historia

Sólo los economistas neoliberales enfebrecidos pueden seguir sosteniendo hoy día, finales de marzo de 2023, que la estrategia de globalización que explosionó tras la caída del muro de Berlín en 1989 ha sido un éxito global. Admitamos mejoras en el PIB mundial, y hasta en la renta media de la población del mundo, debido a la salida de la condición de pobreza -un dólar al día- de millones de personas en Asia. No obstante, con los sobresaltos en los que vivimos en este primer cuarto del siglo XXI, las expectativas sobre reducción de la pobreza no mejoran, incluso empeoran con cada vaivén (Banco Mundial, 2022), 

Pero nunca, hasta el predominio de la noción de la racionalidad del homo economicus en la extensión de la globalización, se han provocado procesos y resultados tan intensos de la desigualdad: una menor redistribución de la riqueza y un mayor quebranto de valores como la empatía y la justicia social, esenciales para superar las crisis que se están viviendo en este primer cuarto de siglo XXI -la gran depresión o catástrofe de las burbujas, la pandemia de la Covid-19 y la multiplicidad de guerras (con la invasión de Ucrania iniciada en 2014 y agudizada en 2022, como paradigma)-.

Hasta Francis Fukuyama, el gran gurú y apologeta de dicha estrategia globalizadora, quien evocó “El fin de la historia”, se ha desdicho en su último libro, reconociendo ventajas en el papel del Estado y de ciertas regulaciones, de modo que ya no parecen ser el demonio del socialismo contra la sociedad abierta (Fukuyama, 2022).

Nunca, hasta el predominio de la noción de la racionalidad del homo economicus en la extensión de la globalización, se han provocado procesos y resultados tan intensos de la desigualdad

Los bancos y los mercados pegándose tiros en sus propios pies 

Las incertidumbres y la desconfianza hacia el prójimo son importantes virus psicosociales que anidan entre casi todas las personas que habitan los entornos más democráticos y liberales del planeta, mientras que desgraciadamente asolan la salud física y mental de la mayoría de la ciudadanía que puebla un planeta asimismo perturbado.

Precisamente, el 13 de marzo de 2023, la Reserva Federal de los Estados Unidos, para hacer frente a la crisis del Silicon Valley Bank -la banca de las empresas tecnológicas del paraíso liberal tecnológico californiano- decidió compensar o cubrir los fondos de sus clientes hasta un máximo de doscientos cincuenta mil dólares. Un nuevo tropiezo en la piedra del frágil sistema bancario norteamericano, que es un buen representante de la subespecie homo economicus. Entretanto otros bancos estadounidenses más pequeños se derrumbaban y la histeria mundial en la economía de la inversión especulativa se desbordaba; dejando ver problemas hasta en la tranquila Suiza. 

Estos hechos han desencadenado una convulsión en las Bolsas del mundo entero durante unos días, demostrando la universalidad del miedo movido por las emociones, así como la inconsistencia de los mercados, pues paradójicamente son ellos mismos los que han generado la convulsión. De nuevo han surgido voces pronosticando el fin del capitalismo, hecho que, sin embargo, como enuncia el original libro de Francesco Boldizzoni Imaginando el fin del capitalismo -escrito en 2020 y publicado recientemente en español (2022)-, es plausible pero no inmediato; un complejo pronóstico que aparece ya desde el prólogo corto, intenso e innovador, escrito para esta edición, como desvela su título: El capitalismo visto desde el Sur.

Por lo tanto, en este potencial interregno socioeconómico parece importante contribuir al pensamiento crítico con el análisis de los errores que se han cometido en la historia desde la academia y la teoría económica -economics en inglés-, cuando descubrieron la tremenda importancia social y política de la teoría de la evolución de Darwin, e irrumpieron en ella sin suficientes conocimientos científicos.

Convulsión en las Bolsas del mundo entero durante unos días, demostrando la universalidad del miedo movido por las emociones, así como la inconsistencia de los mercados

Cuando la economía perdió sus virtudes y emergió la biología evolutiva 

La crisis de las burbujas de 2007-2012 fue el descubrimiento de la inconsistencia de la economía aplicada y social que rige nuestra cotidianidad y nuestras políticas -la economy en inglés-.

Quienes utilizan el método científico en sus análisis encontraron por fortuna posiciones tremendamente críticas en economistas de gran reputación en el ámbito académico e investigador: Joseph Stiglitz, Amartya Sen, Paul Krugman, Jeffrey D. Sachs, Angus Deaton, Thomas Piketty, o J. Bradford De Long. 

Tales lecturas han servido para armar hipótesis críticas sobre la base de la teoría integrada de la evolución -la que incorporal la genética de poblaciones y el potencial evolutivo de la cultura-, para reclamar que la supuesta interdisciplinariedad de la economía como disciplina académica y científica se extendiera a pensar en la conveniencia de la complementariedad y apoyo de la biología más actual, para su adaptación a la realidad y para advertir en caso de su mal uso u olvido de los posibles riesgos de involución (Muñoz Ruiz, 2013, 2016).

Esta línea de investigación interdisciplinar ha permitido el salto arriesgado hacia la siguiente propuesta interpretativa: si la evolución se había producido, como fruto de reflexiones y valores que reconocían que no fuera la supervivencia de los más fuertes, sino resultado de la adaptación e interacción con el medio a través del altruismo y la cooperación, se podía postular la necesidad de un entorno de sociabilidad (entorno NACE) que debía integrar tres factores: Naturaleza (ambiente + seres vivos), cultura y ética (Muñoz, Ruiz, 2017, 2020).

Paradójicamente, y gracias a la serendipia, esta propuesta encontró una confluencia en el libro de Mario Bunge Materia y mente. Una investigación filosófica (2015). En este complejo y extenso libro, el autor, que ha sido un gran filósofo, incluyó en su sistema filosófico al naturalismo (capitulo 6) y dentro de él, al biologismo, apartado 6.5. En este apartado se cita y destaca el proceso de relación entre ética y evolución que planteó Thomas H. Huxley en 1893, reforzando así al concepto NACE.

La crisis de las burbujas de 2007-2012 fue el descubrimiento de la inconsistencia de la economía aplicada y social que rige nuestra cotidianidad y nuestras políticas

Una desafortunada interpretación de la teoría de la evolución

Siguiendo un mecanismo de análisis hipotético deductivo, ha sido posible encontrar los orígenes del error de la interpretación inadecuada de los economistas, por su indebida apropiación de teoría de la evolución y la selección natural. Un error que ha tenido como principales actores a Herbert Spencer y Friedrich von Hayek

Por un lado, la economía comenzó a fraguarse como ciencia independiente y especializada a finales del siglo XIX, con autores como Alfred Marshall o Thorstein Veblen, que acudieron a conceptos biológicos y a la teoría evolucionista de manera profusa. 

Sin embargo, no se debe obviar que entre 1880 y las primeras décadas del siglo XX se produjo un fenómeno denominado “el eclipse del darwinismo” por Julian Huxley (1942) -nieto de Thomas Huxley, el bulldog de Darwin, y hermano del novelista Aldous Huxley-. En esos años, la perspectiva evolucionista era mayoritariamente aceptada por la comunidad académica, pero la selección natural había quedado relegada a un segundo plano como mecanismo explicativo, en favor de explicaciones neolamarckianas, saltacionistas y teológicas. 

Era evidente que, pese a los esfuerzos de Thomas Huxley por divulgar y defender la teoría de la selección natural, el evolucionismo en su versión teleológica y spenceriana había ganado mucha fuerza. Los libros de Spencer -en la bibliografía de este artículo incluímos algunos de ellos-, que se había autoerigido en el filósofo de la evolución, se convertían en best sellers en el panorama anglosajón. 

Las ideas acerca de la evolución se difundían a través de una mezcolanza de corrientes y conceptos que no permitían a la biología desprenderse de la idea ilustrada de progreso. La disputa se situaba entre la intención de Huxley de fundar una ciencia biológica estricta como base para las ciencias sociales y el propósito de Spencer de levantar un sistema filosófico evolucionista donde el optimismo teleológico fuera omnipresente a todo ámbito de estudio. Iba ganando claramente el segundo, hasta que el redescubrimiento de la genética mendeliana lo evitó y permitió a la selección natural volver a ocupar un papel reinante. Ahora bien, la economía nació en un contexto spenceriano y ha arrastrado las consecuencias históricamente. 

Por otro lado, tampoco ayuda la reinterpretación histórica de la relación entre economía y biología ofrecida por Hayek, que no tuvo reparos en manipular -o desatender- los datos para favorecer su optimismo acerca de la autorregulación del sistema económico -la sacralización del mercado-. De acuerdo con el austríaco, la influencia conceptual de Malthus en Darwin fue mínima en comparación con la que tuvo la escuela escocesa, especialmente, Smith. Con ello, Hayek quería deshacerse de todas las consecuencias negativas que implicaba la propuesta malthusiana y propulsar una mirada benefactora y desrelativizadora de la evolución. El vienés quería evitar poner el foco en el colapso por sobrepoblación que va de la mano de la evolución darwiniana y ponerlo en la ganancia de eficacia que la economía de la naturaleza obtenía como resultado. 

Las ideas acerca de la evolución se difundían a través de una mezcolanza de corrientes y conceptos que no permitían a la biología desprenderse de la idea ilustrada de progreso

Para tales propósitos, Hayek (1967, 1990, 1991) encumbra la influencia de la escuela escocesa e incluso parece aseverar que lo más sustancial de la revolución darwiniana ya estaba en las teorías de los autores que la constituyen, llegando a distorsionar los acontecimientos representados en los Notebooks de Darwin: “As we learn from his notebooks, Darwin was reading Adam Smith just when, in 1838, he was formulating his own theory” (Hayek, 1990, p. 24). Es cierto que Darwin cita a Smith en sus cuadernos en 1838, pero lo hace en los Notebooks N y M, refiriéndose a la Teoría de los sentimientos morales. Sin embargo, no aparecen esas referencias en el Notebook D, dedicado a su teoría sobre la transmutación. El error es flagrante, pues a quien Darwin cita allí es a Malthus, cuya incidencia en el evolucionismo es inexplicablemente obviada por el economista. 

Como explica Hodgson (1995, p. 382), Hayek era un fiel defensor de la armonía intrínseca del mercado y era manifiesto su empeño en encontrar el origen de la selección natural darwiniana en el dinamismo optimista presente en la teoría de Smith. No obstante, esto llevó a una subestimación de la originalidad de Darwin, como si este no hubiera inventado nada, como si simplemente hubiera cogido el testigo de la escuela escocesa.

Un error fruto del éxito de la teoría de la evolución: una controversia científica 

Ahora, la historia económica permite, con argumentos histórico-sociales y psicológicos, en suma, explicar las razones de un conflicto científico al hilo del éxito de la teoría de la evolución, en el que una vez más ganó la visión economicista de la vida frente a la razón epistémica y social, como se puede traslucir a través de la estrecha y difícil relación entre Spencer y T. H. Huxley y la violación de las reglas científicas por parte de Hayek.


REFERENCIAS

Banco Mundial (2022) Pobreza. https://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview (actualizado 14 septiembre).

Boldizzoni, Francesco (2020) Foretelling the End of Capitalism. Intellectual Misadventures since Karl Marx. Harvard University Press. [Versión en español (2020) Imaginando el final del capitalismo. Desventuras intelectuales desde Karl Marx. Madrid: Akal].

Bunge, Mario (2015) Materia y mente. Una investigación filosófica. Pamplona: Laetoli.

Fukuyama, Francis (2022) El liberalismo y sus desencantosCómo defender y salvaguardar nuestras democracias liberales. Barcelona: Deusto.

Hayek, Friedrich. A. (1967) Studies in Philosophy, Politics, Economics, and History of Ideas. Londres: Routledge and Kegan Paul.

— (1990). The Fatal Conceit. Londres: Routledge. 

— (1991). The Trend of Economic Thinking: Essays on Political Economist and Economics History. En: Collected Works of F. A. Hayek (vol. 3). Londres: Routledge.

Hodgson, Geoffrey (1995). Economía y evolución. Revitalizando la economía. Madrid: Celeste Ediciones.

Huxley, Julian (1942). Evolution: The Modern synthesis. London: Allen & Unwin.

Muñoz Ruiz, Emilio  (2013) La economía reclama (inter) disciplina. La biología al rescate. Madrid: La Hoja del Monte 

Muñoz Ruiz, Emilio (2016) La crisis de la sociedad actual y los riesgos de involución. Madrid: Catarata.

Muñoz Ruiz, Emilio (2017) Desde la atalaya de la ciencia: reflexiones sobre la globalización e impactos en nuestra realidad. Universidad Politécnica de Madrid. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía. 30 mayo. https://minasyenergia.upm.es/00-investigación/2177-desde-la-atalaya-de-la-ciencia-reflexiones-sobre-la-globalización-e-impactos-en-nuestra-realidad.html.

Muñoz Ruiz, Emilio (2020) El reto de reflexionar: entorno de sociabilidad y evolución. 17 febrero. Video. http://cchs.csic.es/es/article/nuevo-episodio-reto-reflexionar-evolucion-entornos-sociabilidad-emilio-munoz-ifs. 

Spencer, Herbert (1851). Social Statics: or, The Conditions Essential to Human Happines. Londres: John Chapman.

— (1867). First Principles. Londres: Williams and Norgate.

— (1864). The Principles of Biology. Vol. I. Nueva York: D. Appleton and Company.

— (1884). The Principles of Biology. Vol. II. Nueva York: D. Appleton and Company.

— (1891). The Social Organism. En Essays: Scientific, Political, and Speculative, Vol. I (pp. 265-307). Londres:Williams and Norgate.

— (1981). The Man Versus the State. With Six Essays on Government, Society, and Freedom. Indianapolis:Liberty Classics.


AUTORES

Daniel Labrador Montero es Profesor Asociado en el Departamento de Filosofía, Lógica y Estética de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca. 

Santiago M. López García es Director del Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología ECYT de la Universidad de Salamanca. 

Emilio Muñoz Ruiz es Profesor de investigación emérito en el Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía (IFS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Es socio promotor de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) y presidente de su Consejo Consultivo.

Jesús Rey Rocha es Investigador científico en el Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía (IFS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Cuando los economistas irrumpieron cual Caballo de Troya en la teoría de la evolución