jueves. 25.04.2024
 

Podemos definir la conformidad, en el orden psicosocial, como el grado en el que los componentes de un determinado grupo social podrían modificar su conducta, opinión y actitud para adaptarse a las del grupo. Por tanto, es una respuesta a la influencia social que puede ejercerse a través de diferentes medios, como son: la de imponer mediante la autoridad que otros sigan la norma impuesta; implantar modelos que sean imitados por los que los contemplan, buscar la complacencia para que se cumplan las peticiones de los otros; la persuasión para provocar cambios de opinión con argumentos acerca de las actitudes que deben modificarse. Desde esta perspectiva, la conformidad supone la imposición de las acciones, objetivos y valores del grupo a un individuo.

Hay diferentes tipos de conformismo: El cumplimiento, donde la persona está de acuerdo con la opinión del grupo, aunque mantenga la personal; la identificación, aquí el individuo sólo comparte la opinión del grupo mientras pertenece a él; la internalización, donde el sujeto mantiene la opinión grupal después de abandonar el grupo.

Un clásico de la investigación en el tema de la conformidad es el de Solomon Asch. Las pruebas consistían en “pruebas de visión” realizadas a estudiantes. Todos los participantes actuaban como cómplices de este a excepción de uno de ellos, siendo la finalidad de esta investigación la observación de la respuesta del sujeto experimental frente al comportamiento del resto de copartícipes. El objetivo primordial de Asch era descubrir las condiciones o variables responsables de las posiciones independientes o, por el contrario, del sometimiento a las presiones del resto cuando sus opiniones difieren de las propias. Durante la prueba, se proyectó una serie de imágenes donde aparecían varias líneas. A continuación, se realizaban distintas preguntas a los asistentes, referidas a la longitud de estas (¿qué línea era más larga? ¿Cuáles presentaban una longitud similar?, etc.). Anteriormente, los cómplices habían sido instruidos para responder incorrectamente a algunas de estas preguntas con el objetivo de observar si dichas respuestas incorrectas ejercían una influencia sobre la respuesta del sujeto experimental. El experimento se llevó a cabo con un total de 123 estudiantes. Asimismo, se encontró que en los ensayos donde los cómplices emitían una respuesta incorrecta, los participantes se ajustaban a dicha respuesta en el 36,8% de los casos. El trabajo de Asch reveló que bastaba con la presencia de un solo discrepante en el grupo, de alguien que elegía la línea correcta, para que el porcentaje de respuestas conformistas disminuyera radicalmente. Un solo discrepante puede hacer más inteligente al grupo. Hay unos factores asociados a la conformidad social: la cultura, Asch halló que denotaban mayor nivel de conformismo la población brasileña que la norteamericana; el sexo, en estudios clásicos se mostraba mayor conformidad en mujeres, algo que está cambiando en la actualidad; la autoridad del líder; las situaciones ambiguas, que potencian el nivel de conformismo.

Por otro lado, hay estudios que implican una relación entre la conformidad y el perfil de personalidad, las personas con puntuaciones bajas en autosuficiencia presentan mayor grado de conformidad. Existe una asociación similar en personas con puntuaciones altas en factores de afabilidad, atrevimiento y bajas puntuaciones en estabilidad emocional y abstracción.

También se ha encontrado relación entre la conducta de conformidad y las relaciones vinculares. La teoría del apego muestra que alrededor del primer año de vida se desarrollan modelos operativos internos, de carácter implícito, que influyen en la aparición de un estilo vincular definido, como puede ser la conducta conformista.

Los asesores de los partidos políticos están constituidos por expertos que se encuentran claramente inmersos en la situación que plantea James Surowieki: «cuanto mayor sea la influencia que los miembros de un grupo ejerzan los unos sobre los otros, y mayor el contacto personal que tengan entre sí, menos probable será que alcancen decisiones inteligentes como grupo. A mayor influencia mutua, mayor probabilidad de que todos crean las mismas cosas y cometan los mismos errores». Así, la fuerte cohesión de estos colectivos en torno a su líder o líderes, y la permanente urgencia de lograr el consenso sobre las decisiones a tomar, para que pueda decirse que los grupos que dirigen los partidos políticos se comportan como una auténtica máquina de producir conformismo, lo que obviamente da muestra de su escasa capacidad para tomar las mejores decisiones. Quizás este análisis de luz a la última crisis que está pasando el Partido Popular

Por último, compartir la reflexión de Charles Chaplin: “mi mejor pecado ha sido, sigue siendo, mi carácter inconformista”.

En torno a la conformidad desde la psicología política