viernes. 26.04.2024
Cristina Almeida
Cristina Almeida

Es verdad que desde aquel 1910 en que la Internacional Socialista decretó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora en recuerdo a las tragedias que sucedieron en Nueva York a finales del siglo XIX y principios del XX por las trabajadoras textiles que reclamaban la jornada de 8 horas y la igualdad de salarios, en las que 140 mujeres de una fabrica textil murieron abrasadas en el incendio de una fabrica en la que habían cerrado las puertas para controlar que las trabajadoras no robaran, cuando en 1975 la ONU decretara ese día como Dia Internacional de la Mujer Trabajadora, a la que le suprimimos nosotras mismas la salvedad de las mujeres trabajadoras y lo dejamos en Dia Internacional de la Mujer, porque entendemos que todas las mujeres trabajan unas sólo dentro del hogar y otras fuera y dentro del hogar, han pasado muchas cosas y muchas luchas.

Y precisamente fue en 1975, cuando se celebra la 1ª Conferencia Internacional de la Mujer, en la que todavía nos representaba Pilar Primo de Rivera, y que al tener que ir a esa conferencia, entre otras cosas, eliminó el 2 de mayo de 1975, una ley vergonzosa y vergonzante que nos convertía a las mujeres en una especie de disminuidas exigiéndonos tener que ser representadas, sobre todo en decisiones económicas o de libertad personal, por nuestros padres o por nuestros maridos que nos tenían que autorizar para trabajar, incluso podían ser ellos los que lo cobraran, no podíamos tener una cuenta corriente etc.

Ya mucho antes de ese 1975, que coincidió con la muerte de Franco, habíamos celebrado ese 8 de marzo, año tras año, con muy poca participación, con muchos reproches de mujeres en las aceras que veían mal la rebelión de las pocas que allí estábamos, y que incluso salieron algunos okupas de cerca del recorrido por la calle Atocha que nos llegaron a tirar huevos al grito de “Hay cosas mas importantes que los temas de las mujeres“.

Pero ahí seguimos y cada año había más mujeres en las calles por el centro y no tantas criticando en las aceras, y hasta los okupas se iban incorporando a nuestras reivindicaciones.

La potencia de estas manifestaciones significaron el despertar de la igualdad, la lucha contra el patriarcado que determinaba un modelo social injusto y desigual; la lucha contra la violencia y el maltrato por nuestras parejas o ex parejas, la violencia sexual que ejercían como propietarios de nuestros cuerpos etc… que se han ido plasmando en una serie de conquistas que han cambiado en gran medida la vida de las mujeres, y también de los hombres en nuestro país.

El ultimo 8 de marzo que celebramos masivamente con cientos de miles de mujeres en las calles y especialmente en Madrid que fue un fiesta de alegría y solidaridad que otras fuerzas políticas, intentaron y lo siguen haciendo actualmente exigiendo, cuando pueden exigir, presionando a los gobiernos del PP que necesitan su apoyo, la desaparición de todas las políticas de género y de memoria.

Ese año 2019, una pandemia afectó a nuestro país y a todo el mundo y sirvió para responsabilizar al 8M de los contagios que se dieron en aquel entonces, cuando todos y todas pudimos ver en la televisión un acto de VOX en el que uno de sus dirigentes, bien cargado de virus traídos directamente de Milán por asistir, no a una reivindicación libre y feminista, sino a un partido de futbol que  significó el contagio de gran parte de su dirección.

¡¡Por fin este año!!, que nos dejan libremente manifestarnos, con precauciones y bajo sirenas de guerras en Ucrania y persecuciones y prohibiciones de derechos a las mujeres en Afganistán, y cuando mas necesario es mostrar nuestra unidad y nuestra gran aportación al conjunto de las mujeres del mundo, de las que hemos sido ejemplo de unidad en nuestras luchas, se presenta por primera vez dividido.

No se cuestiona el 8M, sino la imposibilidad de hacer convivir algunas de nuestras reivindicaciones, no compartidas por todo el movimiento, pero perfectamente compatibles con nuestras reivindicaciones para este día y que lleva a esa división. Las reivindicaciones para unas y para otras pueden ser legitimas pero tratar de imponerlas a todo el colectivo de mujeres, a través de los manifiestos que se elaboran para este día, no han tenido otro efecto que tratar de romper la unidad que hemos expresado en esta universal manifestación de solidaridad, que es el 8 de marzo.

Yo me declaro decididamente abolicionista, contraria también al alquiler de los vientres de mujeres como si fuéramos vasijas. He sido luchadora por los derechos de los y las trans. He llevado como abogada varias demandas de cambios de sexo y siempre hemos apoyado las luchas por las opciones individuales sexuales que una persona pueda elegir o sentir.

Pero si he apoyado estas luchas ha sido siempre en nombre de la libertad para hacerlo, pero por las mismas razones de libertad no me parece compatible con la trata de mujeres para la prostitución que son la casi totalidad de las que traen para ejercerla porque mientras los hombres, que son los que mayoritariamente la utilizan, y sobre todo los que dirigen este negocio, piensen que se puede comprar la sexualidad de las mujeres, difícilmente respetarán nuestra libertad.

Yo creo que me manifestaré en la calle y si hay dos manifestaciones, me sentaré en el cruce de la calle Alcalá y Gran Vía donde coincidirán ambas manifestaciones

Y lejos de cómo se trata de fundamentar la existencia se nos dice “es que es el oficio mas viejo del mundo” no podemos admitirlo porque de contrario le diremos que es la ”esclavitud mas antigua del mundo” y si la esclavitud se suprimió (quizás porque eran hombres las que la sufrían) la trata de mujeres se considera como un hecho de libertad y que los puteros, cada vez más jóvenes  y numerosos en nuestro país, sigue aumentando porque mientras haya demanda se tiene que aumentar la oferta, y esta oferta se hace en países donde la vulnerabilidad de las mujeres las lleva a esta explotación, y de otro lado, el respeto y apoyo a la libertad de opciones sexuales, en distintas necesidades para ser homosexual, heterosexual, bisexual  etc. se quiera convertir en la innecesariedad del reconocimiento del sexo biológico, y dejarlo en manos de una autodeterminación personal, sin requisito alguno, significa ignorar que la historia de las mujeres, que han sido perseguidas y discriminadas por el hecho de ser mujer, quede difuminada y borrada en esa falta de determinación del sexo, y reconociendo por supuesto que hay hombres, mujeres, transexuales etc. que se les ha perseguido por haber declarado libremente su opción sexual. Y cuya lucha hemos apoyado siempre el movimiento feminista.

Es decir, aunque sea reducir muestras divisiones a dos problemas fundamentales que son el abolicionismo y las teorías queer o la ley trans, pido que se sigan discutiendo en nuestros círculos y tratemos de convencer, pero que en este 8 de marzo, en que muchas mujeres son perseguidas por ser mujer y se les niegan sus derechos, o de otro lado las mujeres tienen que dejar su país para defender el futuro de los niños y niñas víctimas de guerras y de los cuidados de los mayores que realizamos en gran medida las mujeres, les brindemos una festividad de todas que signifique el apoyo a la lucha que en estos momentos las oprimen o incluso las eliminan.

¡¡Que pena que las que compartimos nuestra historia nos vayan a separar las historias de otros u otras!! Yo creo que me manifestaré en la calle y si hay dos manifestaciones, me sentaré en el cruce de la calle Alcalá y Gran Vía donde coincidirán ambas manifestaciones, porque como mujer comprometida con el 8 de marzo me puede más la unidad que la adhesión a una u otra forma de luchas en el feminismo, que no enriquecen la visión pública de nuestras reivindicaciones y será aprovechada por los y las que no participan de nuestras  luchas, pero que se alegran de nuestra división.

Con una expresa solidaridad a las mujeres del mundo y especialmente a las de Afganistán y Ucrania, y ante la violencia machista que asesinan a las mujeres que no pueden estar con nosotras, quiero gritar en su recuerdo : ¡¡Viva el 8 de marzo!!

8 de marzo: aquí volvemos las feministas