viernes. 29.03.2024
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Manifestación del día 3 de septiembre en Vigo.

“La gente no quiere un hospital privatizado y recortado”, afirmaban los organizadores

El día 3 de septiembre de 2015 se celebró en Vigo la manifestación más multitudinaria que se recuerda en la ciudad. Doscientas mil personas protestaron por las deficiencias del nuevo hospital (que debería ser público, como había aprobado el gobierno progresista de Galicia, pero que Núñez Feijóo entregó a una concesionaria -para la construcción y posterior gestión- y que fue inaugurado, después de un proceso lleno de irregularidades, con el nombre del escritor Álvaro Cunqueiro). “La gente no quiere un hospital privatizado y recortado”, afirmaban los organizadores, que reclamaban, por las múltiples deficiencias e irregularidades, el inicio de un proceso de rescate de esta concesión. Esta manifestación ya estaba prevista antes del verano, para reclamar “un hospital 100% público, sin recortes de camas y con un laboratorio central”, que debería ser el centro de referencia para el sur de Galicia.

El traslado de pacientes desde el Hospital Xeral al nuevo centro, iniciado pocos días antes, debería haber finalizado en los primeros días de septiembre. Pero, justo el día anterior a la manifestación, una mujer de 65 años falleció en el Hospital Álvaro Cunqueiro (HAC) afectada por el hongo Aspergillus. Pocos días antes un informe preliminar confirmaba la proliferación de dicho hongo -que en 1998 había provocado la muerte de seis personas en el Hospital Meixoeiro-. La Consellería defendió que el contagio no se había producido en el nuevo hospital. Pero los análisis microbiológicos revelaron la existencia de Aspergillus , por lo que suspendieron temporalmente los ingresos de pacientes y cerraron las zonas quirúrgicas, la UCI y otras unidades sensibles.

Los expertos afirman que la presencia de Aspergillus en un centro hospitalario debe ser nula. “Comenzar los traslados antes de que concluyeran las obras era innecesario, pero realizar los análisis en el último momento fue una temeridad”, afirmaba un facultativo. Esta situación, provocada por las prisas de la Administración para realizar este traslado (la empresa concesionaria quiere comenzar a cobrar el canon pactado), obligó a devolver los pacientes al Xeral y provocó una nueva demora. El sindicato médico CESM presentó una denuncia en la Fiscalía de Vigo contra la conselleira de Sanidade por posible homicidio imprudente, al haber permitido el traslado de pacientes antes de que remataran las obras y sin adoptar medidas preventivas especiales.

La gravedad de esta situación, que provocó una enorme alarma social, dejó en un segundo plano las múltiples deficiencias que han denunciado los profesionales y los pacientes. Las dificultades en los accesos al Hospital, el pago por el aparcamiento (1.86 euros por hora, el más caro de Galicia), el déficit de equipamento, la presencia de roedores, la caída de trozos del techo, la deficiente calidad de las paredes que impide colocar equipamentos, la ausencia de lavabos en quirófanos y consultas, las inundaciones de pasillos, la existencia de goteras, la disminución del espacio para Urgencias, la reducción de los quirófanos: todos estos déficits hacen que el proyecto estrella de Núñez Feijoo se convierta en un tremendo fracaso y en una burla a la ciudadanía.

A primeros de octubre fue cesada la conselleira Rocío Mosquera; podemos interpretar este cese como un triunfo de la movilización ciudadana. Pero la realidad es que no cambia la política. Galicia está siendo castigada con medidas privatizadoras que llevan a la precarización de los servicios públicos. La inmensa deuda que este gobierno tiene con la ciudadanía no queda reparada con esta decisión. Al contrario: podemos sospechar que será Núñez Feijóo quien asuma, aún más, el protagonismo en el terreno sanitario. Y ya sabemos que es un convencido y experto privatizador.

Mientras tanto, con absoluto desorden, reiniciaron el traslado de pacientes y de actividad al HAC. Y las noticias se suceden. El personal protesta por los numerosos incidentes: a mediados de septiembre hicieron un relato público, muy impactante, de las deficiencias y riesgos para los pacientes y profesionales que presenta esta infraestructura, que no estaba preparada para el traslado. Los celadores hicieron un cierre para protestar porque sus funciones fueron asignadas a personal externo contratado por medio de una ETT. A primeros de octubre la falta de material obligó a cancelar la operación de una persona enferma de cáncer. A mediados de este mismo mes se produjo la rotura de una conducción de aguas fecales en el área de Urgencias, probablemente por las deficiencias de los materiales empleados en la construcción.

La preocupación de la población aumenta, causada por esta continua sucesión de anomalías, que no hacen más que prolongar la alarma. Los profesionales también expresan el desacuerdo. La huelga de trabajadores realizada el 13 de octubre tuvo un seguimiento del 90%, segun la Junta de Personal. En una movilización masiva denunciaron la incompetencia de los gestores, reclamaron la dimisión de los responsables y solicitaron la restauración de una “sanidad pública y gratuíta”. El cambio de caras no es suficiente para acallar las protestas. El nuevo conselleiro, Vázquez Almuiña, se enfrenta a una herencia envenenada. Los ciudadanos no podrán olvidar que, por decisiones políticas y por afán de lucro, los dirigentes del PP ponen en riesgo la salud colectiva, además de dejar una severa hipoteca para el futuro de la sanidad pública gallega. Este hospital, que Núñez Feijoo presentó como el gran proyecto de su mandato presidencial, ya deja ver a las claras lo que es en la realidad: una gran estafa.

Hospital Álvaro Cunqueiro: la gran estafa