viernes. 29.03.2024
sanidad

El desarrollo de la Atención Primaria (AP) en España tiene algunos momentos importantes como son la puesta en funcionamiento de la especialidad de medicina familiar y comunitaria (1983) y la creación de las estructuras básicas de salud (1984), aunque ya había precedentes con la creación de los centros municipales de salud tras las primeras elecciones municipales democráticas (1979) y los centros de atención a los afectados de la colza (1981).

La Ley General de Sanidad (1986) es la que pone las bases definitivas del modelo de AP en nuestro país, aunque su desarrollo se hizo de manera muy lenta de forma que hasta 15 años después no se había conseguido la generalización del modelo, como siempre con grandes diferencias entre las CCAA.

Aunque el discurso oficial sigue siendo que la AP es la clave del funcionamiento del sistema sanitario y que debe resolver en torno al 80% de los problemas de salud de la población, y hacerlo a un coste bajo (por tanto con una gran eficiencia) y que además debe de abordar la prevención y la promoción, la realidad va por otro sitio. En primer lugar el presupuesto que se dedica a AP es bajo, el 14,81% del presupuesto sanitario en 2012 con una gran horquilla según CCAA (entre el 18,53 y el 11,63%), y con 12,2% de disminución desde 2008, la derivada lógica es la falta de recursos humanos que son la base de la AP, de esta manera el número de habitantes por profesional era de 1250 de promedio en medicina general  (máximo de 1669 y mínimo de 926) y de 1522 en enfermería (máximo de 1909 y mínimo de 1149). El resultado son unas demoras en las citaciones muy importantes (en 2013 el promedio de los que decían que recibían cita en AP en 24 hs, siempre o casi siempre, era del 44,30% con alguna comunidad autónoma que se situaba en el 25,26%, caso de Valencia), siendo frecuentes las demoras 4 y 5 y hasta 10 días, una gran presión asistencial sobre los centros, poco tiempo de atención y por supuesto el abandono generalizado de las tareas de promoción y prevención.

La situación viene de lejos, aunque obviamente se ha acentuado con los recortes, pero ya en 2007 se realizó por parte del Ministerio de Sanidad, con colaboración de todas las organizaciones profesionales el denominado Marco Estratégico para la mejora de la Atención Primaria en España: 2007-2012 Proyecto AP-21 que nunca se desarrollo y que estará olvidado en los cajones del Ministerio y las CCAA.

Paralelamente se ha ido produciendo un proceso de privatización en AP hasta ahora centrado en 2 CCAA: Cataluña con las EBAs (entidades de base asociativa) y los consorcios, y en Valencia donde las concesiones administrativas incluyen la AP. Como es conocido se intentó algo similar en Madrid que se logró paralizar con las movilizaciones sociales y profesionales.

En los últimos tiempos quizás lo mas positivo ha sido el proceso de informatización de la red de AP, pero también se ha hecho con muchos problemas, de funcionamiento y de interconexión con la Atención especializada de manera que lo que debería haber sido una gran ayuda en más de un caso se ha convertido en un obstáculo más.

Otros movimientos que se hicieron y que acabaron teniendo una repercusión negativa sobre la AP fueron la desaparición de las áreas sanitarias y la ampliación de la libre elección (Madrid) con intentos similares en otras CCAA, y las gerencias únicas que, aunque en principio parecían una buena idea para mejorar la coordinación entre Atención Primaria y Especializada, la realidad es que acabaron postergando aún más a la AP que fue engullida por los hospitales.

En resumen la AP ha sufrido de manera especial el proceso de recortes, deterioro y privatizaciones, porque ya estaba en una mala situación debido a que el sistema sanitario había evolucionado hacia un reforzamiento del hospitalocentrismo convirtiéndola en la hermana pobre de la Sanidad Pública, lo que es especialmente llamativo en un momento en que el envejecimiento de la población y la cronificación de las enfermedades son dos retos importantes para el sistema sanitario que podrían encontrar su mejor abordaje potenciado la Atención Primaria de Salud.

Abordar esta situación exige las siguientes medidas:

  1. Incrementar de manera significativa los presupuestos para AP que deberían situarse en torno al 25% del presupuesto sanitario
  2. Dotación adecuada de recursos humanos de la AP, en primer lugar recuperando las plantillas previas a los recortes y luego estableciendo unos topes máximos en las ratios de habitantes por profesional que obviamente deben de tener en cuenta el perfil etario, de salud y socioeconómico de la población (de manera general no deberían de pasar de 1500 para médicos generales y profesionales de enfermería y de 1000 para los pediatras). Especial énfasis hay que poner en las necesidades de profesionales de enfermería de las que la AP española tiene una escandalosa infradotación.
  3. Paralizar los procesos privatizadores y recuperar lo privatizado
  4. Volver a desarrollar las Áreas de Salud como espacio de coordinación y de integración de los recursos asistenciales
  5. Favorecer el acceso de la AP a los recursos diagnósticos para resolver el 80% de los problemas de salud de la población, y el establecimiento de vías fluidas de coordinación con la atención especializada.
  6. Recuperar las labores de promoción y prevención como fundamentales en el desarrollo de la Atención Primaria de Salud

Volver a hacer pivotar nuestro sistema sanitario sobre la Atención Primaria de Salud es uno de los retos fundamentales que tiene planteada la Sanidad Pública y una de las garantías de su eficacia y eficiencia, así como de la salud de la población.


Marciano Sánchez Bayle | Portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

La Atención Primaria debe ser el eje del sistema sanitario