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NUEVATRIBUNA.ES - 30.12.2009

Que Yemen tiene una muy antigua conexión con Al Qaeda que data de los años 80 no es ninguna novedad, como subrayaba hace unos días Bernard Haykel, especialista de la península arábica de la universidad estadounidense de Princeton. Pero, ahora, con el atentado fallido de Detroit, el avance de los yihadistas en Yemen empieza a convertirse en una preocupación apremiante para la Administración Obama y para el resto de los países de la Península Arábiga.

Según un documento federal estadounidense, citado por el canal CNN, Abdul Faruk Abdulmutallab (o Umar Faruk Abdulmutallab), de 23 años, habría declarado justo después de su detención que actuaba en nombre de la organización de Osama bin Laden y que se procuró el material explosivo así como las instrucciones para cometer la acción terrorista en Yemen. Según el gobierno del país árabe, en Yemen hay entre 200 y 300 combatientes activos de la red y posiblemente estén preparando nuevos atentados sobre objetivos occidentales.

Todo ello habría llevado a las autoridades estadoundenses y yemeníes a estudiar los posibles objetivos que el Ejército norteamericano podría atacar en territorio de Yemen, según la información difundida este martes por la cadena CNN citando a dos altos cargos de la Administración estadounidense. En virtud de dicho pacto, los dos países trabajarían conjuntamente y Washington se encargaría de proporcionar material de inteligencia y armas a Yemen como moneda de cambio por la información necesaria para efectuar los ataques contra los extremistas. Concretamente, el acuerdo secreto revelado por CNN daría permiso al Ejército norteamericano para lanzar misiles de crucero en el espacio aéreo del país árabe, así como a utilizar aviones no tripulados contra objetivos terroristas cada vez que el Gobierno de Yemen lo autorice.

Oficialmente, Estados Unidos nunca ha realizado un bombardeo aéreo en Yemen, pero algunas fuentes han indicado que las operaciones efectuadas por los yemenís contra Al Qaeda en su territorio nunca se habrían podido realizar sin apoyo externo. De hecho, las autoridades yemeníes afirman que han matado, en las últimas dos semanas, a un centenar de miembros de la organización. El pasado 24 de diciembre, la BBC informaba de la muerte de más de 30 militantes de la red Al Qaeda durante un operativo aéreo del ejército en la provincia oriental de Shabwa. La semana anterior se había anunciado la muerte de otros 34 miembros de la red y el arresto de 17 en varias redadas en el norte y sur del país.

De los motivos por los que Yemen se ha convertido en "un importante lugar para Al Qaeda" han hablado Haykel ("En los 80 numerosos jóvenes yemeníes partieron hacia Afganistán para combatir contra los soviéticos") y Edward Burke para Foreign Policy: "La condición de refugio de la actividad yihadista de Yemen viene de antiguo. (...) La organización es muy consciente de la importancia estratégica de Yemen por su situación en el estrecho de Bab al Mandab, un punto fundamental del Mar Rojo, y su proximidad a Arabia Saudí y los Estados del Golfo. Las armas son baratas y abundantes, y sirven de estímulo a un lucrativo comercio con Somalia; se calcula que hay entre seis y nueve millones de armas de pequeño calibre en el país, con una población de 22 millones de habitantes".

Burke cita además otros factores como la pobreza agravada por la rápida disminución de la producción de petróleo que podría exacerbar las tensiones hasta el punto de acabar "con el delicado sistema de alianzas tribales establecido por el presidente Alí Abdulá Saleh". Pero, además, hay que tener en cuenta la alianza formada entre Alí Abdulá Saleh y los veteranos yihadistas de la guerra afgana, inspirada por el pragmatismo del presidente que ha contado con su colaboración para combatir a los chiíes, y el relevo que están protagonizando yihadistas jóvenes que se han alejado de los dirigentes de la generación afgana y que pretenden derrocar al Gobierno y establecer un Estado islámico. "La experiencia de la lucha en Irak -dice Burke- ha radicalizado a una nueva generación de combatientes islamistas yemeníes, responsables de la reciente oleada de atentados en su país".

Así las cosas, Barak Obama se enfrenta con la prometida repatriación de los presos de Guantánamo, entre los que unos 60 deberán regresar a su país de origen, Yemen. La necesidad de reparar las violenciones de los derechos humanos cometidas en la base-prisión convierten en prácticamente ineludible esa devolución, aún con el riesgo de que los repatriados regresen a sus actividades terroristas.

Yemen, ¿La guerra de Obama?