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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 9.6.2009

En un encuentro privado mantenido apenas horas después de conocerse que su partido quedó como tercera fuerza política con el 15,8 por ciento de los votos, el "premier" intentó defenderse de sus detractores laboristas, que en los últimos días le han dedicado duros ataques personales y le han pedido que abandonde Downing Street.

En su discurso pronunciado ante parlamentarios de su partido, Brown adoptó un tono humilde para asegurar que "como cualquier otra persona, tiene puntos fuertes pero también débiles. Voy a jugar con mis virtudes y deshechar mis flaquezas", apuntó en declaraciones recogidas por el diario británico "The Times".

"No tengo dudas de que debo seguir aprendiendo sobre cómo liderar el partido y el Gobierno. Debo aprender a ser primer ministro a tiempo completo y líder del Partido Laborista las 24 horas del día", agregó, y aprovechó la ocasión para recordar que a pesar de las continuas peticiones de la oposición y de miembros de su propia formación, para que abandonde el poder, él no va a dimitir, no sólo por su interés propio sino "porque tiene una misión".

Brown confía en que la reciente remodelación de Gobierno y la falta de un candidato para asumir el liderazgo, aborten la campaña de cambio promovida por un grupo de diputados cuando falta menos de un año para la teórica celebración de las generales.

A pesar de que el presidente del bloque parlamentario laborista, Tony Lloyd, afirmase a última hora de ayer que no esperaba que nadie intentase derrocar a Brown como líder del partido, sus opositores aseguraron que cuentan con entre 50 y 60 nombres de laboristas que dejaron de confiar en su liderazgo.

No obstante, para evitar más revuelo del alcanzado en la última semana, sus opositores evitaron divulgar la lista, según informó una de las fuentes, aunque dejó claro que la cuestión "no desaparecerá ya que sigue formando parte de las preocupaciones de todos los parlamentarios".

Según informa el citado diario, el motivo se debe a que en realidad sus detractores temen que el revuelo organizado no le deje otra alternativa al partido que el hecho de convocar comicios, en los que cuáles los laboristas tienen todas las de perder.

Un Brown "humilde" asegura que ha aprendido de sus errores