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NUEVATRIBUNA.ES - 10.04.2009

Miles de personas, entre ellos familiares, autoridades y socorristas, despidieron este Viernes Santo en el inmenso campo de la academia militar de L"Aquila a las víctimas del sismo que el lunes dejó cerca de 300 muertos en el centro de Italia.

Leves réplicas del seismo se sintieron durante las exequias, aunque de menor intensidad que las de la noche pasada.

La ceremonia fue presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, número dos del Vaticano, en presencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano, y del jefe del gobierno, Silvio Berlusconi.

Ante los cerca de 200 féretros cubiertos con flores y dispuestos en cuatro filas en la plaza de armas de la academia militar, el secretario personal del Papa, monseñor Georg Gaenswein, leyó un mensaje de pésame en el cual el pontífice "invita (...) a todos a mantener la esperanza sin caer en el desconsuelo".

Después del rito católico oficiado por Bertone, se rezaron oraciones musulmanas, debido a que seis de los muertos profesaban la religión islámica. "Pedimos la unidad de todos de frente a un único Dios", clamó el imán Mohammed Nur.

Un centenar de muertos -de los 289 que hasta ahora arroja el balance oficial- fueron enterrados en ceremonias privadas.

"Estas víctimas son los muertos de toda la nación", declaró Berlusconi poco antes de las exequias, visiblemente conmovido. "Estoy trabajando sin parar desde el lunes, como una máquina. Cuando paras y piensas en el dolor, te viene un sentimiento profundo de angustia", confesó tras saludar y consolar a cientos de familiares de las víctimas.

Unas 5.000 personas dieron el desgarrador adiós a amigos y allegados, algunos de las cuales sufrieron desvanecimientos y vahídos.

"Esta es nuestra propia Vía Crucis", dijo la presidenta de la Provincia de los Abruzos, Stefania Pezzopane, cuya sede institucional se derrumbó.

"Inmensa piedad dedicamos a las numerosas víctimas arrancadas demasiado pronto a sus familias por una muerte cruel y pensamos a todas las familias que perdieron su propia casa, sus objetos personales", dijo Bertone durante la homilía.

Gracias a una dispensa papal, los funerales solemnes son celebrados un Viernes Santo, día en que se conmemora la pasión de Cristo, durante el cual no se ofician misas, según la tradición católica.

Italia decretó luto nacional y las banderas de todos los edificios e instituciones públicas se izaron a media asta. Los aeropuertos de todo el país guardaron un minuto de silencio.

Tras la despedida de los muertos, queda la preocupación de los cerca de 28.000 damnificados, quienes viven en la incertidumbre y esperan la reconstrucción prometida, que durará "varios años", según advirtió Berlusconi. El jefe del Gobierno italiano anunció poco antes en un programa radial que espera fondos de la Unión Europea (UE) por 400 a 500 millones de euros en tres años para las obras de reconstrucción.

Triste y conmovedor adiós en Italia