viernes. 26.04.2024

El presidente estadounidense, Barack Obama, y la canciller alemana, Angela Merkel, mantuvieron hoy un encuentro bilateral tras el cierre de la cumbre del G8 en el que hablaron de conjugar las políticas de control fiscal en Europa con el impulso al crecimiento, según la Casa Blanca.

El consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, explicó a los periodistas que en la reunión hubo "un entendimiento de que (Europa) seguiría adelante con la consolidación", en "tándem" con el empuje al crecimiento.

"Hay un creciente reconocimiento de la necesidad de tomar medidas de inmediato que puedan promover el crecimiento en la zona euro", recordó Rhodes.

A la vez, Merkel y otros gobiernos "se han centrado en trabajar en la consolidación fiscal" para la gestión de la crisis, anotó el asesor de Obama.

Obama "comprende" la importancia del "rol de liderazgo" que la canciller alemana juega en Europa, destacó Rhodes.

Los líderes del G8, que agrupa a las potencias industrializadas más Rusia, no han discutido durante estos dos días en Camp David sobre reemplazar las reformas fiscales y estructurales que están teniendo lugar en Europa, sino acerca de cómo "promover el crecimiento y ayudar a estabilizar la situación", aclaró el consejero.

La cumbre del G8 concluyó con un "incipiente consenso" sobre la solución a la crisis en Europa, que debe pasar por el crecimiento y la creación de empleo pero sin descuidar la disciplina fiscal.

En una declaración al término de la cumbre celebrada en la residencia presidencial de Camp David, a las afueras de Washington, Obama indicó que los dirigentes del G8 abordaron vías para promover la creación de empleo, al tiempo que continúa en Europa el proceso de reformas estructurales para reducir la deuda y los déficit.

Merkel recalcó a su vez que los llamamientos para un plan que combine crecimiento y austeridad excluyen la posibilidad de nuevos programas de estímulo coyuntural como los puestos en marcha en el mundo tras la crisis financiera.

Estados Unidos y Alemania tienen visiones divergentes en algunos puntos sobre cómo hacer frente a la crisis de la eurozona y evitar que los problemas de Grecia, Portugal e Irlanda se extiendan a otras economías de más calado como España e Italia.

Obama y Merkel hablaron de conjugar control fiscal e impulso al crecimiento