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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 21.3.2010

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este domingo por 219 votos a favor y 212 votos en contra las enmiendas introducidas por esta cámara legislativa al proyecto de reforma sanitaria aprobada en diciembre por el Senado, lo que representa un paso decisivo para la consecución de uno de los proyectos estrella de la Administración de Barack Obama. La propuesta sólo obtuvo el apoyo de congresistas demócratas, mientras que los 178 representantes republicanos de la Cámara Baja votaron en contra. Además, 34 parlamentarios demócratas también votaron en contra de la medida.

La aprobación ha sido posible gracias al acuerdo con el grupo de congresistas demócratas católicos liderado por Bart Stupak, por el cual el presidente se ha comprometido a emitir una orden ejecutiva que reafirme la prohibición de usar fondos federales para la interrupción voluntaria del embarazo.

En este momento la culminación de la reforma sólo está pendiente de dos trámites más, que previsiblemente se resolverán sin problemas. El primero es que el Senado apruebe los cambios introducidos por la Cámara de Representantes al texto que aprobó en diciembre, algo que el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, ya dio por hecho antes de que tuviera lugar esta votación. El otro trámite es la sanción de la ley del propio Obama.

Esta ley pretende dotar de seguro médico a los más de 30 millones de estadounidenses que en este momento se estima que carecen de él y dotar al país de un sistema parecido, aunque con menos prestaciones, al de la cobertura médica universal típico de las sociedades de Europa occidental.

LA INMIGRACIÓN COMPITE CON LA SANIDAD

Mientras en el interior de la Cámara se debatía el cambio del sistema de salud, frente al Capitolio, miles de hispanos se concentraban para reclamar a Obama que no se olvide de sus promesas y aborde la reforma migratoria. Convocados por la organización pro inmigrante Casa de Maryland, los manifestantes llevaban pancartas en las que se leía "Congreso, actúa. Reforma migratoria ya".

Muchos de ellos lucían camisetas oscuras en las que se leía "No más promesas rotas. No más familias separadas". Otros han optado por camisetas blancas y banderas estadounidenses, como habían pedido los organizadores de la "Marcha por América" que aspiraba a concentrar unas 100.000 personas en el gran parque frente al Capitolio.

Los manifestantes han tratado de dar un impulso a una reforma que cree una vía para la legalización de los inmigrantes indocumentados que ya se encuentran en EE.UU., permita a los trabajadores traer a sus familias e impida la explotación laboral.

Las marchas se han producido tres años después de las grandes manifestaciones por todo el país para reclamar una reforma que entonces concluyó en fracaso en el Congreso.

La semana pasada, en una señal hacia los defensores de la medida, el presidente Obama -quien asegura que mantiene su compromiso con la reforma- se reunió con representantes de los grupos pro inmigrante y con los senadores Chuck Schumer y Lyndsey Graham, quienes lideran los esfuerzos en el Congreso para recabar apoyo a la iniciativa.

Schumer y Graham presentaron su propuesta marco para la reforma, en un artículo publicado en el diario The Washington Post. Esa propuesta prevé, entre otras cosas, la creación de una tarjeta de Seguridad Social biométrica, que todos los trabajadores tendrían que portar, y los empleadores comprobar, para demostrar que tienen permiso laboral.

La medida también establece una vía para la legalización de los cerca de once millones de indocumentados que se calcula que se encuentran en Estados Unidos, y prevé el endurecimiento de la vigilancia fronteriza.

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