jueves. 28.03.2024
SPD2
Imagen: Campoabierto

@Montagut5 | Al calor de las noticias que nos llegan desde Alemania sobre el nuevo gobierno de coalición, aprovechamos para acercarnos al origen del SPD, formación política fundamental en la historia de dicho país y del socialismo democrático occidental.

En esa década de los años sesenta del siglo XIX nacieron en Alemania distintas asociaciones obreras. Entre ellas, destacaría la Asociación General de Trabajadores Alemanes, creada en 1863 y liderada por Ferdinand Lassalle. Esta organización socialista, implantada en Prusia, era de tendencia reformista y no marxista; de hecho, sus dirigentes entablaron relaciones con Bismarck, intentando que el Estado adoptara políticas sociales.

En 1869, un grupo de asociaciones obreras implantadas en Sajonia crearon el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores (SDAP). Sus dos máximos líderes fueron Wilhelm Liebknecht y August Bebel. En ese mismo congreso se aprobó el Programa de Eisenach, adoptando el marxismo y vinculando la formación a la AIT. En el programa se exigía el sufragio universal masculino, la separación entre la Iglesia y el Estado, la creación de una milicia popular, la abolición del trabajo infantil, la reducción de la jornada laboral, la implantación de un sistema fiscal progresivo y el apoyo del Estado al movimiento cooperativista.

A pesar de las claras divergencias de origen geográfico y, sobre todo, ideológicas, las dos organizaciones se acercaron ante el hecho de que, recién creado el Imperio alemán, la represión contra los obreros creció. Pero, además, la aproximación se vio facilitada porque Lasalle había fallecido y en la Asociación General de Trabajadores iba creciendo la presencia de los socialdemócratas. El proceso concluyó en el Congreso de Gotha, celebrado en la primavera de 1875. Allí se fusionaron ambas organizaciones y nació el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores, el SAPD. Se adoptó el conocido como Programa de Gotha. En dicho programa pesaron más las ideas marxistas que las de Lassalle, pero eso no impidió que Marx y Engels criticaran el texto de forma contundente porque consideraban que no atendía al sindicalismo, no incidía en el internacionalismo y, sobre todo, porque el programa defendía que Estado era un instrumento neutral por encima de la lucha de clases.

El nuevo partido fue perseguido por Bismarck. El canciller de hierro consiguió que el parlamento aprobara una ley de excepción en el año 1878 que ponía fuera de la ley al partido. Pero Bismarck era consciente que, en pleno proceso de expansión industrial, la fuerza del movimiento obrero no se podía despreciar, por lo que emprendió una política social para intentar frenar los conflictos sociales, atraerse a los obreros y que se alejaran de los socialistas, desde un acusado paternalismo. Promulgó leyes sobre las enfermedades, accidentes y jubilación. Esta política le granjeó la crítica de los sectores políticos y sociales más conservadores porque creían que iba a crear una especie de socialismo de estado pero, en realidad, fueron medidas muy epidérmicas. No consiguió sus objetivos, ya que, aumentaron las huelgas, y en la clandestinidad los socialistas no dejaron de crecer. El partido fue legalizado al retirarse Bismarck del poder. El año clave para el partido fue 1891 cuando se celebró el Congreso de Erfurt. La formación adoptó el nombre que conserva hoy en día, SPD. El Programa de Gotha fue sustituido por el de Erfurt.

El nuevo programa del partido era claramente marxista, pretendiéndose el cambio revolucionario del capitalismo, como formalmente defendió uno de sus principales líderes, Karl Kautsky, con el apoyo mayoritario de la formación. Pero, en la práctica, el SPD se encaminó hacia un claro reformismo. El partido luchó por mejorar las condiciones laborales y de vida de los obreros alemanes, participando activamente en el juego político electoral y parlamentario. El partido se burocratizó y terminó en manos de unos cuadros que defendieron la organización antes que emprender acciones que hicieran peligrar su existencia, pero también fueron innegables las conquistas sociales ganadas gracias a su creciente influencia política. Uno de los teóricos del partido, Eduard Bernstein, pretendió acomodar, a través del revisionismo, el programa oficial del partido, claramente marxista, con la práctica real del mismo, pero no tuvo éxito frente al sector mayoritario. Por fin, otro grupo deseaba reorientar al partido en un sentido claramente revolucionario. En esta idea se encontraban Karl Liebcknecht y Rosa Luxemburgo. Estaríamos ante el origen del posterior partido comunista alemán.

En las primeras elecciones legislativas en las que el partido participó se obtuvieron 35 diputados. En la última década del siglo XIX se expandió con mucha fuerza. Publicaba diversos periódicos y seminarios, puso en marcha organizaciones sindicales, asociaciones culturales, clubs deportivos, teatros, coros, etc.., casi una sociedad paralela en Alemania, sirviendo como modelo para todo el socialismo occidental. A principios del siglo XX, llegó a los 400.000 afiliados, cifra que se elevó a 1.700.000 militantes en 1912. En ese mismo año se convirtió en la primera fuerza parlamentaria. Aunque el socialismo había condenado la guerra en la II Internacional, el SPD apoyó la participación de Alemania en la Primera Guerra Mundial, votando en el parlamento los créditos necesarios para poner en marcha la maquinaria militar.

El nacimiento de la socialdemocracia alemana