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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 7.6.2009

Las elecciones parlamentarias, que por primera vez se han celebrado en un solo día y no escalonadas, enfrentan al grupo Hezbolá y sus aliados, respaldados por Irán, con la coalición gobernante de Líbano, apoyada por Estados Unidos y Arabia Saudí. Las relaciones con la vecina Siria, que dominó Líbano hasta 2005, también han estado muy presentes en estas votaciones, hasta el punto de que también pueden definirse como una disputada carrera entre prosirios y antisirios.

Según el Ministerio del Interior, la participación ha sido del 46 por ciento antes del cierre, superando el 45 por ciento final de hace cuatro años. Esto tendría un significado notable en un país en el que cientos de miles de los 3,26 millones de votantes viven en el extranjero. Aparte de un hombre herido por armas de fuego en la ciudad de Trípoli, al norte del país, y algunas peleas en otras zonas entre simpatizantes rivales, no hubo noticias de graves enfrentamientos.

Unos 50.000 miembros de las fuerzas de seguridad se desplegaron por los 26 distritos electorales para prevenir actos violentos, concentrándose en zonas donde se espera un resultado muy igualado. "La democracia es una bendición que debe preservarse, una bendición que distingue a Líbano en Oriente Próximo", dijo el presidente Michel Suleiman a los periodistas después de votar en el distrito de Jbeil, en el norte de Beirut, donde se encuentra su hogar.

Los cristianos, que suponen el 40 por ciento de los votante, están considerados como los votantes decisivos, debido a que están divididos entre los dos bloques rivales, uno con apoyo mayoritario chií - el de Hezbolá - y el otro, suní.

La batalla principal enfrenta a dos coaliciones, las Fuerzas del 14 de Marzo, grupo mayoritario en el Parlamento y apoyado por Occidente y los países árabes moderados, y las Fuerzas del 8 de Marzo, encabezadas por Hizbulá y sostenidas por Siria e Irán, entre otros. La coalición mayoritaria "14 de marzo", liderada por el político suní Saad al Hariri y que se opone a la influencia de Siria, ganó las elecciones posteriores al asesinato del padre de Hariri, Rafik, en 2005, pero tuvo problemas para gobernar ante una lucha de poder que paralizó la política en varias ocasiones, e incluso llegó a ser violenta, con Hezbolá y sus aliados.

Gran parte de la campaña se ha centrado en la guerrilla de Hezbolá. Sus oponentes dicen que las armas del grupo chií socavan la autoridad del Estado, mientras que el grupo y sus aliados responden que son necesarias para defender el país contra Israel. Por otra parte, Estados Unidos, que considera a Hezbolá como un grupo terrorista, ha condicionado su futura ayuda al país con la forma y las políticas del Ejecutivo que reemplace al actual gabinete de unidad nacional, del que también forma parte Hezbolá.

El deshielo entre Arabia Saudí y Siria ha ayudado a mantener la estabilidad en un país que el año pasado estuvo nuevamente a punto de caer en la guerra civil.

Líbano decide el futuro de Hezbolá