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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 27.11.2010

En el informe titulado 'Sáhara Occidental, Golpes y Abusos de las Fuerzas de Seguridad marroquíes', HRW ha puesto de relieve una agresión que observó un empleado del centro médico saharaui, que pudo ver cómo los policías sacaban a tres heridos de un taxi para golpearles y agredían igualmente al conductor del vehículo. "Un trabajador del hospital le dijo a HRW que observó un ataque en el que la Policía rompió la ventana de un taxi que se dirigía al hospital con tres saharauis heridos y les golpeó, tanto a los heridos como al conductor, antes de dejar marchar el taxi y detener a sus tres pasajeros", ha señalado.

En este sentido, ha afirmado que "varios saharauis que fueron golpeados" antes de llegar al hospital manifestaron después que no acudirían a recibir tratamiento porque "temían a la Policía que estaba allí". La ONG mantiene que, "de acuerdo con más de un testigo" al que entrevistó en El Aaiún, "la Policía impidió el acceso al principal hospital de El Aaiún durante gran parte del día 8 de noviembre, en algunos casos asaltando a civiles que precisaban tratamiento por sus heridos".

Tras haber entrevistado en El Aaiún a siete detenidos y a saharauis que sufrieron ataques en sus casas tras el desmantelamiento, HRW ha acusado a las fuerzas de seguridad marroquíes de "golpear repetidamente" y de "abusar" de los detenidos, así como de "atacar directamente a civiles".

"Las autoridades marroquíes deberían poner fin inmediatamente a los abusos con los detenidos y poner en marcha una investigación independiente", ha remarcado en su informe HRW. La ONG ha criticado las restricciones al acceso de la prensa a El Aaiún en los días inmediatamente posteriores al desmantelamiento del campamento y los disturbios y que no se haya arrestado a "ningún civil marroquí" por los daños causados en los dos barrios que tuvo oportunidad de visitar y de entrevistar a los propietarios de los inmuebles.

La directora de HRW en Oriente Próximo y el Norte de África, Sarah Leah Whitson, ha incidido en esa misma línea: "Las fuerzas de seguridad tienen el derecho de usar la fuerza proporcionada para prevenir la violencia y proteger vidas humanas pero no pueden justificar que se golpee a gente retenida inconsciente".

HRW ha reconocido en su informe que no tiene una cifra de víctimas mortales saharuis y de las fuerzas de seguridad marroquíes pero ha subrayado las agresiones que cometieron las fuerzas gubernamentales, que incluso llegaron a agredir repetidamente al colaborador de HRW en El Aaiún, cuando se encontraba trabajando con un periodista de un medio internacional.

En el apartado titulado 'Abusos en detención', la ONG ha denunciado las agresiones sufridas por saharuis antes y durante su detención y ha asegurado que "al menos uno de los arrestados" ha llegado a denunciar ante un juez que fue violado. "Los testigos entrevistados por HRW tenían severos moratones y otras heridas recientes que sugieren que fueron golpeados durante su detención", ha asegurado.

También ha subrayado que Marruecos no informó a los familiares sobre las personas que permanecían detenidas e incumplió el artículo 63 de su Código Penal, que establece que hay que comunicar el arresto al familiar más cercano. En este mismo apartado, HRW ha relatado las experiencias de siete detenidos, que han narrado agresiones hasta quedar inconscientes, humillaciones, como obligar a un arrestado a cantar el himno nacional del Reino Alauí bajo la amenaza de los golpes.

Uno de los casos denunciados por HRW es el de Ahmed Jadahlou Salem, de 34 años de edad, que mantiene que los gendarmes le golpearon cuando estaban desmantelando el campamento de protesta hasta dejarle inconsciente y cuando se recuperó le volvieron a golpear en el pecho y fue entonces cuando se lo llevaron en un camión. Le trasladaron junto a otros 30 o 40 detenidos, todos esposados con las manos a la espalda, tumbados unos sobre otros, y les dejaron en la gendarmería para interrogarles uno a uno.

En la habitación de interrogatorios, según Salem, le amenazaron con violarle y los gendarmes, ya en la oficina, les echaban orina a los detenidos, a los que no les proporcionaron comida durante las 36 horas posteriores a su captura.

Laassiri Salek, de 38 años de edad, entrevistado por HRW, ha asegurado que fue golpeado durante "cinco horas" con palos de madera y bastones hasta quedar inconsciente en dos ocasiones. La Policía le revivía echándole agua y tuvo oportunidad de escuchar cómo gritaban otros detenidos. Después de la sesión más larga de agresiones, los agentes siguieron golpeándole en la cabeza, en los riñones y en la espalda con palos.

Salek ha asegurado a HRW que, al igual que otros arrestados, fue obligado a cantar el himno de Marruecos, bajo la amenaza de ser golpeados si se equivocaban con las letras. Según su relato, en la tarde noche del 10 de noviembre, las agentes marroquíes colocaron a los detenidos en fila india, con los ojos vendados, para ir golpeándolos con sus botas. Tras esta última agresión, Salek no pudo caminar y cuando HRW le entrevistó el 16 de noviembre, cinco días después de su liberación continuaba en sillas de ruedas.

Otra de las detenidas es Leila Leili, una mujer de 36 años, arrestada en la calle cuando la policía le registró el 9 de noviembre y le encontró un ensayo sobre lo sucedido en El Aaiún el día anterior. Leili ha asegurado que fue golpeada durante su detención en la calle y ha denunciado agresiones y humillaciones durante su permanencia en la oficina central de Policía.

Leili se quejó a los policías que le registraron en la calle porque dejaron marchar libres a varios marroquíes armados con cuchillos y la respuesta que recibió fueron los golpes de la autoridad. Por la queja a los policías, según explicó, "empezaron a pegarme con palos en la cabeza y en la espalda y me patearon. No sé cuántos eran porque tenía los ojos vendados. Me ordenaron gritar eslóganes promarroquíes como 'Larga vida al Rey' y que yo era marroquí", ha denunciado.

Tras el interrogatorio en el centro de policía, Leili tuvo que permanecer sentada en un pasillo, donde los agentes le "golpeaban continuamente" al pasar. "Me pusieron en el pasillo y todos los que pasaban me pegaban. Ellos (los agentes) preguntaban ¿qué hace aquí? y uno respondía: 'Dice que no es marroquí', y entonces me pateaban o pegaban".

El informe de HRW también denuncia la actuación de las fuerzas de seguridad contra casas en las que estaban refugiados saharuis durante los incidentes posteriores al desmantelamiento del campamento, como es el caso de siete saharuis que se escondieron en una pequeña azotea. La Policía disparó a uno de ellos en una pierna y agredió al grupo con una bombona de gas butano.

HRW también ha criticado en su documento las restricciones que han sufrido sus propios trabajadores, primero para volar hasta El Aaiún y, después, cuando uno de ellos, un saharaui, realizaba su trabajo de campo en la autoproclamada capital del Sáhara Occidental. El investigador Brahim Alansari, según la ONG, fue agredido en varias ocasiones por los agentes policiales, que le detuvieron junto a un periodista internacional cuando estaban realizando su trabajo en El Aaiún.

La Policía marroquí golpeó a saharuis heridos cuando se dirigían al...