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nuevatribuna.es | agencias | 30.01.2011

El Baradei, muy criticado por su ausencia en el comienzo de las protestas, reclamó al presidente egipcio, Hosni Mubarak, que dimita, ante miles de manifestantes que, un día más, desafiaron el toque de queda impuesto por las autoridades.

"Nos han robado nuestra libertad", dijo el ex director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), y resaltó que el movimiento por el cambio "no tiene marcha atrás".

Con la ayuda de un megáfono, El Baradei se mostró "orgulloso de ser egipcio" y consideró que los ciudadanos de este país han "recuperado la libertad", antes de pronosticar que "este es el comienzo del fin" para Mubarak.

Las protestas callejeras han carecido hasta el momento de una figura capaz de galvanizar las diferentes sensibilidades ideológicas que pueda ser presentada como un candidato capaz de dirigir una eventual transición.

Por eso, la aparición pública de El Baradei y el anuncio hoy de la creación de un comité para analizar con el Ejército el final del régimen otorgan una nueva dimensión a la capacidad de los opositores de unirse frente a su enemigo común.

El dirigente de los Hermanos Musulmanes Saad Katatni explicó a Efe por teléfono que "el comité podría mantener mañana una reunión con responsables militares para analizar un posible cambio de régimen en Egipto".

Katatni señaló que ese comité, integrado por el ilegalizado grupo islámico y por la laica Asamblea Nacional por el Cambio de El Baradei -que aglutina distintos movimientos opositores-, quiere estudiar con el Ejército la salida de Mubarak del país, la formación de un Gobierno transitorio y la celebración de comicios libres.

Pese a ello, en un significativo mensaje, la televisión pública egipcia mostró hoy imágenes de Mubarak reunido con la cúpula militar y acompañado por su nuevo vicepresidente, Omar Suleimán, y el ministro saliente de Defensa, general Husein Tantaui.

Aunque fuentes oficiales informaron de que hoy se daría a conocer la composición del nuevo Ejecutivo, que encabeza el recién nombrado primer ministro Ahmed Shafiq -otro militar-, hasta bien entrada la noche todavía no se había difundido ninguna noticia al respecto.

Mientras eso sucedía en los despachos, ni el vuelo rasante de dos cazabombarderos de las Fuerzas Armadas sobre la plaza Tahrir, que sirvió para decretar el comienzo del toque de queda a las 16.00 hora local (14.00 GMT), consiguió amedrentar a los miles de egipcios que se manifestaban.

El ingeniero Brahim El Gretly sintetizó el sentir de la multitud, tratando de hacerse oír sobre el estruendo de los aviones: "No tememos a los militares, son nuestros hermanos, jamás nos harán daño".

Poco antes del comienzo del toque de queda, los manifestantes trataban de abrirse paso entre los tanques, testigos mudos e inmóviles de la ira de miles de personas, mientras desde algunos balcones se lanzaban botellas de agua o alimentos para aguantar mejor la noche que muchos pasarán al raso.

"Mi hermano está aquí, mi mujer está aquí, hasta mi madre está aquí... ¿Dónde iba a estar yo si no?", se preguntaba Monzer Abdelazim, supervisor de una planta industrial, tras hacerse una foto con una bandera tunecina.

Por primera vez desde que comenzaron las protestas el pasado martes, varios magistrados de la judicatura egipcia y clérigos de la institución religiosa Al Azhar (la más importante en el mundo suní) se unieron a los manifestantes en el centro de El Cairo.

Uno de los ulemas más conocidos del país, el jeque Safuat Higazi, declaró a Efe en la plaza Tahrir que se unió a las protestas en El Cairo el viernes, después de manifestarse en Suez, y que no se marchará "hasta que Mubarak deje el poder".

"¡Somos pacíficos!", remachó Higazi, a quien muchos de sus seguidores recibieron con cánticos de desafío a la autoridad de Mubarak.

La oposición se organiza ante un eventual cambio de régimen