viernes. 26.04.2024

La crisis y el Tea Party hacen de las legislativas un plebiscito para Obama

Son lo que se conoce como 'las elecciones de mitad de período'. Quedan aún dos años para que el presidente de EEUU tenga que competir por la reelección y la cita de este martes se considera un termómetro para medir su grado de aceptación que, según las encuestas, no es el mejor de los últimos tiempos. La invisibilidad de la recuperación es la culpable y los ultraconservadores han sabido aprovecharla.
> El peor escenario para los demócratas
NUEVATRIBUNA.ES - 1.11.2010

Este martes Estados Unidos elige a sus representantes para el 112° Congreso Nacional, en unos comicios que definirán el rumbo político de la nación durante los próximos dos años, y medirán la aceptación del presidente Barack Obama.

En las llamadas elecciones de medio período se renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes, 37 de 100 senadores, 37 gobernadores y varios puestos estatales y locales. Un 52 por ciento de los votantes que planean participar en las elecciones asegura que respaldará a los candidatos republicanos, según la última encuesta divulgada por la cadena de televisión CNN.

De darse este panorama, el presidente deberá enfrentarse por primera vez en su gestión a un Congreso donde no goza de la mayoría, y que no le pondrá la tarea fácil a la hora de llevar a cabo algunas de sus apuestas políticas. Pero, además, y aunque tradicionalmente el oficialismo suele perder las elecciones de mitad de período, estos comicios han sido presentados como una especie de plebiscito para Obama.

Temas como la crisis financiera y el gasto público ha perjudicado al líder, quien en los últimos días ha redoblado su campaña para obtener votos. "La situación que atraviesa el país también juega contra el Partido Demócrata. Hace ahora dos años los demócratas supieron aprovecharse y beneficiarse del rechazo popular hacia las políticas republicanas, y parece que ahora éstos pueden devolverles la pelota. Estados Unidos presenta hoy en día una economía en crisis y muy debilitada, con Obama recogiendo los peores índices de popularidad desde su llegada a la Casa Blanca, un auge del sentimiento populista contra "la política" y contra "Washington", con millones de dólares que llegan a las arcas republicanas (y también a las demócratas) por parte de grupos de intereses, así como movimientos (Tea Party) que han sabido movilizar nuevamente a las bases de un moribundo Partido Republicano".

El análisis de Txente Rekondo del Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN) recorre las causas de la desafección de distintos sectores hacia el actual inquilino de la Casa Blanca: "Los más progresistas han visto cómo Obama no ha sido capaz de romper con los grandes poderes fácticos del país, y además en política exterior se ha mostrado en la línea de su predecesor: Para las posturas más centristas, el actual presidente no ha sabido afrontar debidamente la crisis económica, desconfiando de las medidas adoptadas hasta la fecha. Y por su parte, los sectores jóvenes han perdido buena parte de su ilusión inicial, la minoría hispana ve con temor que la anunciada reforma sobre migración no se materialice, e incluso entre el sector femenino son cada vez más las voces que se muestran dispuestas a poyar a un candidato republicano".

Una de las incógnitas que se plantean es si el emergente movimiento del Tea Party puede ser un obstáculo para las aspiraciones del Partido Republicano o, por el contrario, un impulso a los resultados que espera obtener en las urnas. Y todo indica que es la segunda opción la que cuenta con más posibilidades, sobre todo si tenemos en cuenta que el Tea Party ha renunciado a constituirse como un tercer partido y que lo más probable es que busque acomodo en las filas republicanas.

Así, por ejemplo, Sharron Angle, una de las caras emblemáticas del movimiento y que ganó inesperadamente la candidatura republicana por Nevada en las primarias del pasado junio, tiene contra las cuerdas al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, al que se enfrenta por el escaño de ese Estado. Angle, que considera su candidatura como una "misión de Dios", ofrece a los votantes la anulación de la reforma sanitaria, la reducción de impuestos y del gasto fiscal, así como la privatización parcial del sistema de Seguro Social y se opone a ampliar los derechos de los homosexuales y al aborto. Incluso, ha llegado a decir que el embarazo de las víctimas de una violación podría ser un deseo divino.

El movimiento, que avanza con lemas como "el presidente Obama es marxista" o "vamos camino del socialismo", no sólo aglutina a ultraconservadores, homófobos, islamófobos y racistas, sino que ha sabido canalizar el descontento hacia las políticas de la actual administración.

Como señala Rekondo, preocupa también y mucho lo que puedan hacer los numerosos latinos residentes en EEUU, bastante desencantados con las posibilidades de que la reforma migratoria de Obama salga adelante. Una encuesta publicada hace un mes por el Centro Hispano Pew decía que sólo el 32 por ciento de los consultados sentía interés por las elecciones, que casi uno de cada cuatro votantes latinos pensaba que las políticas de Obama habían ayudado a su comunidad y que más de la mitad creían que no habían tenido efecto alguno. El propio presidente se ha dirigido a ellos durante la campaña con mensajes como "si la comunidad latina decide no participar en esta elección, entonces habrá menos votos y será menos probable lograr esto (la reforma migratoria integral) y el otro lado, (los candidatos del partido republicano) que está peleando en contra de esto, no va apoyar" la reforma.

¿GIRO A LA DERECHA O RECUPERACIÓN DEL IMPULSO PERDIDO?

Entre los análisis que se hacen sobre el 'día después' de las elecciones más probable, el de www. BusinessLeone .com apunta el siguiente:

"Quizás el resultado más plausible es un Congreso dividido, con los republicanos tomando 218 cupos o más de la Cámara para obtener la mayoría y los demócratas reteniendo el Senado, pero con una mayoría reducida. Ello implicaría que los republicanos de la Cámara podrían aprobar legislaciones con un voto de mayoría simple sin apoyo demócrata.

Si logran una mayoría, los republicanos de la Cámara podrían aprobar rápidamente gran parte de su agenda conservadora “Promesa a Estados Unidos”. La agenda republicana tiene medidas para revocar la reforma de Obama al sistema de salud, terminar el control estatal a los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac e imponer un congelamiento a las contrataciones federales. Pero si la mayoría demócrata en el Senado es suficientemente grande, podrían bloquear la mayoría de las medidas aprobadas por los Representantes, creando un estancamiento o forzando a ambos partidos a trabajar juntos en el Congreso".

Hay quien opina que tras estas elecciones la política estadounidense, si se confirman los malos resultados para los demócratas, dará un nuevo giro hacia la derecha. Sin embargo, también hay quien piensa que un revés en las legislativas puede despertar de un cierto letargo acomodaticio a la administración Obama.

Recientemente, en un debate celebrado en la 'Voz de América', Emira Woods, codirectora de política internacional del Policy Studies Institute, recordó la enorme atención internacional que capturó la elección de Obama a la presidencia y cómo algunos temas, en particular los relacionados con el medio ambiente, los derechos humanos y los derechos de las mujeres, subieron a la cima en la agenda. Sin embargo, “dos años después se nota la decepción que existe entre los que impulsaron la candidatura del presidente Obama”. La activista consideró que ahora, una derrota del oficialismo puede marcar “el relanzamiento de esa agenda”.

En el mismo debate, los expertos coincidieron también en destacar que no se puede sostener que el presidente Obama esté fracasando, “cuando bajo su presidencia se ha producido la legislatura más productiva en medio siglo”, como recordó Allan Lichtman, profesor de historia de American University. Más bien, “lo que el gobierno de Obama tiene es un problema de comunicación sobre sus logros”, dijeron casi al unísono Jim Malone, de la redacción central de la 'Voz de América' y Susan Tolchin, profesora de políticas públicas de George Mason University. Incluso el profesor Litchman recordó que los tres presidentes que perdieron las elecciones legislativas de medio término en el último medio siglo “terminaron siendo reelectos, Truman en 1946, Eisenhower en 1952 y Clinton en 1994”.

Su conclusión es que “será la evolución de la economía en los próximos dos años y no el resultado de las elecciones de medio término, lo que marque la reelección del presidente Obama”.

La crisis y el Tea Party hacen de las legislativas un plebiscito para Obama