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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 20.7.2010

El presidente afgano, Hamid Karzai, sobre quien pesan graves acusaciones de dirigir una administración corrupta y que ha conseguido mantenerse en el poder gracias a ser un 'pelele' de Estados Unidos, ha obtenido de la comunidad internacional lo que venía reclamando hace tiempo: que al menos la mitad de los fondos destinados a su país pase por sus manos, es decir, por el presupuesto del Estado en un plazo de dos años.

Desde el comienzo de la intervención militar internacional a fines de 2001, sólo 20% de unos 40.000 millones de dólares de ayuda prometidos pasaron por los canales gubernamentales. Ahora, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha cerrado un acuerdo con el gobierno de Karzai sobre las condiciones de un préstamo de 125 millones de dólares.

Quizá lo único que han hecho los más de 70 representantes de países donantes y de organizaciones internacionales que han participado en la conferencia internacional sobre Afganistán en Kabul es compensar a Karzai para que haga realidad lo que todos están deseando: que "las fuerzas armadas nacionales afganas realicen y conduzcan las operaciones militares en todas las provincias hacia fines de 2014". Así se recoge en el comunicado final de la conferencia.

Cerca de 140.000 militares extranjeros, las dos terceras partes estadounidenses, se encuentran actualmente desplegados en el país, donde la rebelión de los talibanes no ha cesado de ganar terreno desde hace cuatro años. La guerra de Afganistán es cada vez más impopular en la opinión pública de los países occidentales tras nueve años de combates, en momentos en que las tropas de la coalición registran pérdidas sin precedentes. Este martes, sin ir más lejos, un soldado afgano mató a dos civiles estadounidenses y un compañero suyo en un ejercicio de tiro en un base militar en el norte del país, tras lo cual él también falleció, informó la OTAN.

Los participantes en la conferencia han respaldado además el "programa de reconciliación" con los talibanes lanzado por Karzai. El programa para la Paz tiene como objetivo lograr atraer a una parte de los rebeldes, sobre todo a los combatientes de rango inferior que combatirían por dinero y no por ideología. Karzai ya había propuesto una amnistía a cambio de una rendición en 2005 a los rebeldes dispuestos a renunciar a la violencia, sin éxito.

Karzai controlará al menos la mitad de los fondos destinados a Afganistán