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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS- 22.11.2009

El proyecto de reforma del modelo sanitario norteamericano, que costará en torno a 848.000 millones de dólares (570.660 millones de euros), se ha convertido en el principal caballo de batalla en política interna del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

De los 40 senadores republicanos, que se han opuesto con fervor a la propuesta en los últimos meses, sólo uno se abstuvo y el resto votó en contra. La votación de este sábado era el primero de los obstáculos a los que se enfrenta el proyecto de reforma en la Cámara Alta, ya que los demócratas necesitaban el apoyo de 60 de los 100 miembros del Senado y ni siquiera contaba con el respaldo explícito de las senadoras demócratas Blanche Lincoln (Arkansas) y Mary Landrieu (Luisiana).

Ambas representantes demócratas anunciaron públicamente su apoyo a la admisión a debate de la propuesta el mismo sábado, apenas unas horas antes de que se sometiera a votación en el Senado. Lincoln aseguró que era "más importante iniciar" el debate "para mejorar el sistema sanitario de todos los estadounidenses" que "rechazar la propuesta" y "alejarse" de este asunto.

"He decidido que hay reformas y salvaguardias lo suficientemente significativas para seguir adelante, pero se debe trabajar mucho más", afirmó por su parte Landrieu en declaraciones recogidas por 'The New York Times' antes de la votación. "Es un voto para seguir adelante, para continuar con la labor esencial, importante e imperativa que está en marcha", añadió.

El Senado comenzará a debatir el modelo propuesto por los demócratas el próximo 30 de septiembre, y se espera que el proceso se prolongue durante al menos tres semanas. Una vez que se apruebe el texto, esta vez por mayoría simple, el proyecto pasará a ser examinado por un comité del Congreso que intentará conciliarlo con el aprobado recientemente en la Cámara de Representantes.

Ambas serán combinadas en un borrador final de consenso que, a su vez, deberá ser nueva y definitivamente aprobado por cada cámara antes de recibir la confirmación definitiva con la firma del presidente Obama.

SIMILITUDES Y DIFERENCIAS

La propuesta final de Reid --redactada tras no pocas concesiones a senadores de su propio grupo--, guarda muchos parecidos con la propuesta de la Cámara de Representantes, en particular sobre los nuevos requerimientos que se impondrán a las aseguradoras y la creación de "mercados de intercambio" donde los trabajadores autónomos podrán comparar distintos planes de cobertura, entre los que destaca la gran clave de la propuesta, la conocida como "opción pública" que ha sido categóricamente rechazada por las aseguradoras privadas.

Las diferencias llegan a la hora de abordar los requerimientos para los empleados. La propuesta de la Cámara de Representantes insta a las empresas de mediano y gran tamaño a asegurar a sus trabajadores, pero la versión del Senado sólo les obligaría a pagar una tarifa si el Gobierno termina subsidiando la cobertura médica de sus empleados.

Otra distinción se da en la forma de financiar la reforma sanitaria. La propuesta del Senado incluye un impuesto sobre pólizas de seguros por encima de un determinado coste e incrementa el impuesto del actual plan sanitario Medicare en individuos con ingresos por encima de los 200.000 dólares anuales (unos 135.000 euros) y en parejas con ingresos superiores a los 250.000 dólares (168.000 euros) al año. El modelo de la Cámara, por su parte, se olvida del impuesto sobre pólizas, pero sí grava específicamente a aquellos estadounidenses de clase alta, para enfado del sector republicano.

DISCREPANCIA DE COSTES

Los demócratas estiman que la reforma sanitaria propuesta por Reid costará en torno a 848.000 millones de dólares, una cantidad que el Gobierno puede costear a través de nuevos impuestos y recortes de gasto público. La reforma, según ellos, no sólo no incrementará el déficit público, sino que lo reducirá en 130.000 millones (87.480 millones de euros) hasta 2019. Los republicanos no han aceptado ni un ápice de estos datos: según sus estimaciones, la reforma es una "monstruosidad" --en palabras del líder republicano, el senador Mitch McConnell-- de 2,5 billones de dólares (1,6 billones de euros).

El sector demócrata considera que las estimaciones republicanas son falsas y tienen como objetivo desestabilizar el tono del debate. Además, cuentan para defenderse con un informe desarrollado por la Oficina Presupuestaria del Congreso, teóricamente independiente, que ratifica todas las cifras que han presentado.

Algunos medios, no obstante, creen que este informe no está exento de "trampas" que esconden un coste adicional de 287.000 millones de dólares (193.000 euros) por encima de la cifra original, según el análisis realizado por el 'Jackson Sun', y que terminaría incrementando el déficit público en 150.000 millones de dólares (101.000 euros) a lo largo de la próxima década, en lugar de reducirlo.

PREPARATIVOS

El sondeo desarrollado conjuntamente por el Washington Post y ABC News a mediados de mes indica que un 49 por ciento de los norteamericanos no está de acuerdo con la puesta en práctica esta medida, que cuenta con el apoyo de un 48 por ciento de los preguntados.

Estos datos, junto al excesivo coste de la reforma, han sido los argumentos especialmente destacados por los senadores republicanos. "Esto no es una verdadera reforma sanitaria y no es lo que quiere el pueblo americano", declaró el senador por Idaho, Mike Crapo. "Esta propuesta desembocará en costes más elevados para los estadounidenses, punto".

Para sus partidarios, el sistema sanitario actual es "insostenible", en palabras del senador independiente Bernie Sanders. "46 millones de personas carecen de seguro, 45.000 mueren cada año porque no tienen acceso a un médico. Un millón de estadounidenses se encuentran en bancarrota por gastos médicos. Hace falta una reforma y hace falta ya", declaró al programa de CBS 'The Early Show'.

Reid, por su parte, simplemente ha pedido que se aborde el tema en el máximo organo legislativo de Estados Unidos para responder a las necesidades de los estadounidenses afectados por el actual sistema sanitario. "La pregunta es: ¿cómo puedes ser senador estadounidense y tener miedo de debatir la reforma sanitaria?", declaró al diario 'The New York Times'.

El Senado admite a debate la reforma del sistema sanitario estadounidense