viernes. 29.03.2024

“Es momento de alentar la reconciliación nacional y de ver hacia delante”, manifestó Peña Nieto

Las encuestas se confirmaron y Enrique Peña Nieto será el próximo presidente de México, a partir del próximo 1º de diciembre. A la espera de los resultados oficiales, los datos del conteo rápido ofrecidos por el Instituto Federal Electoral han sido claros. Pero el segundo colocado, Andrés Manuel López Obrador, no admitió todavía su derrota, dijo que no está dicha la última palabra y anunció que no fijará su postura hasta que se dé a conocer el resultado oficial de todas las urnas, lo que sucederá el miércoles.

“No descalifico lo que se está dando a conocer oficialmente, sencillamente no hay todavía los datos, hace falta tener el escrutinio legal”, afirmó el candidato del izquierdista PRD. Su reconocimiento de los resultados es vital para despejar el fantasma de un conflicto postelectoral como el de hace seis años, cuando el mismo López Obrador denunció fraude después de perder por el 0,56 %. Pero el candidato de la izquierda también dijo que estaría a la altura de las circunstancias y que de ninguna manera iba a actuar de forma irresponsable.

Josefina Vázquez Mota, la candida oficialista del PAN, por el contrario, admitió muy rápido que los resultados no la estaban favoreciendo: “con su voto la ciudadanía ha hablado y a los contendientes nos corresponde acatar los resultados de las urnas”, afirmó. La candidatura del PAN sufrió un duro castigo, ya que cayó al tercer lugar, después de dos gobiernos sucesivos.

Tres días antes de las elecciones, todos los candidatos presidenciales se comprometieron a respetar el resultado, fuera cual fuera, y expresaron su respeto por las autoridades electorales. Aunque durante la jornada se denunciaron episodios como compra de votos, acarreo de votantes y otras prácticas irregulares, no parece que hayan sido prácticas suficientemente significativas o que pudieran cambiar el resultado. Según el presidente del IFE, fue una jornada electoral ejemplar, participativa y en paz. La votación fue superior al 62 % del padrón, lo que supone la elección con mayor participación en la historia de México.

En su primer mensaje al país, desde la sede del PRI, Peña Nieto aseguró que ejercería una presidencia democrática, moderna, abierta a la crítica y dispuesta a escuchar. “Es momento de alentar la reconciliación nacional y de ver hacia delante”, manifestó. Tuvo un gesto para el presidente saliente, Felipe Calderón, que lo llamó para felicitarlo, y le agradeció “por su vocación democrática, por su respeto y conducta institucional en este proceso electoral”.

Hizo una referencia al principal problema que vive estos años México, el de la violencia del crimen organizado, que desde el 2006 ha provocado la muerte de al menos 50.000 personas. “La lucha contra el crimen va a seguir con una nueva estrategia para proteger la vida de los mexicanos”, afirmó, al tiempo que aseguraba que no habría pacto ni tregua frente al crimen organizado.

El virtual presidente electo reconoció que la ciudadanía le había dado al PRI una segunda oportunidad. “Las expresiones de la sociedad han tomado otros rumbos, especialmente las de los jóvenes. Con la renovada participación de los jóvenes de nuestro país, México ganó”, dijo Peña Nieto, que durante la campaña sufrió el repudio del colectivo de estudiantes #YoSoy132. “Escucho a los estudiantes, pero también a los que no pudieron continuar su formación, escucho a todos los jóvenes y les digo que vamos a seguir construyendo la democracia”, dijo en este primer discurso.

Peña Nieto será el primer presidente priista de las últimas décadas que no le debe el puesto al dedazo de su antecesor. La recuperación del PRI es notable, teniendo en cuenta que en las anteriores elecciones, el 2006, quedó tercero y lejos de los dos primeros: el candidato priista, Roberto Madrazo, en alianza con el Partido Verde, solo sacó entonces el 22, 26 % de los votos.

Doce años fuera del poder llevan a todo el mundo a preguntarse cuál es el PRI que ingresa con Peña Nieto en la residencia de Los Pinos. Las primeras declaraciones del virtual presidente electo parecen ir destinadas a despejar dudas, pero durante la campaña fue muy debatida la cuestión de qué supondría la vuelta del PRI.

En un artículo en la revista mexicana Nexos, el escritor Luis Rubio, presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo, sostuvo que no debía caber ninguna duda de que los priistas “vienen por la restauración del viejo sistema”. Y señaló que la mejor manera de visualizar lo que se viene es recordar lo que ocurrió en Rusia, donde la era Yeltsin, caracterizada por el desorden en el gobierno y libertades inauditas, acabó con la llegada de Putin para imponer orden, “eliminando muchas de las libertades que la sociedad rusa había ganado, pero sin retornar íntegramente al viejo sistema”.

El escritor y politólogo Jorge G. Castañeda, sin embargo, en un comentado artículo publicado hace unos días en Los Angeles Times, sostuvo que no había que temer una victoria del PRI, aunque no era el resultado que él deseaba. Y lo argumentaba en base a los cambios que se han producido estos doce años en el país: el nuevo gobierno tendrá una oposición fuerte en el Congreso, varios gobernadores serán opositores, incluyendo el influyente DF (bastión del PRD), hay una prensa más fuerte e independiente, la sociedad civil está mejor organizada y muchas instituciones, como la Corte Suprema, el Banco Central, el Instituto Federal Electoral o la Oficina Nacional de Estadísticas, han conquistado su autonomía. Además, lógicamente, de que el mundo es otro y México asumió compromisos internacionales que no tienen retorno.

No obstante, hay viejos vicios que vuelven. El nuevo presidente llega al poder de la mano de Televisa, el gigante de la televisión en español, una empresa privada que desde sus orígenes estuvo al servicio del PRI. Emilio Azcárraga, su propietario de entonces, se declaró abiertamente soldado del PRI. Y contó para ello con el mítico Jacobo Zabludovsky, su periodista estrella, que se encargó durante muchos años de presentar en el informativo de la noche.

La campaña de Peña Nieto fue bastante falta de contenido, pero una de las estrategias de campaña se basó en el lema “Te lo firmo y te lo cumplo”, con cientos de compromisos firmados públicamente ante notario durante la campaña. Ya lo hizo cuando fue gobernador del Estado de México. Prometió, por ejemplo, crear una comisión anticorrupción, una institución autónoma que podrá investigar las denuncias ciudadanas sobre cualquier nivel de gobierno. También declaración jurada de bienes para todos los integrantes de los niveles superiores del gobierno federal. Y una reforma política para adelgazar las filas del Congreso.

El PRI, doce años después