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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 11.1.2010

El ministro principal de Irlanda del Norte, Peter Robinson, no ha tenido más remedio que dejar el cargo ante la tremenda presión política y mediática por el escándalo sexual en torno a su mujer. La renuncia es temporal, por un plazo de seis semanas, período durante el que tomará las riendas la ministra de Empresas, Comercio e Inversión, Arlene Foster.

La decisión de Robinson de abandonar temporalmente el cargo se produce después de que su partido, el Partido Unionista Democrático (DUP), le expresara su "pleno apoyo". "Se ha acordado unánimemente que, a pesar de los intentos realizados por los elementos de la prensa y nuestros oponentes políticos para obligar (...), a Peter Robinson a dimitir como líder del partido, le ofrecemos nuestro apoyo incondicional y nuestro deseo de que permanezca en su puesto como líder del DUP", afirmó el 'número dos' de la formación, Nigel Dodds, quien compareció junto al histórico líder del partido y ex ministro principal Ian Paisley.

Pero lo cierto es que la situación era ya insostenible. Después de que la BBC informara, a principios de la semana pasada, de que Peter Robinson no había confesado a las autoridades que su mujer, Iris Robinson, no había declarado las 50.000 libras que le prestaron dos empresarios inmobiliarios para que su amante de 19 años, Kirk McCambley, pudiera abrir un café con ayuda municipal, se han sucedido las revelaciones sobre el caso. Al parecer, la primera dama irlandesa, antes de salir con el chico, también había tenido relaciones con el padre del joven, un carnicero de Belfast. Y, para colmo, ya había tenido un affaire extramarital hace unos años con un colega de su partido, el DUP, que descubrieron dos policías del Ulster que vigilaban su propia residencia.

Las historias sentimentales de Mrs, Robinson, (como ya se la conoce en todo el mundo en recuerdo del personaje de la célebre película "El Graduado" que, a fines de la década de 1960, protagonizaron un entonces ignoto Dustin Hofmann, Anne Brancroft y Katharine Ross), no tendrían tanta importancia si no fuera conocida como una abogada moralista, que ha abanderado campañas contra el aborto y los homosexuales, en un país de mayoría católica. Por eso, el mismo partido al que pertenece y que ha respaldado a su marido, ha reclamado que ella renuncie a los cargos que tiene tanto en el Parlamento de Belfast como en el de Londres, además de dimitir en el partido, de religión protestante. Actualmente, la primera dama está recibiendo tratamiento psiquiátrico.

El escándalo ha llegado en un momento crítico para Irlanda del Norte, la provincia del Reino Unido que durante años fue sacudida por la lucha armada entre la guerrilla católica del IRA (Ejército Republicano Irlandés) y las fuerzas protestantes apoyadas por el gobierno central de Londres. El conflicto dejó unos 3.500 muertos. Firmada la paz, unionistas protestantes y republicanos católicos formaron un gobierno de unidad, enfrascado en la actualidad en duros debates sobre el acuerdo con Londres para la transferencia de poderes judiciales y policiales.

Ahora, mientras el escándalo continúa, la Asamblea de Irlanda del Norte teme que la coalición entre unionistas y el Sinn Fein colapse, con voces como la del ex primer ministro y líder del Partido Unionista del Ulster (UUP) David Trimble clamando contra Robinson: "Peter Robinson ha perdido su autoridad en el partido y en el sistema. Si va a luchar para limpiar su nombre, el lugar desde donde debe hacerlo es desde las filas traseras".


El escándalo ha podido con Mr. Robinson