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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 22.9.2009

Manuel Zelaya ha asegurado que, desde la madrugada, las fuerzas de seguridad hondureñas han estado "reprimiendo" a cientos de personas que se encuentran en los alrededores de la sede diplomática brasileña, donde se ha refugiado tras volver por sorpresa al país tres meses después del golpe de Estado que lo sacó del poder. "Nuestro pueblo ha sido atacado cerca de las 5:30 de la mañana (13.00 hora peninsular española) con bombas lacrimógenas y bombas de ruido y no tienen ninguna consideración con ese pueblo", ha declarado Zelaya a la cadena Telesur.

Un testigo ha dicho a Reuters que efectivos policiales desalojaron durante la madrugada a cientos de personas que se manifestaban a favor de Zelaya en el exterior de la sede diplomática con gases lacrimógenos, aunque se desconoce si hay heridos.

La carga se habría producido durante el toque de queda decretado por Micheletti que se extenderá hasta las 18.00 horas de hoy (02.00 horas de mañana en España). El presidente golpista ha responsabilizado a Zelaya de cualquier "acto vandálico" que se produzca en las próximas horas.

Los cuatro aeropuertos internacionales de Honduras han tenido que suspender todas sus operaciones, lo que ha obligado al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, a suspender su viaje a ese país, según ha informado Telesur.

Pese a esta situación, el presidente legítimo ha hecho un llamamiento a la población a que se acerquen a la Embajada de Brasil para presionar al régimen de Micheletti. "No es posible que seamos atacados por luchar por los pobres de este país", ha señalado. Zelaya ha criticado de esta manera las "acciones represivas" el Ejército hondureño que ha "logrado intimidar, disparar, pero (a pesar de esto) estamos dispuestos a lograr una comunicación que nos permita luchar por la libertad de nuestro pueblo".

El mandatario depuesto llegó ayer a Tegucigalpa, 86 días después del golpe de Estado que lo derrocó, y se refugió en la Embajada de Brasil. Según ha dicho, el propósito fundamental de su regreso a Honduras es poder establecer un diálogo con el Gobierno "de facto" para poner fin a la crisis política: "Vine pacíficamente y desarmado, como usted lo ha visto, y hemos sido recibidos prácticamente a balazos, los he invitado al diálogo y nos contestan con armas, nos contestan tirando gas a la embajada para dispersar al pueblo, afectando, hiriendo con disparos".

Carga policial contra los partidarios de Zelaya