Este pla se desarrollará en un plazo de 25 años, aunque el grueso de las inversiones previstas se llevará a cabo en los próximos cinco años, coincidiendo con la celebración del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
De hecho, de la inversión total prevista en el plan de estímulo económico, se espera que en el transcurso de los próximos cinco años se desembolsen 79.500 millones de reales (31.830 millones de euros), casi el 60% del total, en concesiones al sector privado en términos muy favorables por parte del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES).
En concreto, este programa contempla la construcción y modernización de 7.500 kilómetros de carreteras y de 10.000 kilómetros de vías férreas, con el fin de mejorar las comunicaciones entre las áreas de producción y los nudos de comunicaciones. De hecho, se espera que el Gobierno brasileño desvele en los próximos días un plan de mejoras dirigido a los aeropuertos y puertos marítimos de Brasil.
"Empezamos por las carreteras y los ferrocarriles, pero, obviamente, también nos ocuparemos de los aeropuertos, los puertos y vías fluviales", dijo Rousseff, quien destacó el clima de estabilidad macroeconómica del que disfruta la sexta mayor economía mundial, lo que ofrece a los inversores privados una atractiva rentabilidad y "seguridad jurídica e institucional".
Brasil, la segunda mayor economía entre las potencias emergentes, experimentó un crecimiento del 7,5% en 2010, su mayor expansión en dos décadas, pero en 2011 ralentizó su crecimiento hasta el 2,7% y se espera que este año su producto interior bruto (PIB) crezca un 2% ó menos.